
La Cámara de Diputados volvió a exponer las debilidades del oficialismo en el Congreso. Esta vez, el punto de quiebre fueron las discusiones sobre el financiamiento universitario y la crítica situación del Hospital Garrahan. Lo que parecía una sesión más terminó revelando un escenario cada vez más complejo para Martín Menem, que no solo ve alejarse a los gobernadores, sino que también empieza a perder soldados dentro de su tropa parlamentaria.
En una jornada clave, legisladores que hasta hace poco eran aliados del oficialismo votaron junto a la oposición para forzar el tratamiento en comisión de dos temas sensibles: el aumento presupuestario para las universidades y la emergencia en el hospital pediátrico de referencia del AMBA. Entre ellos estuvieron Marcela Pagano y Lourdes Arrieta, dos diputadas de La Libertad Avanza enfrentadas con Menem, que respaldaron la moción promovida por el peronismo y otros espacios dialoguistas.
La sangría también incluyó al MID de Oscar Zago y Eduardo Falcone, así como a referentes del PRO como Sofía Brambilla y Héctor Baldassi. Pero el dato político más fuerte lo dio la UCR: Rodrigo De Loredo, Mariano Campero y Martín Arjol se pronunciaron a favor de la medida, marcando distancia con la Casa Rosada en un momento donde las tensiones internas en el radicalismo y la presión territorial se mezclan con el descontento hacia la conducción libertaria.
El resultado fue categórico. El oficialismo solo logró reunir 68 votos en contra del tratamiento de la suba de partidas universitarias y 66 en el caso del Garrahan. La oposición, en cambio, superó ampliamente la mayoría simple con 161 y 164 votos, dejando al descubierto el debilitamiento del bloque libertario y la dificultad para sostener el famoso “escudo legislativo” de 87 diputados que necesita Milei para blindar sus vetos.
La maniobra legislativa también contó con el respaldo de la bancada de Innovación Federal, que responde a gobernadores como Gustavo Sáenz, Alberto Weretilneck y Carlos Rovira, y se alineó con el peronismo, el radicalismo de Facundo Manes y el bloque de Pichetto.
En este contexto, el margen de maniobra del presidente Milei en la Cámara baja es cada vez más limitado. El desgaste con los gobernadores, las internas en La Libertad Avanza y el creciente rechazo de sectores del PRO y la UCR, amenazan con erosionar la base parlamentaria que el oficialismo necesita para sostener su agenda.
La tensión llegó incluso a la interna macrista: según trascendió, Cristian Ritondo discutió acaloradamente con Gabriel Bornoroni por aceptar que las votaciones fueran nominales, una jugada que dejó expuestos a varios diputados que intentaban esquivar el costo político de oponerse a demandas sociales tan sensibles.
Lo que está claro es que el respaldo legislativo a Javier Milei ya no es el mismo. Y que, si el clima en Diputados no cambia, las próximas votaciones podrían marcar el inicio de una nueva etapa: la del gobierno en minoría.