Macri y Milei mantienen una relación tensa pero cercana, en medio de disputas políticas y diferencias sobre el espionaje y la gestión legislativa. Tras una cena en Olivos, el presidente criticó el accionar del bloque PRO en Diputados, pero minimizó la confrontación. Mientras tanto, las negociaciones para las listas del próximo año se avecinan, con Karina Milei y Santiago Caputo trabajando para distanciarse del macrismo, que enfrenta un mal desempeño en las encuestas. Los bloques del PRO, por su parte, se mantienen divididos, mientras Macri busca equilibrar su influencia en el Congreso.
Desde que Javier Milei es presidente, Mauricio Macri no tolera el «doble juego» que recibe casi a diario por parte del libertario. El fundador del PRO no se siente cómodo con los elogios que recibe en público, siendo tratado como un estadista, mientras en privado lo critican duramente y circulan rumores sobre su desorientación tras el nuevo distanciamiento de Patricia Bullrich.
Aunque los vínculos entre el exmandatario y el economista de ultraderecha no están completamente rotos, se encuentran al borde del colapso. Para Macri, la única forma de recomponer la relación con el gobierno es si el asesor Santiago Caputo deja de ejercer tanto poder, y si la situación no escala a niveles impredecibles, como podría ocurrir si Macri se convierte en una pieza clave en las maniobras de la nueva SIDE.
En la cena que compartieron este miércoles por la noche, las discrepancias superaron a las coincidencias. Fuentes del PRO, ahora alejado del «bullrichismo», afirman que Macri logró que Milei lo contactara para pedirle explicaciones sobre la retirada repentina de apoyo en la Cámara de Diputados. Se asegura que el expresidente pretendía que Milei entendiera las posibles repercusiones de un quiebre definitivo en la relación.
Las dos reuniones anteriores entre ambos se realizaron por mutuo acuerdo, pero esta vez fue Milei quien buscó reunirse con Macri. El líder libertario quería saber por qué el PRO había impulsado el rechazo al DNU 656, que destinaba 100.000 millones de pesos adicionales a los fondos reservados de la SIDE. Algo cambió en esa cena, ya que Macri no confía en los argumentos de Milei sobre la necesidad de destinar 100 millones de dólares sin supervisión al aparato de inteligencia del Estado.
El presidente lo expresó claramente al día siguiente. «Me dio explicaciones, pero la verdad es que no me resultaron satisfactorias, siendo alguien que fue jefe de Estado y conoce las necesidades en términos de inteligencia que enfrenta Argentina», afirmó el mandatario, revelando por primera vez una discrepancia pública con Macri. Antes, esas diferencias se dejaban en manos de sus portavoces, su hermana Karina Milei y, especialmente, del estratega Santiago Caputo.
Macri, consciente de que las charlas cordiales con Santiago han llegado a su fin, también sabe que Karina, quien ocupa el cargo de Secretaria General de la Presidencia, lo tiene en la mira. Los allegados a los hermanos Milei le han advertido al expresidente que no intensifique su antagonismo con Karina, ya que esto solo llevaría a que su hermano, el presidente, adopte una postura aún más defensiva.
Santiago Caputo ha quedado en el centro del conflicto, y se vislumbra como un punto de no retorno en la relación con Macri, ya que el presidente no está dispuesto a sacrificarlo. «A Mauricio le sucedió lo mismo cuando tuvo que defender a Marcos Peña en la jefatura de Gabinete, a pesar de que muchos querían su cabeza. Es inconcebible que ahora espere que Milei actúe de manera opuesta y se deshaga de alguien tan crucial en un esquema de poder tan pequeño como el suyo, compuesto por solo tres personas«, lamentó un funcionario de segunda línea del PRO, que actualmente forma parte del gobierno de Milei, sin haber pasado por el filtro que Macri ha exigido desde diciembre.
El Gabinete presidencial incluye a más de un centenar de funcionarios provenientes del PRO, quienes no llegaron a esos cargos como parte de un acuerdo con Macri. Al contrario, estos se sienten plenamente respaldados por Patricia Bullrich, quien no reconoce ninguna autoridad de Macri y asegura que ya se han integrado completamente al oficialismo, sin necesidad de rendir cuentas al partido de origen.
El movimiento interno del PRO en la Cámara de Diputados, que se intensificó entre el lunes y martes, aumentó la desconfianza mutua entre las partes. Con Cristian Ritondo, presidente del bloque, fuera del país, Macri se reunió de manera virtual con los diputados del PRO, solicitándoles que votaran en contra del DNU que finalmente se discutiría al día siguiente en el recinto. Esta intervención no solo buscaba bloquear el decreto, sino también medir hasta qué punto los legisladores seguían respondiendo a su liderazgo.
De las 37 bancas del PRO, 20 apoyaron a Macri. Entre ellos se encontraban algunos de los defensores más férreos de la administración libertaria, como Diego Santilli, quien mantiene una relación personal cercana con el presidente, y Silvia Lospennato, cuya habilidad en la conducción parlamentaria ha sido clave para que el oficialismo evite complicaciones reglamentarias en el Congreso. Sin embargo, esta rebelión dentro del bloque se venía gestando incluso antes de que Macri hiciera su llamado.
Apenas comenzaron las críticas de los aliados menos comprometidos contra la ampliación de fondos para la SIDE, una fracción del bloque del PRO empezó a hacer cálculos. «Yo no tengo problema en darles quórum», fue la frase que se escuchó de varios legisladores, desde larretistas como Álvaro González, hasta neomacristas como Martín Yeza, uno de los voceros escogidos por el expresidente. Yeza también conoce bien a Santiago Caputo, ya que este lo asesoró durante su gestión en la municipalidad de Pinamar.
El distanciamiento dentro del PRO tiene varios costos para el oficialismo. Una fractura en el bloque, causada por su relación con el gobierno, podría generar una nueva crisis de liderazgo, una situación que ya parece al borde del colapso. El próximo martes, las diputadas Lourdes Arrieta y Rocío Bonacci serán expulsadas, en medio de un conflicto aún sin resolver por la visita de seis miembros del bloque de La Libertad Avanza (LLA) al pabellón del Penal de Ezeiza, donde están detenidos condenados por delitos de lesa humanidad. Este será otro episodio en una bancada que ha mostrado importantes fisuras en las últimas semanas.
Sin el apoyo del PRO y sus expertos técnicos, el futuro legislativo del oficialismo se presenta aún más incierto de cara a los próximos meses. En 20 días, el gobierno deberá presentar el proyecto de Presupuesto 2025, mientras los conflictos económicos y las demostraciones de fuerza de la oposición continúan en aumento. Los recientes cambios en la movilidad jubilatoria, que reunieron 162 votos el 5 de junio, consolidaron una mayoría de dos tercios, con el apoyo de sectores radicales, peronistas y de Encuentro Federal, lo que encendió las alarmas en el entorno de Milei. Ante la posibilidad de un revés en el Senado, el presidente no dudó en amenazar con el veto, moviéndose rápidamente para evitar un nuevo golpe legislativo.
Este jueves, tras varios intentos por demorar el trámite, la Cámara Alta aprobó la ley de movilidad jubilatoria con 61 votos a favor, logrando nuevamente una amplia mayoría, por encima de los dos tercios. Entre los votos a favor estuvieron siete de los ocho senadores del Frente PRO, liderado por Luis Juez.
Este desenlace en el Senado, sumado al revés del miércoles contra el DNU en Diputados, formaron el contexto de la tensa cena entre Macri y Milei. El expresidente defendió públicamente el veto anunciado por el gobierno y criticó a aquellos que votaron a favor de la ley, sin distinguir entre los senadores de su propio espacio. Este episodio dejó en claro, una vez más, que la influencia de Macri dentro de su partido es limitada.
Patricia Bullrich, por su parte, acusó a Macri de utilizar a los senadores del PRO como “carne de cañón” en su disputa con el gobierno, lo que provocó que la bancada se distanciara de ambos. Los senadores expresaron su malestar con Macri, ya que no fueron consultados antes de que tomara decisiones que los dejaron en una posición incómoda. Este malestar, aunque mantenido en privado, no se disipará fácilmente, a pesar de los intentos del expresidente por suavizar la situación. Con Bullrich, la situación es aún más delicada, ya que los senadores son conscientes de que en algún momento ella les pedirá apoyo para las leyes que el gobierno necesita aprobar en el Congreso, varias de las cuales están actualmente en discusión en Diputados.
Aunque el vínculo entre Macri y Milei no se ha roto del todo, el expresidente es consciente de que la Comisión Bicameral de Inteligencia representará otro obstáculo para el gobierno y limitará la influencia de Santiago Caputo en el manejo de los fondos reservados. El oficialismo quedó fuera de la presidencia de esta comisión, la cual ahora está a cargo del senador y líder de la UCR, Martín Lousteau. Esta noticia fue un golpe duro para Milei y se discutió en la cena con Macri, profundizando las tensiones.
«Sí, vino a Olivos«, confirmó Milei este sábado en una entrevista radial sobre su última reunión con Macri. «Estábamos hablando por teléfono sobre un tema y le dije: bueno, véngase a Olivos y cenamos. Nos sentamos a cenar y él me explicó lo que había hecho su bloque en Diputados. A mí no me pareció bien, pero bueno, los liberales no somos una manada. Podemos tener diferencias, es parte de la vida«, minimizó el presidente, restando importancia a la controversia.
Sin embargo, Milei no tardó en criticar lo que considera alineamientos inapropiados en el Congreso. «Me parece inapropiado engancharse en las mentiras del kirchnerismo. No se puede poner, por ejemplo, en la bicameral, a un kirchnerista en el clóset, como es el caso de Lousteau, o a personas como (el senador de UxP Oscar) Parrilli o (el diputado Leopoldo) Moreau, que son cómplices del Memorándum de Entendimiento con Irán, siendo que Irán estuvo involucrado en los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel«, arremetió Milei, dejando en claro sus fuertes diferencias.
Al parecer, el tema de la conversación telefónica entre Macri y Milei giraba en torno a cuestiones de espionaje, lo que motivó la decisión de resolver el desacuerdo cara a cara. Aunque sus diferencias políticas son notables, la amistad personal entre ambos sigue actuando como un escudo para las tensiones más complejas. Sin embargo, pronto comenzarán las negociaciones para las listas electorales del próximo año, y Karina Milei, junto a Santiago Caputo, están trabajando activamente para apartarse del PRO, convencidos de que el macrismo ha mostrado un mal desempeño en las encuestas, tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, los bloques del PRO en ambas cámaras están en un estado de deliberación constante. Macri sigue siendo el centro de críticas y de apoyos dentro de su partido. Con su respaldo al veto presidencial sobre la ley de movilidad jubilatoria, buscará que el bloque del PRO no insista en respaldar los dos tercios que ya tiene la nueva legislación. Desde la Rosada, se percibe que Macri alternará entre una relación de «palo y zanahoria» con el gobierno, moviéndose de acuerdo a cada tema específico. «El killer va y viene, la relación será de palo y zanahoria, tema por tema«, pronosticaron, refiriéndose a la influencia cambiante que el expresidente ejercerá en función de sus intereses y el momento de la negociación.