Tras las acusaciones por el atentado contra la expresidenta, el diputado de Pro fue excluido de la mesa directiva de la ministra de Seguridad, aunque aún mantiene vínculos con ella. Ahora, con el comienzo del juicio por el atentado, busca recuperar su posición perdida. Bullrich nombró en Seguridad al perito que borró los teléfonos de las secretarias de Milman.
Gerardo Milman estuvo junto a Patricia Bullrich durante más de seis años, siendo su mano derecha en el Ministerio de Seguridad durante el mandato de Mauricio Macri. Posteriormente, cuando Bullrich asumió la conducción del Pro a finales de diciembre de 2019, Milman se transformó en un operador todoterreno de su líder política. Aunque Mauricio Macri desconfiaba de él, Milman fue el cerebro detrás de la estrategia para enfrentar a Horacio Rodríguez Larreta y construir un proyecto presidencial. Ningún acuerdo se concretaba sin la aprobación de Milman.
No obstante, el 23 de septiembre de 2022 marcó un cambio significativo en la relación entre Milman y Bullrich. Ese día, Jorge Abello, un asesor del bloque kirchnerista en Diputados, se presentó en los tribunales federales de Comodoro Py y declaró que el 31 de agosto, dos días antes de que Fernando Andrés Sabag Montiel intentara dispararle a Cristina Kirchner en la puerta de su casa en Recoleta, había oído una conversación entre Milman y su asistente de entonces, Ivana Bohdziewicz, en el bar Casablanca, ubicado cerca del Congreso. Según Abello, quien acudió a la Justicia más de veinte días después del incidente, Milman habría dicho: “Cuando la maten, voy a estar camino a la Costa”.
Desde ese día, Milman quedó en el centro de la controversia. A pesar de que la jueza María Eugenia Capuchetti, responsable de la causa por el intento de asesinato contra Cristina Kirchner que recientemente llegó a juicio, desestimó la versión y denunció a Abello por falso testimonio, Milman enfrentó un exilio político. Fue apartado del círculo cercano de Bullrich, quien no le perdonó las “desprolijidades” relacionadas con la contratación de asesores en Diputados y necesitaba manejar los daños antes de las elecciones.
Milman afirma con orgullo que no fue imputado en la investigación, aunque la expresidenta, quien es querellante en el caso, sigue insistiendo en que la Justicia debe investigar si Milman tuvo alguna participación en el ataque. En el entorno del diputado se argumenta que fue víctima de una supuesta operación del kirchnerismo, diseñada para afectar el proyecto presidencial de Bullrich, quien en ese momento era la candidata más competitiva de Juntos por el Cambio según las encuestas.
Aunque la ministra lo expulsó de su grupo de colaboradores para protegerse y minimizar el costo político de las denuncias, Milman siguió siendo un miembro leal de la organización de Bullrich. Su mandato como diputado nacional se extiende hasta 2025, y mantiene su puesto en la mesa provincial de la ministra de Seguridad de Javier Milei, donde también participa Florencia Retamoso, su expareja. Además, antiguos colaboradores suyos fueron designados en puestos dentro del Ministerio de Seguridad. Sin embargo, ya no tiene el protagonismo que ostentaba en el equipo de Bullrich hasta septiembre de 2022. Ha dejado de ser consejero e interlocutor autorizado para cerrar acuerdos, pasando de ser el personaje más influyente del entorno de Bullrich a ser simplemente un integrante más del grupo de leales a la ministra.
Después de enfrentar un fuerte desgaste debido a las denuncias y la presión del kirchnerismo para que se investigue su supuesta participación en el intento de magnicidio de la expresidenta, Milman permaneció alejado la escena pública durante meses.
Bullrich y Milman forjaron una relación sólida cuando formaron parte del «Grupo A» en 2009, un frente de resistencia al kirchnerismo en el Congreso. En el Ministerio de Seguridad, Milman fue su escudo y aliado, especialmente durante los conflictos con Eugenio Burzaco. En su momento fuera del gobierno, Milman ayudó a Bullrich a negociar con Larreta en 2021 y promovió la inclusión de Milei en la coalición de Juntos por el Cambio para evitar la pérdida de votos.
Bullrich tenía en mente a Milman como su jefe de campaña para 2023, pero el atentado contra Cristina Kirchner cambió esos planes. Con Milman bajo sospecha por parte del peronismo, Bullrich decidió apartarlo. Finalmente, ese puesto fue ocupado por Juan Pablo Arenaza. Además, el diputado Damián Arabia, encargado de las alianzas en el interior, y Pablo Walter, influyente en la estrategia en Buenos Aires, también reemplazaron a Milman, quien estaba a cargo de la articulación política y la estrategia en dicha provincia.
El vínculo entre ambos es un misterio para muchos dirigentes de Pro. Aunque Bullrich se distanció de su exmano derecha, no cortó todos los lazos. Según fuentes de Pro, la ministra de Milei lo ha aconsejado y le habría ayudado a pagar los honorarios de sus abogados. El año pasado, Milman designó como defensor a Manuel Barros, quien había sido abogado de la Gendarmería Nacional en el caso Maldonado. “La relación entre Milman y Bullrich es muy particular”, comenta un referente de Pro que conoce desde hace años la intimidad del círculo cercano de la ministra. Allegados a Milman destacan el apoyo de Bullrich, a pesar de que decidió apartarlo por razones éticas y morales. Admiten que sufrió el “asedio” del kirchnerismo y afirman que su lealtad a Bullrich es inquebrantable. De hecho, él fue uno de los promotores de la idea de que Bullrich compita en 2025 como candidata a senadora nacional. Sin embargo, los seguidores de Bullrich son cautelosos: “No lo tiró a las vías del tren, pero lo bajó el copete. Ella no lo menciona”, resumen.
Tras el inicio del juicio, el diputado de Pro se muestra tranquilo pese a que Cristina Kirchner insiste en que se le investigue. “Todas las pruebas que se presentaron en primera instancia dieron negativo a cualquier participación de Gerardo”, afirman cerca de Milman.
Sin influencia en el entorno político de Bullrich, el diputado se replegó y mantuvo un perfil bajo durante el año electoral. Sin embargo, con la llegada de Milei a la Casa Rosada, volvió a destacar en las discusiones en comisiones de Diputados. Es vicepresidente de la comisión de Deportes y secretario de la comisión del Mercosur. Hace pocas semanas, reapareció en un acto político, a pesar de que Bullrich lo había alejado de su círculo político. Fue el sábado 18 de mayo, cuando Bullrich se trasladó a Luis Guillón, en Esteban Echeverría, para lanzar una línea de liberales en Pro. Así, buscó escenificar su ruptura con Macri y su apuesta por unirse con Milei en 2025. Milman estuvo presente en el evento junto a la comitiva de legisladores y dirigentes leales a Bullrich. Ese día también asistieron Diego Valenzuela, nuevo aliado de la ministra, y Sebastián Pareja, armador de Karina Milei en Buenos Aires.
Con el inicio del juicio contra Sabag Montiel, su novia Brenda Uliarte y Nicolás Gabriel Carrizo, la expresidenta insistió en sus redes sociales con un retuit en el que afirmaba que Milman debería ser investigado no solo por sus supuestos comentarios en Casablanca, sino también por haber borrado, junto con un perito, el teléfono de su asesora Bohdziewicz en las oficinas de Bullrich en Avenida de Mayo, según relató la joven ante la Justicia. Ese día también estuvo presente Carolina Gómez Mónaco, quien trabajaba en la Cámara de Diputados para Milman.
En su declaración ante el Tribunal Oral Federal 6, integrado por Sabrina Namer, Adrián Grünberg e Ignacio Fornari, el joven Sabag Montiel afirmó que no conoce a Milman. “No lo vi en mi vida. Sé que se lo mencionó de forma mediática”, dijo. En concreto, sostuvo que actuó solo y que no hubo un complot político ni instigadores. Esto representa un alivio para Milman después de los días más oscuros.
En este contexto, Patricia Bullrich realizó un nombramiento crucial en el Ministerio de Seguridad al designar a Jorge Adolfo Teodoro como director de Tecnología de la Información y Comunicaciones. El ingeniero ha sido mencionado como el perito que habría borrado los teléfonos de las secretarias de Gerardo Milman.
El dirigente social Juan Grabois fue quien señaló que el perito en cuestión sería Jorge Adolfo Teodoro. Su rol es crucial según la querella de CFK, ya que habría colaborado para obstruir la investigación sobre la posible línea «política» del atentado.
Teodoro ha trabajado durante muchos años junto a Bullrich, desempeñándose anteriormente como director de Informática durante la gestión anterior de Bullrich en el Ministerio de Seguridad. En las elecciones recientes, fue uno de los dos responsables tecnológicos designados por JxC.
El ingeniero electrónico es parte del equipo del IEES de Bullrich, donde se le describe como consultor con amplia experiencia en el diseño, integración e implementación de proyectos TIC complejos en el sector público y privado. Fue precisamente en esas oficinas donde se habría llevado a cabo el borrado del teléfono de la secretaria de Milman.
El IEES es el sucesor del Instituto de Estudios Argentinos en Políticas Públicas (Idear), fundado en 2006 por Guillermo Yanco, pareja de Bullrich. En 2016, el Idear se transformó en el IEES y fue objeto de controversia el año pasado, cuando el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos decretó su intervención.
Durante la intervención, se descubrió que el IEES había pagado seminarios por más de 4.000.000 de pesos, que no estaban relacionados con la seguridad, el área de expertise del instituto. Bullrich logró que la justicia suspendiera la intervención y el escándalo se disipó rápidamente.
En el IEES, Bullrich rodeó a sí misma con funcionarios de su confianza. Las figuras principales son Bullrich y Martín Siracusa, quien actualmente es secretario de coordinación administrativa del Ministerio de Seguridad. Siracusa fue responsable de enviar telegramas a sindicatos y organizaciones sociales para cobrarles por operativos durante movilizaciones. Además de Teodoro, también está en el equipo Carlos Manfroni, quien fue jefe de gabinete de Bullrich en el Ministerio de Seguridad. Manfroni, excolumnista de la revista Cabildo, coescribió un libro con Victoria Villarruel y propuso durante la campaña una alternativa para los mayores de 70 años detenidos por crímenes contra la humanidad.