
El único dirigente en manifestar su postura fue un vicepresidente, quien presentó su renuncia, agravando la percepción de una crisis institucional sin precedentes.
En un clima de alta tensión, más de 100 socios de Newell’s Old Boys tomaron las instalaciones del club en reclamo de la renuncia del presidente Ignacio Astore. Esta medida, que se intensificó después de la salida del entrenador Mariano Soso y una controversial derrota ante Barracas Central, reflejó el profundo malestar que vivía la institución.
La situación, aunque pacífica, se mantuvo en un punto álgido. Los socios establecieron guardias dentro del club y prometieron no abandonar el lugar hasta que el presidente presentara su renuncia o se convocaran elecciones anticipadas. Mientras tanto, Astore y la Comisión Directiva publicaron un comunicado anunciando que se adelantarían las elecciones. Sin embargo, el silencio de otros dirigentes generó aún más incertidumbre y preocupación entre los aficionados y socios.
El único dirigente en manifestar su postura fue un vicepresidente, quien presentó su renuncia, agravando la percepción de una crisis institucional sin precedentes. La seguridad del club fue reforzada para evitar incidentes, pero la tensión fue palpable.
Este episodio puso en evidencia las profundas divisiones internas y la falta de liderazgo en momentos críticos, dejando a los hinchas de Newell’s Old Boys en la incertidumbre sobre el futuro del club. La toma del club siguió su curso, mientras los socios esperaban una respuesta clara y contundente de la dirigencia.