La Casa Suiza, sede de manifestaciones artísticas y resistencias políticas, podría ser demolida en breve. Pese a tener una doble protección legal, el PRO no se hace cargo. La historia.
El dúo Gardel-Razzano, Sandro, Hermética y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fueron algunos de los artistas que presentaron sus espectáculos en este lugar. La Casa Suiza, propiedad de la Sociedad Filantrópica Suiza, fue fundada en 1861 y pertenece al patrimonio cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero ahora podría transformarse en un emprendimiento comercial de oficinas y tres niveles de subsuelo de cocheras.
Pese a tener una doble protección legal, la demolición sería inminente. Por un lado, la Legislatura lo declaró “Bien Integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad” a través de la Ley 2.959 que preserva “el pórtico de ingreso, las arañas de cristal, el archivo histórico con los antecedentes familiares y demás documentos de inmigrantes suizos”.
Por el otro, todo predio construido antes de 1941 debe tener una aprobación especial para ser demolido o reformado. Esto rige desde 2007 y pese a que el macrismo intentó no renovar la ley a fin de año, un amparo de seis ONG logró que el sistema siga vigente. El problema es que el visto bueno lo da el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales (CAAP), un ente cuestionado.
El diputado porteño Francisco Nenna, de Encuentro Popular para la Victoria, fue quien presentó a través de su equipo legal un amparo para frenar la demolición. Además la Defensoría del Pueblo de la Ciudad pidió en los últimos meses al gobierno porteño que le informe sobre las habilitaciones para la construcción en dicho predio. Por otra parte los vecinos ya organizan escraches para suspender la demolición del lugar.
La Comunidad Afroargentina de Buenos Aires (Asociación Misibamba), la asociación Basta de Demoler y vecinos y funcionarios porteños realizarán una manifestación en la puerta de la Casa Suiza (Rodríguez Peña 254), a las 17, para pedir que no se demuela este edificio que supo albergar grandes expresiones culturales afroargentinas. Cabe remarcar que además durante la dictadura su sótano fue refugio de algunas Madres de Plaza de Mayo y ya en democracia fue sede de la creación de partidos políticos, campañas electorales y actos gremiales.