El presidente se encuentra en el peor momento desde que regresó al club, con un equipo que no responde y con la difícil tarea de dar con la tecla con el nuevo director técnico tras la renuncia de Diego Martínez.
Boca atraviesa uno de los peores momentos futbolísticos de los últimos años y, desde que el presidente, Juan Román Riquelme, volvió al club en 2019, es la primera vez que se empezó a cuestionar su figura como el hombre que maneja los hilos del fútbol en Brandsen 805. La renuncia de Diego Martínez le generó otro problema al Último 10: definir un entrenador rápido para pelear el campeonato y la Copa Argentina y que, quizás, por el peso propio del mismo, se ponga en tela de juicio su círculo íntimo: el Consejo de Fútbol.
La derrota con River fue la gota que rebalsó el vaso. Es cierto que todo se suscitó después de caer 2-0 ante Belgrano, pero después de la caída en el Superclásico en la Bombonera, el DT pendía de un hilo y durante toda la semana dio al sensación que, ante la primera derrota, se iba a ir. Así ocurrió. En Córdoba, luego del partido, Riquelme salió a pedir «disculpas» al hincha por no poder «competir» en los torneos que el equipo afronta, sabiendo que tenía que dar la cara en el momento más duro bajo su gestión.
El presidente entiende que, a partir de ahora, no puede fallar. Los dos últimos entrenadores se fueron sin pena ni gloria de Boca, sin haber ganado un título, sin haber logrado mantener en el tiempo un estilo y un juego que logre ilusionar a los hinchas. Nada de eso pasó y, hoy por hoy, invaden la bronca y desazón en los socios y simpatizantes no solo por la falta de títulos e idea de juego, sino porque el equipo ni si quiera tiene asegurado su clasificación a la Copa Libertadores, torneo que este año tampoco jugó.
Riquelme tiene que utilizar el poder de decisión y dar un golpe de timón: contratar a un entrenador con espalda, que pueda no solo aguantar las turbulencias del equipo, sino que también lo saque del foco de las críticas a él mismo. El ídolo de Boca tampoco está en un lugar fácil porque sabe que cada error es resaltado por dos de los principales políticos del país que, a su vez, tienen intereses en el Xeneize: nada menos que el presidente, Javier Milei, y el expresidente, Mauricio Macri.
Por eso, la sensación es que los apellidos que rondan entre los candidatos a dirigir a Boca son pocos y todos conocen el peso que representa estar en el club. Guillermo Barros Schelotto, Fernando Gago y Rodolfo Arruabarrena son los que aparecen en el radar. El primero se encuentra en Estados Unidos y, más allá de que muchos pensaban que por una cuestión de ciudadanía no puede venir a dirigir en este momento, fue desmentido por él mismo. Guillermo quiere volver a tener una segunda etapa en Boca.
Sin embargo, la posible llegada del Mellizo no es tarea fácil para Román. No son amigos, pero siempre mantuvieron una relación de respeto, aunque discreta. Schelotto es un entrenador serio, que en su momento impuso sus condiciones para llegar a Boca bajo la presidencia de Daniel Angelici y, rápidamente, encontró un estilo ofensivo que lo caracterizó hasta su último partido en la final de Madrid ante River. Es el último Boca que jugaba a algo o, por lo menos, es el gran consenso entre los hinchas.
La opinión de Guillermo en el mercado de pases siempre fue preponderante a la hora de elegir qué apellidos contratar en el club. Así fue con Angelici. Y Riquelme fue, hasta el momento, junto al Consejo de Fútbol, el encargado de traer jugadores. Fueron muy pocos los futbolistas que llegaron por pedido expreso del entrenador porque esa tarea, por lo menos hasta ahora, está encargada al Consejo de Fútbol, al igual que la renovación de los contratos que tanta polémica despertó con varios jugadores. Eso es un tema que podría generar una traba en su llegada. No obstante, todavía no hubo ninguna comunicación desde el club.
El otro candidato es Gago. El exmediocampista, surgido de las inferiores del club, dirige actualmente a Chivas de Guadalajara en México. Tiene contrato, aunque en la última conferencia le preguntaron sobre el posible interés de Boca y contestó tajantemente ante una periodista, hasta con un cierto fastidio: «No hay nada«. Algo similar ocurrió cuando entrenaba al plantel de Racing, que no cayó muy bien entre los hinchas xeneizes, aunque parecer ser que se debe más por el respeto a la institución que lo contrató que por una negativa de Gago a dirigir al club de sus amores.
Si bien no pudo ganar un título grande en su corta experiencia -ganó una Supercopa y un Trofeo de Campeones, justamente los dos ante Boca-, durante su paso por Aldosivi y la Academia, Gago demostró autoridad para comandar un grupo de jugadores con experiencia y la capacidad necesaria para comandar los hilos de un equipo. Tiene un estilo ofensivo, similar al de Guillermo, que lo caracterizó desde sus inicios en el club de Mar del Plata: atacar por afuera, con jugadores rápidos, y la tenencia del balón como un eje fundamental en los partidos.
Si Riquelme elige buscar a Gago, sería más complicado porque está con trabajo y debería arreglar una salida con el club mexicano. El vínculo del DT con Chivas es hasta fin de año y hay una cláusula que indica que podría ser extendido por un año más, aunque si Boca quiere sacar a Pintita del club, deberá desembolsar 2 millones de dólares. El equipo se ubica en la 8° posición del Apertura 2024, en zona de clasificación a playoff, con 15 puntos, producto de cuatro victorias, tres igualdades y tres derrotas. Al igual que con Chapita, nadie se comunicó con el exvolante.
No obstante, con quien si se comunicaron es otro que de los que suena para volver: Rodolfo Vasco Arruabarrena, ex lateral izquierdo multicampeón y que ya fue el técnico del equipo azul y oro entre agosto del 2014 y febrero del 2016. Sin embargo, también está con trabajo en Arabia Saudita al mando de Al-Taawon FC. El Vasco es amigo de Riquelme y es hincha del Xeneize, pero su salida del fútbol de Asia no sería fácil tanto deportiva como económicamente, lo que complicaría su arribo para dirigir al plantel en este semestre.
El vínculo de Arruabarrena, de 49 años, se extiende hasta el 30 de junio del 2025, ya que llegó a mediados del 2024 y firmó por una sola temporada. De esta manera, en el caso de volver a La Ribera deberá haber un gran resarcimiento para Al-Taawon FC., el club que lo contrató hace apenas dos meses.
No obstante, más allá de estos tres nombres, siempre puede aparecer otro bajo la manga y en relación a los técnicos que serían de gusto del presidente: Eduardo Domínguez (Estudiantes de La Plata), Gustavo Quinteros (Vélez), Fernando Ortíz (actualmente sin club), José Pekerman (sin club) y Antonio Mohamed (sin club).
El entrenador que elija para sacar al equipo del pozo en el que está metido será, sin dudas, de las más importantes desde su vuelta al club: primero como vicepresidente, ahora, como la máxima autoridad dirigencial. Por lo pronto, Boca será dirigido por Mariano Herrón (entrenador de la Reserva) y enfrentará a Argentinos Juniors el próximo domingo a las 21. La Bombonera podría hablar. Y cuando la Bombonera habla, se considera sagrado. El termómetro para Riquelme.