
Por Gian Campora*
El año saliente ha sido un periodo ordinario en su aspecto político, social y económico. La manera de conducir la Argentina, implementada por Javier Milei, es comparable con la de gobiernos previos, ya sea por políticas exactamente iguales o por direccionamientos similares. Sin embargo, el punto central del símil es que ningún suceso ha salido de la norma institucional que el país sostiene desde 1983.
Pero, más allá de las similitudes de forma; las estadísticas y –sobre todo- las vivencias del común de la sociedad, marcan al 2024 como un periodo extraordinario ¿Es esto solo una sensación popular, o es acaso una ambivalencia?
El trabajo es siempre el mayor medidor del estado social. El mismo avala de cierta forma esta excepcionalidad del 2024. Pues, solo en el segundo trimestre del año, 164.000 personas perdieron su empleo formal (‘en blanco’) y 154.000 individuos comenzaron a trabajar informalmente (‘en negro’). Es decir, que para esta gran porción social –se debe tener en cuenta también a sus grupos familiares- su vida cambió drásticamente, con la perdida de todos los derechos laborales que garantiza tener un empleo formal. A esto se le suma una caída del poder adquisitivo promedio del 20% en esos nuevos trabajadores no registrados (información de la FCE-UBA).
A la realidad laboral se le agrega un aumento de la pobreza y la indigencia significativo. En 2024, la pobreza llegó a pasar el 52%, una suma 10 puntos superior a la del cierre del 2023. Más allá de las alarmantes cifras, el porcentaje de aumento de estos indicadores sociales ha sido similar al de otros periodos.
Quizás, entonces, el principal distintivo de este 2024 fue la cantidad de sucesos extraños que involucraron a la figura presidencial, los cuales fueron mediáticamente difundidos y, con ayuda de las redes sociales, llegaron a toda la sociedad. Pues, ¿no resulta extraño tener un Presidente que se comporta de tal manera? Sin dudas la respuesta es sí. Sin embargo, la anormalidad –en distintas escalas- ha sido un distintivo en la figura presidencial en repetidas ocasiones, desde Hipólito Yrigoyen hasta la fecha.
¿CUÁL FUE, ENTONCES, EL DISTINTIVO DEL AÑO 2024?
El propio Javier Milei se jacta de hacer «la reforma del Estado más grande de la historia». Sin embargo, más allá de que las formas del actual Presidente sean distintivas –ejemplo, el DNU 70/30/2023-, ya existieron gobiernos que han reformado de raíz la forma de ejercer el poder público. La famosa ‘batalla cultural’, esa por la que se le cambió el nombre al Centro Cultural Kirchner, también fue dada en múltiples periodos históricos.
Es por todo lo enumerado, que aquellas personas mayores de 30 años –principalmente, adultos mayores- aseguran que Milei no está haciendo nada nuevo. Desde un punto de vista analítico, apoyándonos sobre los hechos, tienen razón.
Sin embargo, la afirmación es equívoca en un aspecto central. Ese que vuelve distinto al Gobierno de Milei. Ese que, es a su vez, el factor de anormalidad del año 2024. Nos referimos a su celeridad.
Si uno observa la estadística de cambio de estructura social (cierre de fábricas, aumento de pobreza, despidos, etcétera), reformas institucionales, e incluso escándalos que involucran a la figura presidencial (ejemplo, ir a votar a Boca Juniors mientras Bahía Blanca sufría un temporal); puede ver que es comparable con otros gobiernos post Orden Conservador en Argentina. Sin embargo, la comparación es con la totalidad de los ciclos gubernamentales.
Lo distintivo del 2024 es que solo representó -en caso de que el Gobierno dure cuatro, ocho, o más años-, la punta del iceberg que será el ciclo de poder de Javier Milei.
¿QUÉ NOS DEPARA EL 2025?
Como todo Ejecutivo, el de Javier Milei tendrá como principal objetivo para el año entrante ganar las elecciones legislativas por el mayor porcentaje posible, para que la composición de las Cámaras le permita sumar triunfos a esa celeridad que es distintiva en su gestión.
Para eso –como se ha visto en otros periodos-, seguramente parte de los fondos públicos sean destinados a la campaña libertaria. Por otro lado, la concentración del equipo político del Gobierno estará allí, generando una ‘electoralización’ de las políticas públicas. A esto, claro, se le suma la posibilidad de un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el objetivo de un triunfo legislativo –algo ya visto en el macrismo-.
Además, la campaña será otra excusa para desviar el foco mediático de las políticas de fondo realizadas por el gobierno, como ha intentado hacer durante todo el 2024 con distintas situaciones secundarias (despidos en el Gabinete, cuestiones de la vida privada de Milei, etcétera). Será un año de muchas ‘políticas Mundial 1978’, como las llamó un reconocido analista político.
En lo económico, tanto los observatorios de las principales universidades, como espacios de estudio privados, alertan una escalada lineal de las políticas actuales. Es decir, si la celeridad fue la anormalidad del 2024, posiblemente lo sea también para el año 2025.
*El autor es parte del equipo de redacción de LaNoticiaWeb y es estudiante avanzado de la Licenciatura en Historia y del Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Historia, de la Universidad Nacional de San Martín (EHU-UNSAM).