La concejal del Frente de Todos de Tres de Febrero dialogó con LaNoticiaWeb y explicó porque el bloque se opuso a la reelección de la Defensora del Pueblo Romina Capparrota, que continuará en su cargo cuatro años más gracias a las manos del oficialismo en el Concejo Deliberante. Dice que fue parte de un acuerdo político del intendente y que “no tuvo un desempeño que amerite una renovación”.
La semana pasada el Concejo Deliberante de Tres de Febrero aprobó la reelección de la Dra. Romina Capparrota como Defensora del Pueblo del distrito. Su postulación recibió el aval de la bancada oficialista. Pero en el Frente de Todos, la concejal Cristina Heredia, explicó las razones por las que prefirieron no acompañar la designación.
¿Por qué está en contra de la reelección de Romina Capparrota como Defensora del Pueblo?
Es un tema muy importante la institución de la Defensoría del Pueblo. Y fue una oportunidad desaprovechada de poder elegir un Defensor o Defensora que responda a los intereses y necesidades de los vecinos. Que no sea como fue hasta ahora, un apéndice del Ejecutivo local. Teníamos la intención de un Defensor con autonomía, con más presencia en las calles, con componentes que hoy son necesarios como la perspectiva de género, el ambientalismo, en contra de la violencia institucional, que es algo que de hecho estipula la Ordenanza de creación de la Defensoría. Se desaprovechó una oportunidad de tener otro tipo de Defensoría, más cercana a los intereses populares.
¿Esos elementos no estuvieron en la gestión de Caparrotta?
No. No hemos visto presencia en la calle, en acontecimientos importantes, para estar cerca de los vecinos. Tampoco vemos un desarrollo virtual. No vemos que los vecinos tengan a disposición estos servicios. Esta banalizada la institución. Para ser Defensor del Pueblo hay que tener vocación de servicio, actuar en la calle, y no esperar a que lleguen los vecinos a la puerta del despacho. Creemos que debe haber otra impronta. No tiene que ver con las cualidades personales de la actual Defensora, no es algo personal, sino que juzgamos a un funcionario y no a su calidad humana.
Usted denunció que esto fue parte de un pacto político.
Me retrotraigo a lo que fue la creación de la Defensoría del Pueblo en el Concejo Deliberante. De entrada sabíamos que era un acuerdo entre un bloque muy minoritario y el intendente Valenzuela. En su momento, en 2018, la actual Defensora era la esposa del vicepresidente del Concejo Deliberante. Éticamente consideramos que no correspondía. El intendente, de hecho, había sacado un decreto que prohibía nombrar a familiares directos o cercanos en cualquier cargo del Ejecutivo, pero arregló para el Legislativo que la esposa del vicepresidente del Concejo Deliberante sea la Defensora del Pueblo. Sin analizar su formación ya nos parecía que no correspondía por ser su esposa. Y hoy por hoy, que esa incompatibilidad no existe, porque ese concejal no está más, nos parece que la persona no está a la altura de semejante institución. Como miembro de la Comisión de Legislación y Reglamento, pudimos escuchar a todos los postulantes. Cinco postulantes concurrieron a las audiencias, y tenían mucho mejor nivel y experiencia, con otro tipo de formación y predisposición al servicio público. Lo señalamos y lo votamos, como nos permiten las reglas del juego.
¿El oficialismo no quiso elegir a alguien propuesto por la oposición?
No. Creo que ya estaba pactado que se le iba a dar la reelección a Capparrota. Es un cargo que responde a las necesidades del Ejecutivo, que no molesta. Es un apéndice. Si te portas bien, continuas.
¿Hubo alguna acción de la Defensoría que vaya en contra de intereses del Ejecutivo en estos cuatro años?
No. Tiene la obligación de cumplir con un informe de lo actuado, que se presenta en noviembre, y nunca leímos nada que comprometa al Ejecutivo. Solamente pedía tener más presupuesto. No tuvo un desempeño que amerite una renovación del mandato. Los vecinos ni saben de su existencia. De nada surge que haya tenido una actuación como corresponde.