El senador votó a favor en la polémica sesión, pero sin el convencimiento gestual que manifestaron otros legisladores. La interna radical que todavía divide aguas en el partido centenario.
El aumento de los sueldos que aprobó la Cámara de Senadores de la Nación generó polémica este jueves. El proyecto de resolución, que había sido acordado el miércoles entre los jefes de todos los bloques, fue tratado sobre tablas y la votación se sometió a mano alzada. Muchos senadores aprobaron, con cierto resquemor, el aumento de la dirta de 1.7 millones a 4.5 millones.
Sin embargo, más allá de que la vicepresidente, Victorial Villarruel, estuvo de acuerdo con que se votara de esa forma (contemplado en el artículo 205 del reglamento de la Cámara alta), hay muchas dudas sobre si estuvieron los votos necesarios, primero, para aprobar que se trate el proyecto; y segundo, para aprobar el aumento, con los dos tercios sobre los senadores presentes.
Villarruel solo se tomo seis segundos entre que sometió a votación el proyecto y dio por aprobada la votación. Muchos legisladores levantaron la mano, tímidamente y hasta con cierta vergüenza, a sabiendas de la impopular decisión que estaban aprobando, en medio de un ajuste del Gobierno nacional y una crisis económica que todavía azota a los argentinos.
Martín Lousteau, el presidente del comité nacional de la Unión Cívica Radical (UCR), fue uno de ellos. Cuando la titular del Senado habilitó la votación, estaba en diálogo con la senadora, Guadalupe Tagliaferri (PRO). Este viernes, en diálogo con Radio con Vos defendió su voto a favor y aseguró que cuando se vota a mano alzada es «porque hubo un consenso previo a la labor parlamentaria».
“Yo estaba hablando con Guadalupe (Tagliaferri)», explicó Lousteau su voto, que quedó registrada por la transmisión y causó polémica porque en la imagen aparece con la mano apenas alzada. «Cuando no se vota con nombre y apellido, es porque hubo un consenso previo en labor parlamentaria. Se sentaron y dijeron ‘vamos a hacer esto’. Estaba acordado. Uno de La Libertad Avanza (LLA) firmó el proyecto, que tiene que saber hasta de qué se trata».
Luego, continuó: «Cuando votamos sin identificarnos, si no querés votar, tenés que levantar la mano y decir ‘quiero que conste mi voto’ o ‘quiero abstenerme’ o pedir permiso. Y nadie hizo eso. Fue acordado previamente por todos. Yo no hago nada disimulado».
La batalla de Lousteau (y Gerardo Morales) es con los gobernadores de Mendoza y Corrientes, Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, respectivamente. Es decir, en el seno del partido centenario. El efecto Milei fue quien los dividió en 2023 y lo último fue el comunicado en rechazo al mega DNU del presidente, en el que los dos mandatarios discreparon con el exministro de Economía de Cristina Fernández.
«Votar en contra del DNU no es bloquear a un gobierno, es bloquear el crecimiento del país. Todos los presidentes de todos los partidos políticos utilizaron la herramienta del DNU. La gente votó un cambio, dejemos que gobiernen con las herramientas necesarias», había dicho Cornejo después de la difusión del comunicado titulado «Queremos un cambio en el país y una UCR moderna».
El presidente libertario mantiene dividido a un radicalismo que no se pone de acuerdo si su reconstrucción partidaria empieza en una posición de proximidad al cambio que votó la sociedad o, por el contrario, en una posición de contrapunto tajante como sugiere la conducción orgánica del partido.
Lousteau puede tener diferencias con otros dirigentes más cercanos a La Libertad Avanza (LLA) o el PRO, pero el enfrentamiento es con el mendocino y Rodolfo Suárez, ex gobernador de esa provincia, y Mariana Juri, senadora, alias al gobernador, fueron los que intentaron declinar la actualización de la dieta.
En Mendoza, la situación de Cornejo es compleja a futuro. Si el presidente quisiera, podría acorralarlo en la competencia electoral con dos dirigentes que ya le pelearon la provincia y hoy forman parte de LLA. Se trata de Omar de Marchi, enlace parlamentario, y Luis Petri, ministro de Defensa. Por eso, en la conducción de la UCR se interpreta que tiene que ser más mileísta que Milei y cuidar lo suyo.
La interna entre halcones y palomas radicales también se trasladó a Diputados. Rodrigo de Loredo, jefe del bloque en la Cámara baja, aclaró los cinco objetivos de su espacio: «La mayoría de los diputados y un conjunto mayoritario de senadores» tiene cinco objetivos «muy claros»: «Que esta ley Bases mejorada, sin excentricidades, que el gobierno aprendió, sea aprobada».
De Loredo también reveló que, respecto «al DNU, nosotros no vamos a ser los que vamos a salir corriendo a rechazar. Hay una bicameral que lo está analizando». En esa comisión, Unión por la Patria no tiene intenciones de poner a discutir el decreto 70/2023 porque la mitad del grupo – senadores – ya eligió su rechazo.
Por otra parte, De Loredo volvió a poner el foco en impulsar la reforma laboral que el miércoles a la noche tuvo un impulso presidencial en redes sociales; la necesidad de mejorar los ingresos de ellos jubilados y que la educación sea una prioridad para la gestión al incluirla en el Pacto de Mayo.