Por Eduardo Román
La pregunta del millón,¿ Kirchner le suma votos a Ivoskus o el “lituano” a Néstor? Este matrimonio por conveniencia donde el ex presidente necesita de la instalación de su nombre como jefe comunal y el intendente de los fondos del gobierno nacional para cumplir con las promesas de obras tiene muchos laberintos.
Hay intereses políticos cruzados e Ivoskus quiere ofrecerle a los vecinos de los sectores medios la posibilidad que voten por la reelección de su hijo Daniel evitándoles el disgusto de verlo en la sábana junto a Kirchner y Scioli.
Ahí es donde entra tallar el concejal Roberto Siminián (SMHYT) con su Vecinal José Hernández para que su agrupación le ponga el nombre a la boleta espejo (conocida en el ámbito político también como boleta guacha) en el cuarto oscuro. Frustrada la posibilidad de una boleta provincial del MOVEPRO, ahora la atención sólo está puesto en lo local.
La tarea no es fácil. Kirchner debe convencerse que eso NO lo perjudica, pero un simple análisis permite inferir que con dos boletas, el ivoskismo podría dividir los votos y la perjudicada sería la boleta K del candidato a primer diputado.
¿POR QUÉ DEPENDEN DEL KIRCHNERISMO?
Como la boleta de Ivoskus representa lo que quedó de la Concertación Plural y no es la del PJ (Camaño), el día martes se constituyó la alianza de la boleta de San Martín con Honestidad y Trabajo (Poder Vecinal, sin la agrupación vecinal José Hernández) con el Partido de Florencio Randazzo “HACER POR BUENOS AIRES”, quien le dio el enganche con el kirchnerismo.
Y es este insólito partido quien en la formalidad (obvio que decide Néstor) debe autorizar la boleta espejo. Pendientes de estas gestiones no sólo están el Intendente y los concejales Daniel Ivoskus y Roberto Siminián, si no también los apoderados Guido Pesallaccia (Vec, J. Hdez) y Cinthia Nikolov y Natalia Quiñoa (Poder Vecinal).
Con todo, la estrategia electoral no pasa definitivamente por esta cuestión porque, una vez más, el ivoskismo trabajará la última semana antes de las elecciones el corte de boleta con la ya “famosa” tijerita.
Por Eduardo Román