
Tensión en la Casa Rosada por la pulseada entre el asesor y los operadores riojanos. El malestar en los territorios y las maniobras de Francos para contener la crisis
Con el cronograma electoral en marcha, en la Casa Rosada retumbó la molestia de los gobernadores aliados, que este miércoles colaboraron con la oposición para alcanzar el cuórum en Diputados, en una sesión que pudo haber complicado el rumbo económico del oficialismo libertario. Las tensiones con las provincias sumaron un nuevo capítulo en la interna permanente entre Santiago Caputo y los Menem, quienes disputan el control de la estrategia política de cara a la segunda etapa del mandato.
La decisión del titular de la Cámara Baja, Martín Menem, y de su primo, el principal operador de La Libertad Avanza, Eduardo «Lule» Menem, de querer participar electoralmente en todas las provincias del país, es el argumento que esgrimen sus críticos para explicar el malestar de los mandatarios provinciales aliados. En respuesta, esos gobernadores instruyeron a sus legisladores a impulsar debates delicados para Javier Milei, como el aumento presupuestario para las universidades y la declaración de emergencia pediátrica para el Garrahan.
Los acuerdos legislativos que había tejido el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, junto a las provincias, se desmoronaron rápidamente, generando pases de factura desde el sector cercano a Santiago Caputo. «Pasó lo que dijimos que iba a pasar», se escuchó en el Salón Martín Fierro del primer piso de Balcarce 50, donde el asesor, uno de los miembros del denominado «triángulo de hierro», tiene su centro de operaciones.
Caputo y los Menem: el trasfondo del conflicto
El enojo que explotó esta semana se suma a una seguidilla de críticas que en el entorno de Caputo vienen lanzando contra la estrategia de los armadores riojanos, quienes insisten en presentar listas propias en todos los distritos, como ocurrió en Santa Fe, y como podría replicarse en Corrientes, dos casos que sirven de referencia en el tablero electoral nacional. Esa postura choca con la visión que sostiene el asesor presidencial, que apuesta a conformar «un gran frente político que contenga a todos los que están del centro a la derecha».
Según el análisis de Caputo, este esquema amplio de alianzas podría darle al Gobierno un margen de maniobra en el Congreso en los próximos dos años, facilitando el avance de reformas clave que ya fueron anticipadas a los miembros del Consejo de Mayo, como la laboral y la previsional.
En este contexto, Guillermo Francos se comunicó con varios gobernadores en las últimas horas para intentar desactivar la rebelión en Diputados. Desde la Jefatura de Gabinete, evitaron hacer declaraciones al respecto.
Durante la primera parte de la gestión libertaria, los pactos con las provincias establecieron que La Libertad Avanza no interferiría en los asuntos internos de los territorios, y a cambio, obtenía apoyo legislativo o, al menos, el compromiso de no obstaculizar los vetos presidenciales.
A esos entendimientos se sumaron acuerdos electorales, como el que se selló con Leandro Zdero en Chaco, en la disputa contra el kirchnerista Jorge Capitanich, y con Claudio Poggi en San Luis. Sin embargo, en Santa Fe, el menemismo impuso su línea, lo que impidió alcanzar un pacto con el gobernador Maximiliano Pullaro.
Mientras que en Chaco y San Luis se priorizó la gobernabilidad con el respaldo de dos mandatarios que ya demostraron que sus legisladores colaborarán con el Gobierno, la situación en otras provincias sigue siendo incierta, y los desacuerdos internos en el oficialismo se profundizan.