La suspensión de esta inoculación de refuerzo tendría que durar «al menos hasta finales de septiembre», para de este modo “permitir así la inmunización de al menos el 10% de la población de cada país del mundo», afirmaron desde el organismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) exigió este miércoles a los países ricos que suspendan «por lo menos hasta fines de septiembre» sus planes de otorgar una tercera dosis contra el coronavirus, avalado por las grandes farmacéuticas con el argumento de frenar la expansión de la variante Delta, e instó a donar esas vacunas a aquellos Estados que tienen más dificultades en el acceso.
“Necesitamos cambiar las cosas urgentemente: que la mayoría de vacunas dejen de ir a los países ricos para que vayan a los pobres», declaró en conferencia de prensa el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En este marco, señaló que la suspensión de esta inoculación de refuerzo tendría que durar «al menos hasta finales de septiembre» para de este modo “permitir así la inmunización de al menos el 10% de la población de cada país del mundo».
La desigualdad actual hace que en los países de ingresos bajos solamente se haya administrado 1,5 dosis cada 100 personas, mientras esa cifra sube a cerca de 100 dosis cada 100 habitantes en los ricos.
Puesto de otra forma, mientras Europa tiene vacunada a más de la mitad de su población y Estados Unidos a cerca del 70%, solo el 2% de los habitantes de África tienen la pauta de vacunación completa y el 5% recibieron una dosis.
Lejos de avanzar en achicar esa brecha a través del mecanismo Covax por ejemplo -una iniciativa que promueve mejorar el acceso de los fármacos a través de donaciones de fondos y vacunas- los Estados más poderosos siguen firmando contratos bilaterales para adquirir inoculantes para sus ciudadanos.
Sin ir más lejos, la Unión Europea (UE) anunció en la fecha que rubricó un convenio con la farmacéutica estadounidense Novavax para comprar de forma anticipada 200 millones de vacunas a partir del momento en que sea aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, el ente regulador del bloque.
Es que muchos de los países que avanzaron de forma acelerada con su campaña de inmunización ya están pensando en administrar una tercera dosis a toda su población o a un sector, principalmente ante el avance de la variante Delta, considerada más contagiosa.
Israel fue el primero en ofrecer una dosis de refuerzo para los mayores de 60 años que recibieron la última inyección hace por lo menos cinco meses.
“La decisión se basó en una investigación y un análisis considerable, así como en el aumento y el riesgo de la variante Delta. Israel ya administró a 2.000 personas inmunodeprimidas con una tercera dosis sin efectos adversos graves y ahora estamos lanzando una campaña nacional”, argumentó el primer ministro Naftali Bennet.
Las autoridades alemanas ya anunciaron una medida similar para personas inmunodeprimidas, adultos mayores y el personal sanitario que trabaje con estos colectivos, lo que empezará a ponerse en marcha a principios del mes pasado.
Francia y Reino Unido planean hacer lo mismo, según medios locales, ante la expansión de la variante Delta que incrementó el número de casos, pero no de fallecidos gracias justamente al avance de las campañas de inmunización.
En la región, Uruguay es el primer país en avanzar con la idea de una tercera dosis.
El Ministerio de Salud abrió este lunes en su sitio de internet el registro en línea para asignar turnos para aplicar una dosis de refuerzo contra el coronavirus a personas que ya recibieron las dos del inmunizante chino Sinovac o que tienen ciertas condiciones clínicas que las convierte en grupo de riesgo.
«Entendemos la preocupación de los Gobiernos por proteger a sus poblaciones de la variante Delta, pero no podemos aceptar que los países que ya utilizaron la mayoría de los suministros de vacunas, utilicen todavía más, mientras que las poblaciones más vulnerables del mundo siguen sin protección», apuntó el titular de la OMS.
La idea de una dosis de refuerzo fue avalada, sin mucha sorpresa, por Pfizer, que hace un mes ya pidió una autorización en el ente regulador de Estados Unidos para inocular a aquellos que ya se dieron la pauta completa de inmunización.
La farmacéutica, que la semana pasada elevó cerca de un 30% sus proyecciones de ingresos para este año, anunció que una tercera inyección administrada al menos 6 meses después de la segunda «provoca títulos neutralizantes contra la variante Delta, que es más de cinco veces mayor en personas más jóvenes y más de 11 veces mayor en personas mayores que después de dos dosis».
El CEO de la empresa estadounidense, Albert Bourla, ya habló de una “revacunación anual” contra la Covid-19 en una entrevista con la cadena CNBC, al igual que el máximo directivo de Johnson & Johnson, Alex Gorsky, que adelantó la idea de una inmunización cada año como ocurre con la gripe estacional.
Mientras tanto y aprovechando el incremento de la demanda, tanto Pfizer como Moderna, los dos laboratorios que ofrecen las vacunas que usan la tecnología de ARN mensajero y que fueron autorizadas en varios países para niños y jóvenes, subieron los precios por dosis, de acuerdo a lo publicado esta semana por el diario Financial Times.
El precio de una dosis de Pfizer pasó de los 15,50 a 19,50 euros y el de Moderna se incrementó de 19 euros a 21,40 euros, de acuerdo a contratos con la UE firmados este año que garantiza la provisión de fármacos hasta 2023.