El equipo de Pastoral Social, dirigido por monseñor Jorge Casaretto, se prepara para dar pelea. La encuesta: “Un despropósito”.
Fuente: Diario Crítica
“Droga es sinónimo de muerte.” Esta fue la afirmación que encabezó un documento de la Conferencia Episcopal Argentina presentado en noviembre pasado y que, además, preocupa a varios obispos. Es por eso que el presidente de la Comisión de la Pastoral Social, Jorge Casaretto, insistirá con no retroceder en los cuestionamientos de la postura oficial respecto del consumo de marihuana, a pesar de la instalación del conflicto agrario como eje del plenario.
El equipo pastoral social ya manifestó su preocupación al respecto y calificó las decisiones gubernamentales como un “despropósito”. En aquella oportunidad, el que salió al cruce de Casaretto fue el ministro de Justicia, Aníbal Fernández. “No hay precepto en la doctrina de la Iglesia que pida prisión para un adicto.”
Según informaron fuentes eclesiásticas, monseñor Casaretto planteará que sean retomados los siguientes puntos que habían sido planteados en noviembre pasado en el documento de la Conferencia Episcopal:
* Indignos escenarios de la muerte. El narconegocio se instaló en nuestro país, prospera exitosamente, destruye familias y mata. Nuestro territorio ha dejado de ser sólo un país de paso. Avanza sobre la inocencia y fragilidad de los niños.
* Las causas. Los jóvenes se sienten sin raíces, obligados a afrontar un presente fugaz y un futuro incierto. Se suma a esto que muchas veces ellos no encuentran adultos disponibles para la escucha y la comprensión. De tal forma que la drogadicción no es sólo un problema de “sustancias”, sino de cultura, valores, conductas y opciones.
* Caminos a recorrer. Todos sabemos algo acerca de la droga, es un tema de la vida cotidiana en nuestras casas. Al mismo tiempo, advertimos que es una realidad muy compleja: por un lado, su organización con métodos mafiosos y vínculos insospechables en todos los niveles parece no tener límites; por otro, la ausencia de valores en todos los estratos sociales, el escándalo de la pobreza y la exclusión social achican los horizontes y esperanzas de nuestros jóvenes.