Ayer juraban lealtad a Duhalde. Hoy, divididos en kirchneristas, lavagnistas y otras yerbas, los diputados justicialistas que representan a los bonaerenses afilan los cuchillos para la batalla electoral. Difundimos un informe especial de La Tecla.
Difundimos un informe especial publicado por la revista La Tecla el jueves 24 de mayo del 2007:
Fueron los pilares del esquema político institucional de la provincia de Buenos Aires durante los ‘90, y en los inicios de 2000 se mudaron a la Nación con trajes de bomberos.
Los llamaron duhaldistas en honor a su jefe, Eduardo Duhalde, que para muchos también fue un amigo. En octubre de 2005, pese a saber que iban al preanunciado fracaso, decidieron dar batalla electoral al exitoso matrimonio Kirchner. Y perdieron.
Entonces, algunos, aduciendo haber saldado su última cuota de lealtad con el caudillo, saltaron al regazo del Frente para la Victoria.
Los otros depositaron sus esperanzas en un nuevo jefe, Roberto Lavagna, un economista
sin carisma pero con un interesante porcentaje de caudal electoral.
Hoy, ambos bandos, que otrora compartían bloque, conviven en camas separadas, en el mismo recinto de la Cámara baja nacional.
Unos se apodan peronistas federales, y contabilizan 17 voluntades, los otros se autodenominan justicialistas nacionales, y son siete las bancas que acreditan.
Aunque todavía no dejaron ver sus armas, el año electoral los predispone a una nueva guerra, que tendrá al Congreso como campo de batalla.
LOS UNOS
"Mi rol no era político, sino atender lo legal y electoral”, relata el diputado traspasado al kirchnerismo Jorge Landau.
Apoderado del partido justicialista de la Provincia desde 1988, y del partido a nivel nacional desde 1999, Landau se transformó en el ingeniero electoral de Duhalde, a partir de cumplirle al ex gobernador todos sus caprichos político-partidarios.
“Todo el armado jurídico del engendro político de 2003 lo armé yo", asegura, en referencia a las tres candidaturas presidenciales que el justicialismo presentó en esa contienda electoral, cuando Néstor Kirchner venció al entonces autoexiliado Carlos Menem.
Landau asegura haber sido también el mentor legal de la frustrada alianza de 2005, denominada Frente Justicialista para la Victoria.
"Yo recuerdo estar sentado en este mismo lugar -dice, y toca el respaldo del sillón de su despacho, donde se realizó la entrevista- y tener armado el acta constitutiva del Frente, y de repente se rompió la negociación y comenzamos la pelea electoral".
Y Landau, como otros, decidió continuar en el bando de su jefe bonaerense. "Si yo me iba, le destruía completamente la estructura legal y de confianza a Duhalde", asegura el apoderado, ubicado ahora en un lugar de impecable estoicismo.
"Y lo acompañé aun a sabiendas de que perdía la elección”, remarca, y agrega: “Porque si no lo hacía, no me hubiera podido mirar a la cara a la mañana siguiente".
Igual posición dice que adoptó su entonces jefe de bloque -hoy diputado raso del PF-, José María Díaz Bancalari, que debió cubrir el antipático puesto de segundo candidato al Senado nacional por Buenos Aires, detrás de Hilda "Chiche" González.
Bancalari -que ahora promueve la candidatura presidencial de la primera dama- fue uno de los "imprescindibles" de Duhalde; cubrió roles en el Ejecutivo y Legislativo provincial -fue senador y ministro de Gobierno y Justicia- hasta que se mudó al Congreso en 2003.
"Nosotros trabajamos arduamente para que Kirchner fuera Presidente, y siempre compartimos ese proyecto, que daba continuidad a lo que iniciamos en 2001", afirma desde su banca del bloque peronista federal el diputado Alfredo Atanasoff.
"En el caso de nuestra provincia tuvimos algunas diferencias que saldó la ciudadanía", declara. Las diferencias son las elecciones de 2005, cuando kirchneristas y duhaldistas se calificaban mutuamente de mafiosos, corruptos y clientelistas, entre otras cualidades.
Atanasoff, secretario general de la Federación de Trabajadores Municipales desde 1991, fue uno de los bomberos que ayudaron a apagar el incendio cuando Duhalde asumió la presidencia interina de la Nación, el 1º de enero de 2002. Primero se desempeño como ministro de trabajo, formación de empleo y recursos humanos, y luego ocupó la jefatura de gabinete.
"A mí me tocó establecer el vínculo con la sociedad", resume cuando se le pregunta por esas épocas.
LOS OTROS
Para los justicialistas nacionalistas, la lealtad a Duhalde esgrimida por los ahora kirchneristas esconde, en realidad, una ofensa a la ciudadanía que dos años atrás votó al justicialismo.
"Cuando decidí a formar parte de la lista del justicialismo, sabía que era una decisión sin retorno al FpV", explica el candidato a gobernador bonaerense por la coalición lavagnista, Jorge Sarghini.
El actual presidente del bloque de los JN fue uno de los "diseñadores" de la política económica impuesta por Duhalde cuando ocupaba el máximo cargo en Buenos Aires y luego en Nación.
"Nosotros fuimos consecuentes con la ciudadanía", dice, y asegura que la migración de sus pares hacia el oficialismo "debilitó al justicialismo bonaerense".
Desde el mismo bloque, el diputado Eduardo Camaño prefiere la crítica más directa. Así, dispara: "Ellos tendrían que haber jugado con Kirchner desde el principio y no engañar a la gente".
Pese a esto, no dice guardarles rencor, sino sentir un profundo dolor por la partida.
EN TRINCHERAS SEPARADAS – LA DIVISIÓN
La mayoría apostó a la senaduría de Hilda González de Duhalde en 2005, en contra de la primera dama. Pero meses después rompieron el bloque duhaldista y emprendieron rumbos diferentes. Opuestos.
-Peronismo Federal (kirchneristas): Alfredo Atanasoff, Graciela Camaño, Nora Chiachio, Adriana Coirini, José María Díaz Bancalari, Jorge Landau, Mabel Muller, Mirta Pérez, Héctor Porto, María del Carmen Rico, Oscar Rodríguez, Carlos Ruckauf, Aníbal Stella, Hugo Toledo, Rosa Tulio, Jorge Villaverde, Oscar Di Landro.
-Justicialista Nacional (lavagnistas e independientes): Juan José Alvarez, Eduardo Camaño, Marina Cassese, María Doga, Gustavo Ferri, Jorge Sarghini, Francisco de Narváez.
TODOS NIEGAN EL RETORNO DE EDUARDO DUHALDE
Sea por temor o solidaridad, todos los diputados post duhaldistas consultados coincidieron en que el ex presidente ya no tiene incidencia en la política argentina.