La controversia provocada por la visita de diputados libertarios a Alfredo Astiz y otros represores de la última dictadura en la cárcel de Ezeiza sigue sin resolverse para el oficialismo. Aunque hubo un intento de la cúpula de La Libertad Avanza de minimizar el tema en una reunión de bajo perfil, las repercusiones continúan.
Dos de las diputadas que participaron en la visita, Rocía Bonacci y Lourdes Arrieta, han intentado distanciarse del incidente, pero sus explicaciones no han sido bien recibidas ni siquiera por sus compañeros. Beltrán Benedit, líder de la comitiva, y otros legisladores aún no han hecho declaraciones al respecto. Martín Menem enfrenta el desafío de gestionar una sesión especial el 7 de agosto, en la cual se espera que la oposición pida sanciones y exprese su repudio por el incidente.
Un nuevo elemento ha surgido con la oficialista Marcela Pagano, quien está organizando un acto en honor a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, secuestradas por Astiz en 1977. Pagano planea un homenaje a estas religiosas, que formaban parte de la Iglesia de la Santa Cruz, pero aún no ha definido los detalles del acto, como la posible visita a la parroquia junto a diputadas de distintos partidos políticos.
Este acto de desagravio se enfocaría en las monjas, aunque también se recuerda a las Madres de Plaza de Mayo y otros militantes secuestrados en la misma operación. Los cuerpos de algunas de estas víctimas fueron encontrados y enterrados como NN, siendo identificados solo con el retorno de la democracia.
La iniciativa de Pagano podría distanciarla aún más del bloque de La Libertad Avanza, especialmente después de su tuit homenajeando a Eva Perón, que incluyó una mención a Cristina Kirchner. Esto también podría ser visto como un gesto hacia Victoria Villarruel, quien ha sido criticada por la Casa Rosada y cuya posición en el partido de Milei ha sido cuestionada.
La crisis interna del bloque oficialista parece intensificarse a raíz del escándalo por la visita de Astiz y otros represores condenados por delitos de lesa humanidad. En la primera reunión después del incidente, el presidente de la Cámara baja, Gabriel Bornoroni, intentó dar una nueva explicación: que se trató de una maniobra de prensa para perjudicar al oficialismo. Según fuentes libertarias, se habría transmitido que Menem prefiere discutir las diferencias internamente y no en público. La versión oficial había sido que la visita fue una decisión personal de los diputados involucrados.
En la reunión libertaria, Benedit permaneció en silencio, mientras que Guillermo Montenegro defendió la visita, argumentando que no fue un acto de apoyo a los condenados, sino para evaluar sus condiciones de detención. Según Montenegro, la visita buscaba verificar la situación humanitaria de los prisioneros, quienes se quejaron de malas condiciones y falta de medicación.
Curiosamente, Bonacci y Arrieta, quienes afirmaron haber sido engañadas sobre el propósito de la visita, no asistieron a la cumbre oficialista. Arrieta, quien dijo que no conocía a los represores, fue cuestionada por un diputado libertario que estuvo en la reunión nocturna encabezada por Menem.
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