La izquierda no es solo un libro que habla sobre la mano menos hábil. Algunos políticos descubren que para gobernar el país deben aliarse a cualquiera que tenga Poder, traducido en votos o en dinero.
LA PSEUDO IZQUIERDA DEMENTE
Resulta que ahora algunos políticos descubren que para gobernar el país deben aliarse a cualquiera que tenga Poder, traducido en votos o en dinero.
Esta “idea de gobierno” es una estrategia que no comenzó hoy, a partir del rejunte de la oposición “Patchwork” en el H. Congreso de la Nación, es una práctica ejercitada por todos y cada uno de los políticos que con acceso al Poder, la llevaron a cabo justificando su accionar en la necesidad de “gobernabilidad”.
En realidad sucede que la postura que evidenció la oposición “Patchwork” el jueves 02 de diciembre en la H. Cámara de Diputados resultó a todas luces y francamente un bochorno. Pero no por la actitud de la “derecha colorada” que lidera De Narváez, porque después de todo, ella hace su “negocio”, siempre y en todo lugar, lo grave fue claramente expresado a través de la actitud de la pseudo izquierda autotitulada “progresista” y liderada por Pino Solanas, quien entre ignorante, ingenua e imbécil, prefirió cerrar filas con quienes se suponía deberían ser opositores ideológicos, para derrotar al denominado por los medios monopólicos como “demonio kirchnerista”.
Además de darle pasto a las pocas fieras que se definen trotskistas, que jamás han leído las obras publicadas del líder soviético y que por otra parte en nuestro país ni siquiera poseen representación legislativa, también impulsan a sus socios, concentrados en la oligarquía ganadera, la Sociedad Rural, quienes se quedan con el mayor porcentaje de la renta de la tierra.
Esa pseudo izquierda es demente, porque cree que a través de apoyos esquizofrénicos, alguna vez podrá instalarse en la Ciudad de Buenos Aires con Pino como Jefe de Gobierno y en realidad contribuye a que Macri, Clarín, De Narváez, La UIA y la Sociedad Rural, recuperen espacio político para reproducir en un futuro próximo el camino desgraciado del riojano, aquella política económica que algunos de ellos en otros tiempos también criticaron y que hoy, por un sencillo afán pecuniario y de apetencias personales no reconocen que retornaría con aquella misma película y con el impulso de sus viejos críticos.
LA IZQUIERDA DECENTE
Vuelvo a saludar en esta oportunidad la actitud evidenciada por aquellos políticos que no venden sus convicciones ni se confunden ideológicamente.
Aquellos diputados que se autodefinen como centroizquierda y que respetando sus pensamientos y su postura distante con el oficialismo son capaces de evidenciar sus diferencias y a la vez establecer una forma de acordar una estrategia de acción, que manteniendo distancias, consolide objetivos y banderas políticas.
Eso se denomina también “dignidad”. Reflejada por la actitud de actores sociales como Martín Sabatella y Eduardo Macaluse.
Acordar con políticas kirchneristas no es ser oficialista.
Pararse en la vereda de enfrente del gobierno, no significa ser libre.
Negándolo todo, solamente rescata ese opositor, ser acusado de kirchnerista por la atomizada y diversa oposición que llegó al triunfo el último 28 de junio de la mano del voto de quienes ignoraban quién es en realidad ese colorado de pocas ideas.
La verdadera izquierda está condensada en ideas y proyectos que deberán ser ejecutados a favor de la dignidad popular, pero para ello, el país deberá seguir avanzando en el camino del crecimiento intelectual de las masas populares, porque aunque suene muy pomposo, la democracia eleccionaria en la Argentina, todavía está atada al dinero, a la bolsa gigante de dinero que paga campañas y favores.
La democracia popular esperemos se construya recién a través de la Ley de Reforma Política.
Mientras tanto, deberemos tratar de frenar la publicidad intencionada, la divulgación del candidato adinerado, la compra del incauto, bregando poco a poco, que los ignorantes quieran saber “de qué se trata”.
Por Alberto Carbone, Profesor Historia, Facultad Filosofía y Letras de UBA