Al gobernador le recomendaron evitar confrontar con Máximo Kichner y dedicarse de lleno a la gestión.
En plena reconfiguración del peronismo con una heterogénea intención de ser una oposición que aún no logra terminar de ser, el gobernador Axel Kicillof busca ponerle paños fríos a la interna con Maximo Kirchner en la provincia de Buenos Aires, luego de semanas frenéticas entre los cruces de alfiles del gobernador y dirigentes campotistas.
Si señales de Cristina, Algunos consideran que la intención de emancipación de algunos Camporista responden a la búsqueda de posicionar a Kicillof de manera nacional, con vistas al 2027. “Es una locura total, a Axel no le sirve esto. Se tiene que dedicar a gobernar. Si le va mal, no puede ser candidato a nada. No puede estar pensando en otra cosa”, enfatizó un referente que hace las veces de nexo entre municipios y la Legislatura.
Por otro lado, cerca de Máximo, actual titular del PJ, enfatizan que “Faltan 3 años y medio para la elección a presidente. Hay muchos que fogonean que Kicillof se peleé con La Cámpora para tener ellos algún lugar en la lista”.
En más filas de Máximo también se alistan varios intendentes como Alberto Descalzo (Ituzaingó), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada). También hay que ubicarlo allí al alcalde de La Matanza, Fernando Espinoza. “Es una locura total, a Axel no le sirve esto. Se tiene que dedicar a gobernar. Si le va mal, no puede ser candidato a nada. No puede estar pensando en otra cosa”, enfatizó un referente que trabaja como puente entre municipios y la Legislatura.
En medio de todo esos tumultos pejotistas, Kicillof busca tomar distanciarse y enfocarse en la gestión y en su enfrentamiento con Milei. No quiere conducir el PJ. No empuja a Máximo Kirchner fuera del partido, como sí lo hacen varios alcaldes. Pero si dio vía libre para que sus ministros, como es el caso del «Cuervo» Larroque, se revelen al liderazgo del diputado nacional.
No obstante, El gobernador juega a su manera: se mostró la semana que pasó en tres actos claves donde la interna tomó volumen y sin Máximo Kirchner. Primero fue en San Vicente, en un acto convocado con la excusa de conmemorar la presentación de Cristina Kirchner en Comodoro Py en 2016, que resultó una plataforma para discutir cómo se ordena el movimiento.
Kicillof se mostró en Ensenada, bastión del peronismo, luego de presentar dos demandas contra el Poder Ejecutivo Nacional ante la Corte Suprema por los recortes de fondos de educación y de transporte dispuestos por Milei. Allí fue ungido por Mario Secco, que lleva cinco mandatos y es referente de otros alcaldes, único conductor de los intendentes.
Vale recordar que ensenada fue el distrito donde funcionó la mesa chica del kirchnerismo durante la vicepresidencia de Cristina Kirchner. Secco mandó una señal hacia adentro: la conducción ya tiene un sucesor.
Hay una tercera pata en todo esto que es la del Frente Renovador. Sergio Massa tampoco se muestra bajo la conducción de Kicillof. Y alguno ministros del gobierno bonaerense, como Larroque, ya comenzaron a deslizar que los peronistas que no colaboran con Kicillof “están en una joda rara”.
Kicillof tendió puentes al excandidato a presidente la semana que pasó, al sumar aliados de Massa en su gobierno, como Sandra Mayol, en el Ministerio de Transporte. También habla con otros gobernadores peronistas, en especial del norte, para fijar posición respecto de temas claves, como la restitución del impuesto a las ganancias.