El presidente de CAME participó de una reunión con la ministra de Trabajo Kelly Olmos para analizar el amplio espectro de herramientas sociales y mejorar el programa “Puente al Empleo”, que busca cambiar planes por puestos de trabajo.
El presidente de CAME Alfredo González participó de una reunión con la ministra de Trabajo Kelly Olmos, que busca que distintas cámaras empresarias del país se sumen a la iniciativa de mejorar la llegada del programa “Puente al Empleo”, para cambiar planes sociales por puestos de trabajo. Errores técnicos y la necesidad de sostener las herramientas para que buscar trabajo sea una alternativa mejor para los sectores más necesitados.
¿Estuvo reunido con la ministra de Trabajo?
Sí, la semana pasada, por primera vez en su rol de Ministra porque ya nos habíamos reunido cuando era vicepresidenta del BICE. Estuvimos con la cúpula de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. Teníamos varios temas para charlar. Uno de ellos era la convertibilidad de los planes sociales. CAME viene trabajando hace 4 años en un proyecto de Ley con la senadora Nora Del Valle Giménez, de Salta. Es un proyecto que ya está presentado. Después salieron otros dos, que están en el Senado para poder avanzar en la convertibilidad de los planes desde nuestra visión. CAME representa también a la economía regional, donde surge la necesidad de la mano de obra de todos los sectores.
¿Usted se refiere del programa “Puente al Empleo”?
Exactamente. Están todos relacionados. Hoy el título es con esto, pero hay un trabajo de hace muchos años. Del Potenciar Trabajo surge el decreto del presidente de la convertibilidad de los planes, y de todas las herramientas sociales. Pero quedó desenganchada la Tarjeta Alimentar. Por ANSES se toma el domicilio, y si un beneficiario entraba a algún trabajo temporal en economías regionales, se perdía la Tarjeta Alimentar de su conviviente. Nadie quería agarrar trabajo porque se perdía esa herramienta, a pesar de que se necesita la mano de obra.
Se generó un desacople en un error técnico.
Claro. Tuvimos charlas con Zabaleta, golpeamos todas las puertas, pero no se entendía o no se podía avanzar. Esa es una parte del fracaso, y la otra es el trabajo articular. Pedimos salir todos juntos a las provincias. CAME tiene una territorialidad muy grande y en cada provincia podemos trabajar con los Municipios, y mandar el mensaje con los sindicatos de que esto es una buena herramienta. La gente tiene miedo y no quiere agarrar la herramienta social y mantenerse en la informalidad. Se prefiere la seguridad lógica de tener el plan y no de entrar a un trabajo, perder el plan, y después peregrinar 4 meses para recuperarlo.
¿Qué hablaron para corregirlo?
Hay que involucrar a todos los planes sociales. No puede quedar ninguno afuera. No se puede caer ningún beneficio de las familias porque uno de ellos encuentre trabajo formal. También hay que hacer una promoción fuerte en cada territorio. Hay que salir a la calle, a cada ciudad donde se necesita mano de obra, sobre todo economías regionales, construcción y gastronomía. Otro error es que la Tarjeta Alimentar fue creada para consumo de alimentos, pero por un decreto presidencial se permitió retirar el efectivo. Eso bajó el consumo y direccionó a otros rubros no tan necesarios.
Estamos hablando de la fiebre. El problema es el poder adquisitivo y lo poco que rinde el salario. Habría que discutir recomposición salarial.
Es un problema macroeconómico, y en esa mesa poco podemos hacer en CAME, que representamos a la micro, pequeña y mediana empresa. No somos formadores de precios. No somos los que formamos los precios base. Ese es el trabajo del gobierno nacional, que seguramente deben dar cierta previsibilidad a las empresas para poder tener proyectos a futuro. Una vez equilibrado eso, hacia abajo es más sencillo y nos alineamos más fácil.
¿Es posible la reconversión al trabajo genuino?
Sí. Hay muchísima gente que necesita y quiere trabajar. Es mentira eso de que la gente no quiere trabajar. La dignidad de la persona es el trabajo. La gente quiere trabajar, pero se generaron situaciones que debemos comprender. Tenemos que ponernos en los zapatos de esas personas que prefieren la seguridad de lo poco, ante la inestabilidad de lo mucho. No se puede hablar desde una oficina. Hay que recorrer los territorios. Y para eso están los funcionarios que deben hacer ese trabajo.