Durante 27 años, como si fuera un secreto, sólo rondaba en las voces de los vecinos lindantes al predio. En plena dictadura militar, la familia Fernández se mudó a ese barrio sin saber que su vecino de enfrente sería conocido como Casa SIN. En exclusivo para La Noticia Web, Marcelo se animó a relatar qué fue lo vio al asomarse por primera vez al balcón que daba justo al sitio al que sólo le conocía sus altos paredones. En la sesión de este miércoles se leerá una carta de los vecinos. El oficialismo duda de ciertos testimonios.
Por Matías Suárez
El pasado 28 de agosto, la Comisión de Memoria de Zona Norte realizó una señalización simbólica en el predio de Thames y Panamericana, donde funcionó durante la dictadura militar el Centro Clandestino de Detención del Servicio de Inteligencia Naval. Entre los vecinos que se acercaron a compartir su experiencia de vivir al lado del predio estaba Marcelo, que junto a su hermano, relataron lo que vieron al asomarse por su balcón en el momento en que el edificio estaba siendo derrumbado. Semanas más tarde, accedió a declarar ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep).
“Nosotros fuimos la primera casa que se levantó por arriba del muro, en 1982, en la época de la Guerra de Malvinas. Cuando hicimos el balcón ellos pintaron todos los vidrios de negro por adentro; incluso tenían un jardín de invierno detrás del edificio, que también lo pintaron”, reveló Marcelo, testigo casi privilegiado de los últimos tiempos de Casa SIN.
El vecino no dudó al afirmar: “Según Melchor Posse, el muro era histórico, pero Gustavo Posse para asfaltar la calle lo tiró abajo”. Era una pared de 1,80 metros de alto que rodeaba todo el predio. “Desde la calle no veías nada”, aseguró.
La democracia trajo un problema, que fue el no saber qué se iba a hacer con ese predio. Marcelo recuerda las disputas entre el barrio de la marina y los vecinos, que terminó por resolver el ex intendente Melchor Posse: “Al final vino Posse y dijo que el predio iba a quedar para los vecinos, por eso hicimos hacer la calle Rivera que antes no existía, porque el barrio de la marina y el predio estaban pegados”.
Luego de que el intendente tomara una resolución en el conflicto, Marcelo recuerda aún con asombro lo que nunca podrá olvidar: “Vinieron un día y en una semana lo tiraron todo abajo. Ahí es cuando nosotros vimos los subsuelos, desde el balcón veíamos las celdas que estaban debajo, eran como huecos en la pared de dos metros de profundidad”.
“Nosotros nunca pensamos que este lugar tenía subsuelos. La verdad que hasta que se fueron los militares nunca supimos nada de que acá detenían gente, pero después los vecinos empezaron a hablar. El día que hubo una reunión en la sociedad de fomento con Melchor Posse algunas personas dijeron que acá habían matado gente, le pidieron tirar el muro pero él dijo que no, porque tenía un valor simbólico muy importante”, reveló.
Durante la entrevista, Marcelo iba y venía en su desordenado relato, pero eso no impidió que casi como un desahogo no dejara los detalles de lado: “Un tiempo los vecinos pudimos entrar en el predio, pero por lo que habíamos visto teníamos miedo de pisar ahí porque no sabíamos si se iba a venir abajo”.
Marcelo al hablar no vaciló recordando lo que había visto, convencido reiteró: “Yo creo que los subsuelos están ahí. Y esas celdas tienen que estar ahí porque eran de la pared para adentro, es imposible que hayan desaparecido. Si empiezan a excavar, a los dos o tres metros van a ver los restos de lo que era el edificio”.
El Archivo Nacional de la Memoria, hasta el momento, no logró encontrar una imagen o fotografía de Casa SIN antes del derrumbe, pero Marcelo no escatima al describir como lo veía desde su balcón: “El edificio era grande, de dos plantas, era casi como una mansión con piedras a la vista, el techo era de laja gris oscura, y sus paredes parecían gruesas. No era una casa antigua, sino de la misma época que las casas del barrio de la marina”, y aclaró que “autos y camiones nunca vimos, lo único militares que andaban dando vueltas, a los vigías y a los guardias de la puerta. Igualmente tampoco había mucho movimiento en el barrio porque existían muchos baldíos. Según otros vecinos el movimiento de autos y camiones se daba a la noche, durante el día era muy tranquilo”.
Al concluir su relato Marcelo se mostró preocupado por la imposibilidad de recolectar otros testimonios como el suyo: “Hay vecinos que dicen que veían entrar a camiones y que se escuchaba gente pidiendo auxilio, pero por ahora no quieren ir a declarar; es una lástima, porque tienen miedo. En la Conadep me dijeron que era un testimonio valioso, porque lo que necesitan son testimonios de vecinos del lugar. Dicen que es importante porque a veces coincide con lo que contaron los que estuvieron adentro”.
LOS VECINOS TAMBIÉN EN CONTRA
Con una carta fechada el 17 de septiembre de 2010, Marcelo recorrió cada despacho de los concejales sanisidrenses. Adjuntó una lista con más de 90 firmas de vecinos y comerciantes lindantes al predio. El texto dice: “Los firmantes de este petitorio manifestamos nuestro rechazo a la venta, privatización y/o urbanización del predio ubicado en Ruta Panamericana, Thames, Rivera y Tupac Amarú, así como también cualquier proyecto vinculado en tal sentido, al mismo tiempo solicitamos la preservación y conservación del mismo”.
En el documento adjuntaron una propuesta alternativa que comienza con la siguiente declaración: “Antes que nada los vecinos queremos manifestar que nos sentimos engañados por la municipalidad. Ya que en su momento se nos aseguró para nuestra tranquilidad que el futuro del predio sólo se usaría para que los alumnos de la zona practiquen deportes. Hasta que a fines de 2009 vimos el desmantelamiento de lo baños y el cerco perimetral que había sido puesto para tal fin. Nunca fuimos notificados de la venta ni se realizaron audiencias públicas”.
Los vecinos proponen que “el sitio sea preservado como un espacio verde y un paseo público. Realizar el mural en el predio en homenaje a las víctimas del terrorismo de estado, según el pedido de los alumnos de la E.E.M. nro. 6 de San Isidro”. Durante su recorrida por las oficinas del Concejo Deliberante, Marcelo pudo hablar con algunos concejales y con el secretario José María Amado. “Según me dijo Amado la carta se va a tratar en la sesión del día 20”, reveló.
El rechazó de los vecinos a un emprendimiento inmobiliario en el predio es contundente, y Marcelo así lo afirmó: “A las victimas del terrorismo de estado se le faltó el respeto, y a los vecinos también. Nosotros nunca estuvimos a favor de que se construya nada acá, cuando lo empezó a usar el colegio italiano nos vinieron a preguntar, ahora que lo privatizaron no te preguntan nada. Nosotros queremos que se haga lo quieren los vecinos, que somos lo que tenemos derecho a decidir en dónde queremos vivir. Este era un lugar público y me parece que no se puede vender alegremente sin consultar a nadie y que nadie sepa nada. Nosotros los vecinos estamos en contra”.