
El proyecto presentado por el cristinismo para que las elecciones sean concurrentes desató una gran furia en la gobernación. “Rompieron todos los puentes”, afirmaron en La Plata.
Tras la presentación de un proyecto en el Senado bonaerense por parte del cristinismo para que las elecciones sean concurrentes, la negociación de unidad entre los tres principales socios de Unión por la Patria (UP) se desmoronó.
“Hicieron estallar los puentes de diálogo que se habían generado”, señalaron en La Plata, en alusión al kirchnerismo. La noche del martes, apenas doce horas antes de que se conociera la iniciativa, representantes del massismo, el camporismo y el kicillofismo habían avanzado en un acuerdo para suspender las PASO. A pesar de la tensión reinante, todavía se percibían señales de consenso a la distancia.
Por este motivo, algunos diputados en la Legislatura consideraban que existía la posibilidad de tratar sobre tablas la suspensión de las PASO y alcanzar un acuerdo político de último momento que permitiera llegar a los dos tercios de los presentes. Sin embargo, esa expectativa se desmoronó con la realidad. El envío del proyecto al Senado generó un nuevo conflicto que dejó al peronismo bonaerense en un estado de incertidumbre. La posibilidad de una ruptura comenzó a cobrar más fuerza que nunca.
El encuentro del martes no logró disipar el malestar que se instaló en el cristinismo luego de la reunión del último domingo entre el Gobernador, Sergio Massa y Máximo Kirchner. En aquella ocasión, Axel Kicillof se mostró inflexible en su postura a favor del desdoblamiento. No está dispuesto a ceder.
Desde su perspectiva, esta estrategia le permitiría plebiscitar su gestión y evitar posibles confusiones o demoras en el momento de la votación, ya que una elección concurrente obligaría a los bonaerenses a utilizar dos sistemas electorales en un mismo día. Su intención es provincializar la contienda y confrontar directamente con Javier Milei desde el territorio.
Por el contrario, Cristina Kirchner sostiene una visión completamente distinta. Considera que el foco debe estar en evaluar la gestión presidencial y exponer su impacto en la provincia de Buenos Aires. Además, advierte que, si se concreta el desdoblamiento, el oficialismo nacional centrará la campaña en la inseguridad en el conurbano.
El presidente del bloque de diputados provinciales de Unión por la Patria (UP), Facundo Tignanelli, dejó en claro la postura del cristinismo: “Creemos que las elecciones deben ser concurrentes para enfrentar a las políticas de ajuste que está llevando adelante Milei en un mismo día. En un día enfrentarlo en los municipios, la provincia y la nación, y confrontar modelos”.
El sector más duro del kirchnerismo insiste en la necesidad de unificar fuerzas en lugar de dividirlas, de exhibir cohesión en vez de fisuras. Sin embargo, más allá del debate sobre el formato electoral, subyace una disputa mayor: la lucha por la conducción del peronismo. En juego no solo están los votos, sino también el poder real.
En el kicillofismo hay quejas sobre el intento de imponerles las condiciones para ordenar la elección. Sienten que Cristina Kirchner, a través de los dirigentes que le son leales, busca constantemente marcarles el camino. Esta imposición ha generado un rechazo, y desde hace tiempo están construyendo una autonomía respecto a su figura.
“La realidad es que, a esta altura, ya no hay un tema electoral en el medio. Axel Kicillof solo quiere discutirle el liderazgo a Cristina Kirchner”, comentó un referente del kirchnerismo más duro, que en las últimas horas ha comenzado a señalar con mayor firmeza que el Gobernador no busca un acuerdo que traiga beneficios electorales, sino que está disputando directamente el poder con la ex presidenta.
Este planteamiento es solo parcialmente cierto, un tema que ningún miembro del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) dirá de manera explícita, pero que se acepta desde hace tiempo en las profundidades de esa estructura. “Queremos la unidad y trabajamos para eso, pero no nos van a llevar a las patadas”, alertaron desde el círculo cercano al Gobernador.
En La Plata explican que, durante las últimas reuniones en las que participaron representantes de los tres sectores, había consenso en dos puntos: la suspensión de las PASO y la creación de una candidatura de unidad. Es decir, formar una lista única a nivel nacional y en las ocho secciones electorales de la provincia. Sin embargo, ese consenso ahora se encuentra en peligro, suspendido por un hilo muy delgado.
Kicillof quiere la unidad, pero bajo sus propias condiciones. Cree que tiene el poder suficiente, respaldado por los intendentes y su rol como Gobernador, para imponer sus demandas más relevantes sobre la mesa de decisiones. Está buscando hacerse escuchar, forzando un cambio en la dinámica histórica del kirchnerismo en cuanto a la toma de decisiones.
“Las PASO se van a caer más temprano que tarde”, afirman en el kicillofismo. La presión para abandonar el desdoblamiento a cambio de suspender las elecciones primarias parece haber perdido fuerza.
Quizás esto se deba a que el miércoles, cuando Teresa García presentó el proyecto en el Senado, sintieron que el cristinismo había cruzado un límite y que la lucha por el poder está más cerca que nunca. La unidad sigue siendo la primera opción.