Néstor Kirchner se quiere quedar con el sello del PJ. Gerardo Morales dice que sólo lo sacarán de la conducción de la UCR con los pies para adelante. Pero, ¿no era que la crisis de 2001 había acabado con el sistema bipartidista? Paradoja de la política argentina: el descreimiento en los dirigentes no se ha visto reflejado en los padrones partidarios. Aunque es real que esos padrones todavía no fueron depurados, no es menos cierto que los afiliados no se han molestado en pedir que los den de baja. Números exactos: el PJ conserva 3.601.517 seguidores y la UCR, 2.322.035. Pero la mayoría, reconocen en ambas fuerzas, participa poco y nada en la actividad partidaria.
Los datos constan en la última medición que registra la Cámara Nacional Electoral. Su director, Alejandro Tullio, sostiene que los partidos "deben sincerar los padrones". Es evidente que la cantidad de seguidores no se traduce en votos. Un caso emblemático: en 2001, la UCR alcanzó uno de sus picos históricos en el padrón (2.600.030 personas), pero apenas dos años después la fórmula presidencial Moreau-Losada sufrió la elección radical más nefasta. Obtuvo 453.360 votos.
Claro que el padrón condiciona los movimientos de cada agrupación. En la carta orgánica del PJ se establece que "cada provincia manda al Congreso una cantidad de congresales que estén en proporción con la suma de afiliados". Ese mecanismo no haría más que promocionar punteros políticos. El fenómeno se aprecia, sobre todo, en la Provincia.
Los politólogos ingleses usan la expresión spoil system para describir esa práctica por la cual los partidos políticos del Gobierno distribuyen a sus propios miembros y simpatizantes cargos institucionales y posiciones de poder.
El historiador social Torcuato Di Tella considera que los partidos "están más en transformación que en crisis". Y hace un pronóstico: "El peronismo, con el Frente para la Victoria, más radicales y socialistas, formarán una verdadera Concertación, ocupando el lugar del centroizquierda. Y por el otro lado se irán nucleando las varias formaciones de la derecha. El sistema se parecerá al de los países más desarrollados."
Por ahora las diferencias son notorias. Como director electoral, Tullio cree que en este país se ha optado por el modelo de partidos de masas, en el que la cantidad de afiliados "parecería" sinónimo de representación. En el modelo de las democracias europeas se prioriza la calidad de cuadro. Dos datos: el Partido Popular español tiene 707 mil afiliados (cinco veces menos que el PJ), pero todos pagan una cuota mensual para integrarlo. Lo mismo en el PSOE, cuyo abono está contemplado en la carta orgánica.
"El proceso de afiliación está vinculado al enamoramiento", opina el licenciado en Ciencias Políticas Sergio Berensztein, para quien la crisis del PJ y la UCR no es nueva: "En los procesos democráticos los partidos sufren profundos desgastes y a veces hasta desaparecen."
¿Cuándo nace la crisis? El razonamiento más extendido es que los afiliados comenzaron a desencantarse cuando los dirigentes se alejaron de sus propios programas, acaso influenciados por el modelo neoliberal. Lo peor, dicen, es que la crisis de los partidos mayoritarios actuó como efecto cascada sobre los más pequeños.
Fuente: Diario Clarín