El 7 de julio habrá una cumbre radical en Tucumán donde se debatirá la estrategia electoral del próximo año, cuando deberá renovar gran parte de su plantel legislativo. Apunta a recuperar protagonismo y así evitar que el PRO le siga ganando espacios.
Boleta en mano, un prominente intendente radical se quejó días atrás en el despacho del ministro del Interior porque le había llegado una cuenta de luz de 6.500 pesos. Fue poco después que un senador del mismo partido hiciera saber su disgusto porque funcionarios oficiales le estaban “caminando” la provincia junto al gobernador peronista sin consultarlo. Ya uno de los tres ministros de ese signo había rumiado su bronca porque le habían obligado a destituir a una funcionaria de su riñón político para colocar en su lugar a un “amigo” del Presidente.
Estas y otras tantas desventuras de los aliados más poderosos del macrismo –al menos númericamente– formaron parte de la sesión de catarsis que convocó hace diez días el legendario Enrique “Coti” Nosiglia en su casa de Recoleta. Estaban las primeras figuras del radicalismo, aquellas que insisten en negociar calladamente más espacios con Mauricio Macri, como Ernesto Sanz, José Corral, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo, Daniel Salvador y Mario Negri, como las que claman por un golpe de efecto que les permita relacionarse al Gobierno con menos mansedumbre, como Ricardo Colombi, José Cano, Julio Martínez, Ramón Mestre, Angel Rozas y el propio anfitrión.
La UCR cuenta con 40 diputados, de los cuales dos no responden directamente al interbloque Cambiemos. De ese total, en 2017 el partido deberá renovar 22 bancas. En la Cámara alta el panorama es más optimista. El radicalismo cuenta con 9 senadores, y el próximo año pondrá en juego tres. Esos senadores pertenecen a provincias donde la UCR tiene peso territorial, como Formosa, Santa Cruz y Jujuy.
Además, el partido cuenta con tres gobernadores propios (Gerardo Morales en Jujuy, Alfredo Cornejo en Mendoza y Ricardo Colombi en Corrientes, que concluye su mandato en 2017) y casi 600 intendentes en todo el país. La gran mayoría de esos jefes comunales son de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, y Santa Fe.
Un punto de convergencia fue la necesidad de recuperar la “identidad partidaria”, para negociar con el PRO el armado de las listas legislativas del año próximo en una posición de fuerza, sin ceder al peso estatal del partido de Macri los espacios cosechados a nivel territorial.
Así surgió la idea de volver a citar a una cumbre partidaria para el 7 de julio, en Tucumán, a casi cinco meses de la anterior, en Luján. En el verano el clima era de expectativa por un Gobierno que empezaba a desplegar sus alas. En este caso, las autoridades estarán más abocadas a contener a los más díscolos, algunos de los que ya hablan de hacer rancho aparte si el macrismo sigue priorizando a sus rivales local del PJ en el reparto de cargos y otros beneficios para las provincias.
Las invitaciones a gobernadores,legisladores nacionales, ministros y otras influyentes figuras partidarias fueron cursadas bajo el rótulo de “Radicales frente a los desafíos del futuro”. La excusa será la dicusión de un debate sobre los nuevos ejes que debería trazarse el partido, en el marco de los fastos por el Bicentenario de la Independencia que tendrán lugar por esos días en aquella provincia. Habrá paneles y un esquema de “tomenta de ideas”, aunque ningún dirigente descarta que lo más jugoso circule por los pasillos, con los poroteos clásicos sobre las negociaciones que ya despuntan para armar las listas del oficialismo en las legislativas del año próximo.