La lógica de la política fiscal macrista implica una mayor deuda pública y un notable incremento de los recursos a partir del aumento de impuestos, pero con menor inversión social.
La lógica de la política fiscal macrista implica una mayor deuda pública y un notable incremento de los recursos a partir del aumento de impuestos, pero con menor inversión social.
No nos oponemos a que la ciudad aproveche oportunidades para obtener fondos a bajas tasas y a largo plazo, en tanto se los utilice para las obras previstas y no sea un “negocio” para los buitres financieros del cual se terminan haciendo cargo los porteños con aumento de impuestos. El Stock de deuda al 30 de septiembre es de U$S 1011,5 millones de dólares, un 40% más que a diciembre del año pasado. Si bien alcanza al 20% de los recursos de la ciudad y es un “endeudamiento aceptable”, alarman dos cuestiones: el aumento exponencial de la misma y que los recursos no se vean en obras que mejoren la calidad de vida.
Un capítulo aparte merece la operatoria de los Bonos Tango Serie 8 de abril de este año: negando la realidad, el macrismo se lanzó a colocar bonos antes de que finalizara el canje de deuda nacional y no tuvieron vergüenza en pagar la tasa más cara del mercado (12,5% anual en dólares) y la comisión más cara (2%).
Como si fuera poco, la inoperancia volvió a vencer. Más del 70% de los fondos fueron “reinvertidos” en plazos fijos (a una tasa que no superaba el 7%) y en LEBACS (Macri tiene un doble discurso para todo, porque confió en la economía del país para esta inversión), postergando las obras del Subte, que tanto discurso le dieron en campaña.
La ciudad vuelve a los ’90. Una vez más los porteños tenemos hacernos cargo de sus nefastas consecuencias.