El analista internacional, editor de NODAL y colaborador de Página 12 y Telesur, Gerardo Szalkowicz, dialogó con Urbana BA sobre la destitución de Vizcarra en Perú, del nuevo presidente, y el proceso de descredito a la clase política y rebelión popular que se vive en el país latino. Entrevista.
Sabemos que ayer el parlamento eligió un nuevo presidente, pero me parece que para analizar todo lo que está pasando hay que tomarse unos minutos…
Si. Lo que ha venido pasando estos últimos 10 días son el último capítulo de una institucionalidad peruana podrida y descompuesta, un sistema político que está agotado. Tuvo una expresión muy fuerte primero en la destitución bastante floja de papeles del presidente Martín Vizcarra, por un Congreso muy cuestionado. Se instaló mucho en Perú la idea de un golpe parlamentario, algo similar a lo que ocurrió con Dilma (Rousseff) en Brasil. Y el segundo eje importante es la movilización popular que eso generó, el rechazo masivo en las calles protagonizado por la juventud. Finalmente Merino tuvo que renunciar y en estos momentos está asumiendo Francisco Sagasti. Es el tercer presidente en una semana y el cuarto en apenas dos años.
Ahora, ¿a Vizcarra lo destituye el parlamento por causas de corrupción?
Lo destituyen en una sesión express. Perú tiene un artículo que permite que el Congreso le de salida en una sesión rápida, se llama moción de vacancia por incapacidad moral. Queda muy arbitrariamente a disposición de los congresistas qué interpretan por “incapacidad moral”. La cuestión que pesaba sobre Vizcarra era por presuntos hechos de corrupción, coimas en licitación pública cuando era gobernador de la provincia de Moquegua. Pero es una investigación que recién está en etapa preliminar. El Congreso de Perú es unicameral y tiene 130 legisladores. De esos, 68 están procesados por corrupción también.
2014 dijiste, claramente es algo en lo que se tiene que esperar a ver qué pasa. Porque sino cualquiera te forma una causa con lo que sea y te pueden destituir.
Totalmente, ese es el tema con esta famosa moción de vacancia que ya se llevó varios presidentes. Y bueno, después asumió también este presidente interino Manuel Merino, que es un empresario ganadero y era el titular del Congreso. Eso también despertó una furia bárbara porque puso un gabinete de ultraderecha, y lo primero que hizo fue reprimir las manifestaciones, con dos jóvenes asesinados, de 22 y 24 años. Eso fue lo que terminó de estallar la bronca y lo que le terminó costando el puesto a Merino, que solo estuvo cinco días. El domingo renuncia. Y desde entonces hasta hoy, no tuvimos presidente en Perú. Hubo más de un día y medio con el país sin presidente.
Hasta ahora, que asumió Sagasti.
Exactamente. Que es un tipo más de centro, más moderado. Es ingeniero industrial, viene del palo más académico, de la ciencia y la tecnología. Va a intentar apaciguar las aguas y encarar esta transición. En abril hay elecciones. Porque acá otro dato: todo fue en medio de la pandemia. En medio del quilombo, destituyeron a un presidente con una acusación muy laxa y faltando cinco meses para las elecciones.
¿Y a Sagasti lo elige el parlamento también?
Claro. El parlamento se juntó el domingo, votó una propuesta de que asumiera una mujer de centroizquierda. No logró los votos necesarios, por eso el domingo quedó vacante la presidencia. El lunes se eligió una nueva mesa directiva del Congreso, con Sagasti como presidente de esa junta. Y automáticamente queda designado como presidente por estos meses que quedan hasta las elecciones.
Esto me hizo acordar mucho al caso de Dilma Rousseff en Brasil. ¿Se puede hacer tranquilamente un paralelismo entre un país y el otro en lo que está pasando?
Si, tal cual. Por eso algunos hablan de golpe parlamentario, porque si bien se siguieron los mecanismos constitucionales, evidentemente las razones o pruebas eran bastante turbias y sin argumentos sólidos. Como en su momento se destituyó a Dilma. Y además, creo que más de un tercio del parlamento brasilero también estaba investigado por corrupción, y acá pasa lo mismo. Pero creo que lo central tiene que ver con las calles, porque hay una sensación de “que se vayan todos”. Hay un hastío contra toda la clase política, contra la política de los últimos 20 años. Hay una sensación parecida al 2001 acá.
Hay una cuestión con la Constitución de Perú, ¿no?
Es de 1993 y fue impuesta por el dictador Alberto Fujimori. Esa también es la clave de este sistema político, por eso desde algunos sectores ya están pidiendo no solamente que se cambie el Gobierno, sino que haya un proceso constituyente. Que se pueda armar una nueva Constitución, algo similar a lo que logró el pueblo chileno en las calles en los últimos tiempos.
¿Qué es lo que viene pasando en Perú hace 10 años?
Más que 10, diría 20. Fujimori fue el símbolo de una época, de los 90. Como Menem en Argentina; Fernando Enrique Cardoso en Brasil. Presidentes que instauraron el neoliberalismo. Fujimori se escapa a Japón en los 2000 y renuncia mandando un fax. Al día siguiente lo destituye el Congreso. Después vinieron Toledo, Alan García, Humala, Kuczynski. Todos condenados o investigados por corrupción. Todos terminaron o destituidos, o presos, o prófugos. Salvo Alan García, que cuando lo estaban por detener se pegó un tiro y se suicidó. Vizcarra se suma a esta lista. Hay un sistema político muy deteriorado y una corrupción estructural.