En un acto en José C. Paz, el Presidente dijo sobre los incidentes de San Vicente que "apuntaron contra Kirchner para frenar el nuevo país que necesitamos". Antes, el gobernador Solá afirmó: "No vamos a permitir más que los violentos sean impunes".
En un acto en José C. Paz, el Presidente dijo sobre los incidentes de San Vicente que "apuntaron contra Kirchner para frenar el nuevo país que necesitamos". Antes, el gobernador Solá afirmó: "No vamos a permitir más que los violentos sean impunes". Y apuntó también que "un grupo de traidores arruinó la fiesta de miles y miles".
Se tomó un tiempo prolongado el Gobierno para dar su palabra oficial sobre los brutales incidentes de ayer en la quinta de San Vicente. Recién esta tarde, en un acto en José C. Paz, el presidente Néstor Kirchner expresó su condena a los violentos y lanzó a modo de súplica un pedido para la gente que había ido a presenciar el acto: "Les pido que me cuiden, porque con lo que se demostró ayer se demostró que solo no puedo".
Kirchner, que ante el panorama violento desatado en San Vicente se vio obligado a desistir de participar en el acto, afirmó que los disturbios estuvieron preparados para perjudicarlo. "Las cosas -opinó- no suceden de casualidad. Hay que apuntar contra Kirchner para frenar el nuevo país que necesitamos".
El Presidente había evitado esta mañana, en la Casa Rosada, referirse a los hechos. En el acto por la firma de los contratos de obras viales en la autopista Pergamino-Pilar, sólo se había referido a ese emprendimiento y a adelantar las cifras del crecimiento económico. Evidentemente, prefirió esperar el calor de la militancia en José C. Paz para dar la palabra oficial.
LOS SENTIMIENTOS DE FELIPE SOLA
Antes que Kirchner, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, pronunció una dura condena contra los sucesos de ayer. Se comprometió a "identificar a cada uno" de los que participaron en los hechos de San Vicente. Y sentenció: "No vamos a permitir más que los violentos sean impunes"
“Esto no me lo van a cargar a mi, esto no". La frase, pronunciada por el gobernador ayer por la noche, refleja el temor de sumar un nuevo hecho de evidente precariedad institucional a la hora de garantizar la vida y la seguridad de los ciudadanos en el territorrio bonaerense.
Fuentes cercanas al gobernador confirmaron que por estas horas, Solá vive una mezcla de "crispación con nerviosismo". Es que, en el marco de la desaparición del testigo Julio López, sufrir un nuevo traspié que podría echar la última palada de tierra sobre su proyecto reeleccionista.
Por eso, ayer a la mañana, reunió a sus más íntimos colaboradores y les indicó que pase lo que pase hay que "despegarse" de los hechos de violencia de ayer y "tirar toda la culpa a los sindicatos".
A través de sus voceros, rápidos de reflejos por cierto, los medios informaron hoy que la seguridad del acto de traslado de los restos del general Juan Domingo Perón, dentro de la quinta de San Vicente, fue puesta, "total y exclusivamente", en manos de la CGT que conduce Hugo Moyano y de las 62 Organizaciones que lidera Gerónimo "Momo" Venegas. Claro que no explicó por qué extraña razón el Estado bonaerense resignó el monopolio de la violencia, que como se sabe es una carga pública.
Solá recorrió el lugar de los hechos junto a un grupo de policías, luego de sobrevolar toda la zona donde corroboró los destrozos que se ocasionaron. Luego partió hacia casa de Gobierno donde acompañó al presidente Kirchner quien lanzó formalmente la construcción de la autopista Pilar-Pergamino. El rostro de Solá apareció con muestras evidentes de la tensión que sufre, apenas se saludo con el presidente, quien optó por dar un discurso sencillo, escueto y sin tiros por elevación hacia los sucesos de hace 48 horas.