La diputada mendocina Lourdes Arrieta asegura haber sido «engañada y estafada» tras participar en una controvertida visita a genocidas en la cárcel de Ezeiza. Alega desconocer la identidad de Alfredo Astiz y reafirma su repudio a los crímenes de lesa humanidad. En medio de críticas, se pone a disposición de una comisión evaluadora de conducta y enfrenta acusaciones de usar avales falsos para su partido en Mendoza.
La visita de diputados nacionales libertarios a los genocidas en la cárcel de Ezeiza generó una nueva controversia. Ahora, la legisladora mendocina Lourdes Arrieta se ha puesto a disposición de la Cámara para una posible sanción y, al igual que su colega Rocío Bonacci, se ha desmarcado del «tour» por Ezeiza, alegando que fue «engañada y estafada«, ya que fue invitada a participar en una «visita humanitaria» al penal. En su inesperado descargo, afirmó que no sabía quién era Alfredo Astiz, uno de los represores condenados a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad. «Tuve que googlearlo«, dijo sobre «el ángel de la muerte«, encarcelado por el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas y tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino, y María Ponce de Bianco.
«Como cristiana evangélica repudio totalmente los actos de violencia y, sobre todo, los de lesa humanidad», declaró Arrieta, de 31 años. De esta manera, la principal organizadora de La Libertad Avanza en Mendoza, intentó distanciarse del controvertido encuentro con los represores de la última dictadura militar, aunque dejó en claro que su accionar está sujeto a la decisión del cuerpo legislativo.
«Efectivamente se piensa formar una comisión evaluadora de conducta, y me pongo a disposición de todos los bloques para que se me investigue y para proporcionar toda la información que necesiten, tanto Unión por la Patria, como Izquierda, el Pro, radicales, todos, porque esto ha sido una estafa; me siento estafada en mi moral«, expresó Arrieta en una entrevista radial.
«Me siento, y me sentí en su momento, engañada y defraudada, porque tenía una buena relación con el diputado (Beltrán Benedit) que me insistió tanto para que fuera. No sé cuáles eran sus planes», comentó Arrieta, coincidiendo con las declaraciones de Bonacci. «Por eso aproveché el impulso, ambas estábamos pasándola mal y angustiadas después de todo lo que se dijo, así que aproveché para respaldarla y empezar a contar la verdad», agregó Arrieta, a la espera de la decisión del Congreso.
En un mensaje que se viralizó en las redes, Benedit, organizador del evento, dejó en claro el propósito de su visita al penal: «Fuimos a ver a excombatientes que lucharon contra la subversión marxista por orden de un gobierno constitucional«. Hasta ahora, ambas legisladoras continúan en el bloque de LLA, aunque Bonacci ha insinuado que podría apartarse.
Además, ambas legisladoras pusieron en duda que el titular de Diputados, Martín Menem, desconociera el propósito de la visita, especialmente porque se autorizó el transporte desde la Cámara. «En lo personal, como Bonacci, no sabía de qué se trataba la visita, pero no podría decir qué sabía la presidencia de la Cámara. Para solicitar una combi oficial de la Cámara de Diputados, se hace un pedido institucional. Sabían que íbamos al penal de Ezeiza, la visita estaba organizada de esa manera», añadió Arrieta.
En declaraciones a otros medios locales, la legisladora mendocina aclaró que se trataba de una «visita institucional» sin conocer los motivos específicos, entendiendo que era un recorrido para observar las condiciones edilicias y sanitarias de los internos, por lo que tampoco sabía si el resto de sus colegas «estaban al tanto de que íbamos a ver a esta gente». Por eso, insistió nuevamente: «No se nos proporcionó la información de que nos íbamos a encontrar con estos represores, a los cuales repudio completamente. Y como soy parte de la Comisión de Seguridad Interior, ¿cómo no iba a ir y a interiorizarme sobre el penal de Ezeiza?».
Al explicar por qué decidió participar en el recorrido por la cárcel, la legisladora nacional admitió su desconocimiento sobre los años oscuros del país. «No sabía quién era Astiz, no sabía porque nací en el ’93, no tengo idea. Solo sé que se juzgó a quienes se debía juzgar, no les conocía las caras hasta ese momento y cuando salí del penal me puse a ‘googlear’ quién era», indicó la mendocina sobre la visita que realizó días atrás con otros cinco compañeros de banca, en la que también se encontraron con represores como Raúl Guglielminetti y Carlos Suárez Mason.
«Es una época nefasta, realmente, ¿cómo voy a defender a esos tipos cuando los mismos generales mandaron a matar a 649 héroes que dieron todo por nuestra patria?«, añadió la diputada.
Arrieta es aficionada al animé y se hizo conocida por llevar patitos en la cabeza al recinto y por mencionar a Cristo en sus intervenciones. Además, está acusada de haber armado el partido local con avales falsos y de haber despedido intempestivamente al titular del PAMI en Mendoza en los últimos días.
Arrieta logró quedarse con el sello partidario y está acusada de haber utilizado, en ese trámite, avales de personas fallecidas, sin que la Justicia le impidiera avanzar en el proceso. Ahora enfrenta otro desafío más grave: varios dirigentes del Pro, empresarios y personalidades locales la llevarán a tribunales por haberlos incluido de manera inconsulta en el listado que necesitaba para obtener las 4000 adhesiones. Entre ellos se encuentran el diputado provincial y exfuncionario de Patricia Bullrich, Enrique Thomas y la legisladora local Sol Salinas, entre otros referentes «amarillos» provinciales, departamentales y distritales.
La joven líder política de LLA en Mendoza, conocida como «Lulú«, tiene 31 años y nació en San Juan, pero se trasladó a Mendoza con su familia siendo muy pequeña. Es licenciada en Comunicación Social, locutora y profesa la fe evangélica. Su padre es veterano de la guerra de Malvinas y su madre es ama de casa y emprendedora. Junto a ella, Arrieta vendía cosméticos antes de asumir la banca. Martín, su hermano, es uno de sus principales colaboradores en el Congreso.
En el Partido Demócrata (PD), una de las principales agrupaciones que llevó a Milei a obtener más del 70% de los votos en las presidenciales en Mendoza, buscan distanciarse de la figura de «Lulú» Arrieta.
Por otro lado, en la versión privada, Arrieta sale en defensa de Beltrán Benedit poco después de que estalla el escándalo, afirmando: «Señores, tengo 31 años y quiero conocer la verdad de primera mano, que no me la cuenten como nos lo contaron durante 20 años fácil. Memoria, Verdad y Justicia; no Venganza».
Arrieta envió este mensaje al grupo de WhatsApp de los diputados oficialistas el 16 de julio, pocas horas después de que se difundiera la noticia de la visita Ezeiza.
El mensaje de Arrieta habría pasado desapercibido si no fuera porque, una semana después, tanto la mendocina como Bonacci comenzarían a apuntar contra Martín Menem. Primero en privado y luego en público, ambas diputadas denunciaron que Benedit las había «engañado» sobre el propósito de la visita y que solo habían participado porque habían recibido el «okey» del presidente de la Cámara de Diputados.
Bonacci fue la primera en hablar. La diputada santafesina es hija de José Bonacci, el apoderado de Unite, un partido que ha apoyado a diversos candidatos (y ahora a Milei), y un dirigente histórico que ha tenido conexiones con figuras como Aldo Rico y Alejandro Biondini. Bonacci llevaba semanas de malestar con la cúpula libertaria, siendo una de las «víctimas» de los arreglos de Karina Milei en las provincias: la hermana presidencial dejó la organización provincial en manos de Karina Diez y desplazó a Bonacci de actos y del reparto de cargos en algunos organismos. La visita a Ezeiza fue la gota que colmó el vaso, y Bonacci reveló lo ocurrido durante la visita, advirtiendo que todos los diputados —excepto ella— se habían fotografiado con los genocidas y que el traslado había sido autorizado por el presidente de la Cámara de Diputados.
«Yo recibí una invitación por parte de un colega y confié, creo que ese fue mi mayor error. Primero, porque era una visita con un buen objetivo de fondo. Y segundo, porque aparentemente tenía el okey de Martín Menem y de Casa Rosada«, declaró el sábado pasado en diálogo con un medio local. La declaración contra Menem generó una ola de ira dentro de la bancada oficialista. «Está en la cuerda floja, ¿cómo sale a decir eso?», comentaban dirigentes libertarios antes de la reunión de bloque que se llevó a cabo el martes. Ni Bonacci ni Arrieta, ya aisladas, participaron del encuentro.
La diputada mendocina forma parte de la comisión de Defensa y estuvo reunida con Luis Petri el día antes de visitar a Astiz y otros represores. El ministro fue pionero en organizar estas visitas: en marzo, envió a dos de sus hombres a la Unidad 34 de Campo de Mayo, donde, según relata Luciana Bertoia, se llevaron un boceto de decreto para declarar que todos sus crímenes ya no son perseguibles debido al paso del tiempo. Además, Lourdes Arrieta es hija del militar Tomás Arrieta, quien fue denunciado por el Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas de La Plata por violaciones a los derechos humanos.
«Es mentira, todo mentira», comentaban en las filas de LLA, donde la visita al penal de Ezeiza sigue causando estragos. La mayoría de los dirigentes está más enojada con Bonacci y Arrieta por haber hablado públicamente que con Beltrán, quien organizó el viaje «pero al menos no dijo nada». Aunque muchos se mostraron indignados por la visita a Ezeiza, en la reunión de bloque —que se extendió hasta altas horas de la noche— nadie hizo comentarios. Solo Montenegro dio explicaciones: «Fue una visita a un penal», declaró brevemente, sin recibir respuesta alguna.
Menem está tratando de mitigar el daño, pero cada nueva aparición de alguno de sus diputados complica su estrategia. Una estrategia que ya ha cambiado tres veces: primero, negó la visita. Luego, cuando ya no se pudo ocultar, alegó que era un viaje «personal» y que no tenía relación con el gobierno nacional. Ahora, la nueva versión, transmitida a través del jefe de bloque Gabriel Bornoroni, es que todo se trataba de una «operación de prensa».
Estas idas y vueltas no han logrado contener el escándalo, que explotará en la sesión del 7 de agosto cuando UxP someta a votación la conformación de la comisión investigadora. Dada la dinámica actual de la discusión, es probable que la moción sea aprobada por una mayoría abrumadora, incluso con el apoyo de los diputados acusados.