Los emisarios serán Fayad y Gil Lavedra. También pretenden sumar radicales K, ahora estarían descontentos con el gobierno nacional.
“Lo peor que podemos hacer es anarquizar más el partido", razonan los radicales que integraron la otrora influyente Junta Coordinadora Nacional. Sin ánimo de ponerse nostálgicos, los referentes de la vieja guardia del alfonsinismo se preparan para volver a dar batalla. En nombre de la UCR, dicen, y con la premisa de ponerle límites al poder kirchnerista, buscarán un acercamiento con Elisa Carrió y explorarán caminos para tratar de arrebatarle radicales K al Gobierno.
Esa iniciativa, que corre en sintonía con una "profunda reestructuración" del partido, surgió al cabo de una reunión de siete horas que el viernes compartieron en un local del centro porteño, entre otros, los dirigentes Federico Storani, Enrique "Coti" Nosiglia, Facundo Suárez Lastra, Mario Losada, Carlos Becerra, Leopoldo Moreau, Víctor Fayad, Ricardo Gil Lavedra y Carlos Maestro.
La excusa del cónclave había sido sentarse a diagramar actividades para celebrar de aquí hasta el 10 de diciembre el cumplimiento de los 25 años del retorno de la democracia, que tuvo a su líder Raúl Alfonsín como presidente. Esta idea también fue pensada para no cederle protagonismo al Gobierno en el aniversario. "No se olviden que el hombre elegido para retorno de la democracia no fue un peronista", avisan.
La movida radical se parece a una partida de ajedrez que se presenta adversa. No son tiempos felices para la UCR: la última jugada electoral salió mal. Su delfín presidencial, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quedó tercero y encima pegó el salto al kirchnerismo menos de dos meses después de la asunción de Cristina.
Por eso, ahora, decidieron ir más despacio. "Vamos a hacer gestiones para volver a recuperar el tronco de una estructura de poder. El radicalismo es el único partido en condiciones de hacerlo", advierte Storani.
Los emisarios designados para hablar con la Coalición Cívica son Fayad y Gil Lavedra. Ambos dirigentes gozan del respeto de Carrió, quien conversó con ellos recientemente para inducirlos a cruzarse de vereda política y sumarse a su Coalición Cívica. "Tenemos coincidencia programáticas, hay que ver cómo podemos implementarlas", se entusiasman los radicales. Pero hay obstáculos: el presidente de la UCR, Gerardo Morales, fue compañero de formula de Lavagna y lanzó filosos dardos contra Carrió durante la campaña.
El otro paso que quieren dar los radicales pasa por seducir a los correligionarios que integran el kirchnerismo. "Están incómodos y lo mejor es que peguen la vuelta", analizan. Creen que, al menos a una parte, podrán convencerlos con el argumento de que el Gobierno se calzará definitivamente el traje peronista y se olvidará de sus aliados electorales.