Si Milei concreta su decisión, Argentina se sumará a Estados Unidos, Irán, Libia y Yemen, los únicos países de la ONU que no integran el acuerdo climático. En 2017, Trump también ordenó la salida de su país del pacto, aunque sin desvincularse de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Milei oficializó el retiro de Argentina como miembro de la OMS
El anuncio oficializado por el Gobierno nacional de Javier Milei de que la Argentina se retirará como miembro pleno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) generó fuertes repercusiones, no sólo dentro del país y la oposición a la administración libertaria, sino también en el exterior. Sin embargo, la pregunta concreta de la mayoría de los argentinos es: ¿Qué significa el retiro de la agencia internacional, y cómo impactará en el sistema sanitario local?

Por eso, en 1948, cuando la Argentina se adhirió a la constitución de la OMS, las autoridades del país contrajeron obligaciones en cuestiones de salud pública con los propios habitantes y el resto del mundo. Entonces, quienes analizan la drástica medida adoptada por el Gobierno de Milei, consideran que el proceso de salida no sería inmediato, y demandaría por lo menos un año.
Por caso, siendo un país miembro de la OMS, la Argentina obtiene la posibilidad de coordinar acciones sanitarias con otras regiones, no sólo con América Latina, Estados Unidos y Canadá, que integran la Organización Panamericana de la Salud (OPS), además de asistencia técnica mediante la oficina regional, que en muchos casos es con el financiamiento de la organización mundial a partir de las cuotas que abonan los estados miembro.
En el presupuesto oficial de la OMS, se puede ver que el organismo internacional dedicado a la sanidad tiene contemplado el financiamiento para el trabajo de la Red de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos, junto a la entrega de algunos insumos a la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis Malbrán).
“El calendario de vacunación está asegurado y la cooperación internacional no se corta. La realidad es que el país no recibe financiamiento directo de la organización. Los proyectos específicos de cooperación técnica que sí reciben fondos se gestionan a través de la OPS y seguirán vigentes, como el funcionamiento y la provisión de reactivos y controles de calidad para los laboratorios y centros de referencia nacionales y regionales”, expresó Cecilia Loccisano, secretaria de Gestión Administrativa del Ministerio de Salud de la Nación.

Es que, según confirmaron desde la cartera de Mario Lugones, el país no se retiraría de la OPS, organismo con el que mantiene una relación activa en asesoramiento técnico y formación de recursos humanos, como en el caso del dengue, o la compra de alrededor de un 80% del calendario nacional de vacunación y de medicamentos de alto costo.
En tanto, el país había ingresado en mayo de 2019 al grupo de 36 países que la OMS certificó libres de malaria, y también era parte del Comité Directivo de ese organismo mundial. Ahora, el reconocimiento que el país había logrado a nivel internacional peligra, y en caso de querer regresar al organismo sanitario internacional, deberá empezar el camino desde cero.
“Salir de la organización mundial para un país implica estar fuera de las políticas sanitarias globales, marcos regulatorios y el Reglamento Sanitario Internacional, la preparación coordinada para las pandemias, las innovaciones, y también ser parte de la agenda sanitaria mundial con alguna influencia mínima”, explicó Adolfo Rubinstein, el médico radical que supo estar al frente del Ministerio de Salud durante la gestión presidencial de Mauricio Macri.
Es preciso recordar que, la OMS es un organismo de las Naciones Unidas que se encarga de la salud global, y su objetivo es que todas las personas del mundo tengan el mayor nivel de salud posible. El organismo sanitario internacional gestiona políticas de prevención, promueve intervenciones en salud, establece normas para el control de enfermedades, la atención de la salud y los medicamentos, lleva a cabo programas de educación e investigación, publica artículos e informes científicos, vigila las tendencias sanitarias mundiales, articula opciones de políticas públicas basadas en evidencia, y presta apoyo técnico a todos los países miembros.