La Suprema Corte rechazó el recurso de amparo presentado por la compañía. Desde el Colegio de Farmacéuticos celebraron la disposición y resaltaron a la actividad como un “servicio público”.
El advenimiento de Carlos Rosenkrantz como miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no le brindó, como se estimaba, mayores beneficios a la empresa Farmacity.
La compañía, que supo tener a dicho magistrado como abogado, sufrió un revés judicial por parte de la Suprema Corte de Justicia bonaerense que rechazó la posibilidad de que instale sus locales de farmacias en el territorio bonaerense.
De esta manera, los jueces no hicieron lugar a un recurso extraordinario que había presentado la empresa contra un fallo de primera instancia.
El Colegio de Farmacéuticos de la Provincia destacaron la disposición judicial y señalaron que “la farmacia no es un comercio sino un servicio público, un modelo con respaldo del ministerio de Salud y de la Legislatura Provincial cuando sancionó la ley 10.606, que impide la instalación de cadenas regenteadas por sociedades anónimas”.