Trabajan en un plan de privatización para meter a Cristóbal López en la provincia para la instalación de tragamonedas. El ex presidente quiere garantizar estos negocios para su amigo antes de las elecciones del 2009. A la provincia le podría interesar para mejorar las deterioradas cuentas bonaerenses.
Por esas cosas del kirchnerismo, mientras la Presidenta y sus funcionarios baten el parche del nacionalismo económico festejando estatizaciones como la de Aguas Argentinas, Aerolíneas Argentinas y algunas líneas de trenes, en el juego avanza de manera implacable con una política de un neoliberalismo que haría palidecer al mismísimo Carlos Menem.
Es que no contento con haberle garantizado a su amigo Cristóbal López la concesión de los tragamonedas del hipódromo de Palermo y los dos barcos casino de Puerto Madero –y ya se habla de la llegada de un tercero-, ahora Néstor Kirchner estaría decidido a consolidar a su amigo como el gran mandamás también en territorio bonaerense. Y quiere hacerlo antes de las elecciones del 2009, que acaso marquen el ocaso definitivo del declinante oficialismo.
Es por eso, que desde el núcleo duro del kirchnerismo presionan día y noche para que se apruebe un proyecto que permita privatizar los hipódromos bonaerenses y se abran así las puertas para que Cristóbal López, consolide en la provincia el imperio del juego que ya tiene a nivel nacional, gracias a la ayuda de su amigo Kirchner.
Durante toda la gestión de Felipe Solá, este empresario nunca logró perforar el cordón de la General paz, detalle que influyó mucho más de lo que se sabe en la decisión de Kirchner de negarle al ex gobernador cualquier destino importante en su esquema de poder.
LA OPOSICIÓN
Los rumores vienen resonando desde hace meses, pero en estas horas son algunas fuerzas de la oposición provincial la que están poniendo el ojo en estas versiones, como la Coalición Cívica. En los despachos de los legisladores opositores sostienen que esta movida privatizadora se podría intentar “vender” a la sociedad con el argumento de que ayudará a aumentar la recaudación y paliar en parte el crónico déficit de la caja estatal, que distintos economistas ubican en los 5.000 millones, sin contar futuros aumentos a empelados y docentes.
El sciolismo ya avanzó en una reforma fiscal para aumentar Ingresos Brutos y mejorar la recaudación. En sintonía, se abrió en la provincia un serio debate por el interés del gobierno bonaerense por modificar ciertos aspectos del Instituto de Previsión Social (IPS), para poder apelar a sus fondos (ver nota adjunta) el cual genera millones de pesos de recaudación de los aportantes que hasta aquí caen en manos de las autoridades sin vía legal, pero cómo una patología intrínseca del funcionamiento de la provincia.
Es en este marco que se habla de la privatización de los hipódromos para que desembarque Cristóbal López con sus maquinitas, en San Isidro y La Plata.
La entrada del empresario K o de cualquier otro operador privado deberá sortear un escollo no menor: en los hipódromos bonaerenses están prohibidas, por ley, las tragamonedas.
LA PLATA EN JUEGO
Cálculos preliminares estiman que una recaudación moderada por los tragamonedas a instalarse en San Isidro y La Plata, podría alcanzar unos 200 millones de dólares al año.
“Cristóbal López desde hace rato está echándole el ojo a los hipódromos de la provincia. No tanto al de La Plata sino al de San Isidro, donde se manejan volúmenes de juego y de apuestas mucho más interesantes. En Palermo se habla de una recaudación de un millón de dólares por día con las maquinitas”, afirmó a este medio un vocero bonaerense.
LA IGLESIA
El problema es que el hipódromo de San Isidro es, justamente, el más difícil de los dos. “Cuesta entrar por la oposición del intendente Gustavo Posse (un radical K), que se resiste arduamente, y sobre todo, por el rechazo total que plantea monseñor Casaretto, el influyente obispo de San Isidro", explicó una fuente provincial.
Casaretto, incluso, fue visitado por legisladores de la Coalición Cívica quienes lo consultaron sobre la cuestión. En la reunión se habló de la posible mala influencia del juego –de las adictivas maquinitas- en los sectores más vulnerables de los alrededores de San Isidro y por la posibilidad de que esto traiga al distrito el lavado de dinero.
La misma velada advertencia dejó correr el obispo de La Plata, Héctor Aguer, quien podría oponerse públicamente a una eventual privatización del hipódromo de la capital provincial.
De hecho, el hipódromo de La Plata ya vivió en el pasado dos experiencias privatizadoras que terminaron mal. La primera, del Jockey Club, dejó una deuda de 20 millones, y en la segunda estuvo la Empresa Hípica Argentina, que también dejó un frondoso pasivo.
Claro que ahora, con la todavía poderosa franquicia K, las cosas podrían ir mejor.