
Advierte que una división podría dejar a Unión por la Patria sin representación en dos regiones clave. El foco está puesto en las bancas del Senado. ¿Podrá el cálculo frío imponerse sobre la pelea política?
Mientras la tensión entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof escala a su punto más alto, Sergio Massa continúa apostando por mantener la cohesión dentro del peronismo. Desde el Frente Renovador, sus dirigentes comenzaron a difundir los motivos por los cuales consideran clave evitar una ruptura total de Unión por la Patria en territorio bonaerense. En sus argumentos, recurre a números concretos y advierte que una eventual fragmentación podría dejar al espacio sin representación en algunas regiones electorales.
A diferencia del discurso más confrontativo adoptado por La Cámpora y el sector alineado con Kicillof, que tras el anuncio del desdoblamiento electoral lanzaron duras críticas y declaraciones cruzadas, el massismo apuesta a otra estrategia. Sebastián Galmarini, referente del espacio y actual director del Banco Provincia, advierte sobre el riesgo real de que el peronismo pierda bancas en al menos dos de las ocho secciones bonaerenses si decide competir con listas divididas. Esos distritos, señala, exigen un umbral alto de votos para acceder a cargos legislativos y ponen en juego escaños clave en el Senado provincial.
Galmarini enfoca su análisis en la Quinta y Séptima secciones. Allí, el “piso” —es decir, el porcentaje mínimo necesario para acceder a bancas— es particularmente exigente.
La Quinta sección, que incluye los distritos costeros del sudeste provincial, exige un 20% de los votos para poder acceder a uno de los cinco escaños disponibles. Actualmente, el peronismo controla dos de esas bancas: una ocupada por Pablo Obeid, de La Cámpora, y otra por Gabriela Demaría, cercana al jefe comunal del Partido de la Costa, Juan De Jesús.
Por su parte, en la Séptima sección, en el centro de la provincia, el piso asciende al 33%. Es una marca difícil de alcanzar incluso con una fórmula unificada. Allí están en juego tres bancas y hoy Unión por la Patria posee una, representada por el exintendente de Bolívar, Eduardo Bucca.
De acuerdo al análisis de Galmarini, si el peronismo se presenta con dos o más listas y se repiten los desempeños históricos, las chances de acceder a esos cargos disminuyen drásticamente. En ese escenario, fuerzas como La Libertad Avanza y el PRO, que avanzan hacia una alianza común, podrían absorber la totalidad de los escaños en disputa.
Galmarini también pone la lupa sobre otras secciones como la Primera, donde el piso electoral es más accesible: 12,5%. Allí se eligen ocho senadores y Unión por la Patria hoy tiene cuatro bancas en juego. Según el dirigente massista, si se lograra repetir ese resultado, “la distribución es clara”, con una banca para cada sector: La Cámpora, el kicillofismo y el propio Frente Renovador.
«¿¡Nos vamos a pelear en los 24 municipios (que conforman la sección) por un cuarto candidato que no sabemos si entra?!», planteó Galmarini durante una entrevista televisiva.
La intención original de Massa era suspender las PASO y postergar las elecciones seccionales para después de los comicios nacionales, el 9 de noviembre. Al no prosperar esa idea, su entorno asegura que respaldará “cualquier alternativa que garantice la unidad”. Una fuente cercana al líder del Frente Renovador declaró: “Nuestro primer propósito es la unidad. No podemos ir en listas separadas, es una locura”, y subrayó que “‘Pragmatismo’, nos repite Massa”.
En el massismo consideran poco probable que se alcance el consenso legislativo necesario para modificar el calendario electoral, que ya estipula las PASO para el 13 de julio y la elección general para el 7 de septiembre. Por eso, sus esfuerzos están centrados en prepararse para ese escenario, que tiene fechas clave como el cierre de alianzas el 14 de mayo y la presentación de listas el 24. El reloj no se detiene.