
El candidato a jefe de Gobierno porteño se reunión con Martín Lousteau para limar asperezas e incorporar a parte de la estructura radical de cara a octubre. Todavía no hubo foto de unidad.
Jorge Macri se impuso en las elecciones PASO por poco más de un punto sobre el dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), Martín Lousteau para la jefatura de Gobierno porteño -28,66% el referente del PRO y 27,16 % para el economista-, y el objetivo de cara a octubre es tratar de ganar en primera vuelta. Pero el ministro de Gobierno porteño sabe que el apoyo del radicalismo será clave.
Todavía no hubo foto de unidad entre los dos candidatos. El fuego cruzado entre los dos sectores antes del 13 de agosto, primero con la polémica por la candidatura de Macri y, posteriormente, por el ida y vuelta por las declaraciones de Franco Rinaldi (la UCR pidió su renuncia), dejaron heridas que todavía no cicatrizaron.
Sin embargo, a pesar de las discusiones públicas y la frase de Macri sobre que no levantaría «el teléfono» para «dialogar» con Lousteau, el economista y líder de Evolución Radical expresó post victoria que sus propuestas «están a disposición», aunque fue más formalidad que un gesto noble para fortalecer la unidad del espacio oficialista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Además, el partido centenario todavía está ciertamente dolido por la decisión de Macri de elegir a Clara Muzzio (PRO) como su candidata a vicejefe de gobierno. A Jorge lo acusan de expulsar al radicalismo por su triunfo, a pesar de que solo le ganó por un punto y medio en una interna que fue muy disputada y que contó con el condimento de la Boleta Única Electrónica -que no se utilizará en octubre-.

Para eso, los dos dirigentes porteños saben que deben fortalecer la unidad y en los últimos días buscaron limar asperezas para poder evitar ir a segunda vuelta y poner en peligro el triunfo la Ciudad. El objetivo es evitar un posible balotaje con Leandro Santoro, de Unión por la Patria (UP) o, incluso, con Ramiro Marra (en menor medida), de La Libertad Avanza.
Por eso, el primo del expresidente y Lousteau se reunieron y acordaron abrir el comando de campaña para incorporar a dirigentes radicales a la mesa, el armado y el trabajo territorial de cara al 22 de octubre.
Martín Ocampo, legislador porteño cercano a Daniel Angelici; y la auditora, candidata a diputada y titular de la UCR local, Mariela Coletta, se sumaron a la mesa del jefe de la campaña, Fernando de Andreis (ex secretario general de la Presidencia). Lo mismo hicieron la especialista en opinión pública, Mora Jozami; los dirigentes Ezequiel Sabor y César «El Tuta» Torres, ambos de máxima confianza del candidato a jefe de Gobierno.
Coletta fue quien ejecutó el pedido a la junta electoral de Juntos por el Cambio en CABA para que echaran a Franco Rinaldi de la boleta a legisladores.

Emiliano Yacobitti, uno de los hombres de confianza de Lousteau, no estaría de acuerdo de mostrar un apoyo explícito desde la UCR porteña para con el candidato a jefe de Gobierno del PRO. Sin embargo, teniendo en cuenta que la lista de legisladores y comuneros está integrada por muchos dirigentes de la UCR producto de la paridad en la elección, tarde o temprano, esa foto se terminaría dando.
La campaña de Jorge Macri buscará ser «positiva» -sin confrontaciones-, mostrarse como un hombre de gestión y tejer encuentros con distintos dirigentes del espacio amarillo, entre ellos, Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, la propia Patricia Bullrich -su encargado de campaña porteña, Ezequiel Daglio, prepara fotos con él-, y habrá más actividades con el jefe de Gobierno actual, Horacio Rodríguez Larreta.
El objetivo de campaña que tiene el PRO es evitar el balotaje en la Ciudad, lo que supone obtener el 50 % de los votos o más -en 2019 ocurrió cuando Larreta alcanzó el 55 %-. Sin embargo, el trabajo territorial y calmar las aguas con el radicalismo será fundamental para asegurar un eventual triunfo en primera vuelta.