
«No tengan miedo, den la batalla contra el zurderío, que se la vamos a ganar, somos superiores productivamente y moralmente», expresó el diputado porteño en Madrid.
Vox celebró este pasado fin de semana su acto Viva 22, un festival que le ha supuesto al partido de Abascal un bálsamo de tranquilidad e ilusión tras el terremoto interno provocado por la salida de Macarena Olona.
De entre los líderes invitados al acto, como el expresidente de EEUU, Donal Trump, que dirigió un discurso grabado, o el líder del partido portugués Chega, André Ventura; destacó de manera notable la presencia del economista argentino Javier Milei.
Tras pronunciar su lema de «viva la libertad, carajo» al comienzo de su discurso en Viva 22, Milei se aventuró con un «viva España» y un «viva Vox», lo que despertó los aplausos de los miles de asistentes. Pero, durante los 20 minutos que duró su intervención, el argentino se mantuvo fiel a las consignas que le han llevado a la fama. Concretamente, centró su charla en explicar «cómo el zurderío (izquierda) nos contamina la vida, cómo buscan destruir nuestra sociedad y cómo arruinan nuestra vida convirtiéndonos en esclavos».
Milei explicó cómo los países más libres «crecen el doble que los más reprimidos y tienen un PIB per cápita 8 veces superior», mientras que el 10% de la población con menor renta en los países libres es 11 veces más rico que el 10% en los países reprimidos», la pobreza extrema es 50 veces superior en estos últimos, la gente vive un 25% más y tiene mayores derechos políticos.
Para ejemplificar este contraste entre libertad y socialismo, el liberal mostró los diferentes resultados de las políticas aplicadas en la Alemania oriental y occidental, situación «narrada por Nino Bravo en su canción Libre»; así como la experiencia vivida tras la separación del imperio austrohúngaro entre la capitalista Austria y la comunista Hungría; o las diferencias entre Corea del Sur y Corea del Norte; o el declive de su propio país, Argentina, donde «el Estado se multiplicó por tres, pero el número de pobres se multiplicó por ocho».
«El socialismo es una máquina de empobrecer, un fenómeno miserable, un fenómeno del odio, un fenómeno de la violencia, todo lo que toca lo arruina», recalcó Milei, alertando que el socialismo está trasladando la batalla desde la esfera económica a otros aspectos de la sociedad«, como con la ideología de género, el lenguaje inclusivo o la agenda ecologista.
Milei además intentó desmontar durante su discurso la idea de que el libre mercado es inmoral porque genera desigualdad. Así, defendió que la idea de «donde nace una necesidad, nace un derecho» es incorrecta, ya que «las necesidades son infinitas y los recursos alguien los tiene que pagar». En este sentido, expresó que la «justicia social» es una idea «violenta e injusta porque implica tratar de manera desigual ante la ley, quitarle a uno para darle a otro».
Uno de los resultados de este problema del socialismo, según Milei, es que genera desequilibrio fiscal y endeudamiento, «pasar la fiesta de hoy a nuestros hijos y nietos». El financiamiento de este déficit, recalcó el economista, se produce con la emisión de dinero del banco central, «generando inflación que perjudica a los más vulnerables».