La Corte declarará la inconstitucionalidad de los indultos del ex presidente Carlos Menem, quien perdonó a quienes cometieron delitos de lesa humanidad. El Presidente Kirchner insiste con la celeridad de las causas para condenar a los represores.
La Corte Suprema de Justicia declarará la inconstitucionalidad de los indultos dictados por el ex presidente Carlos Menem respecto de los ex militares y oficiales involucrados en causas de la represión de la última dictadura.
En septiembre último, la Cámara Nacional de Casación Penal anuló el indulto que beneficiaba a Riveros, dispuesto mediante el decreto 1002/89. Esa decisión es la que esperaba la Corte Suprema para pronunciarse sobre si esos beneficios son constitucionales o no.
El expediente se inició por un pedido formulado por los abogados Flavia Fernández Brozzi y Oscar Adrián Gómez, representantes de la querella en la mega causa de Campo de Mayo.
Riveros está procesado por delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo. Con la anulación de ese decreto, que también alcanzaba a otros ex militares, la Cámara estableció un fuerte precedente.
Pero por exigencias procesales, el alto tribunal remitió la causa Riveros a la Procuración General de la Nación, a cargo de Esteban Righi, quien debe emitir un dictamen.
Esos crímenes son inindultables, inamnistiables e imprescriptibles. Este es el principio básico que hay que conocer sobre los perdones de Carlos Menem a genocidas de la última dictadura.
Al tratarse de un perdón, se supone que el beneficiado era culpable. Para ello debía estar condenado. No se puede indultar a procesados, porque se sobreentiende que debe existir la condena previa.
Menem indultó no sólo a condenados, sino también a procesados, y la Corte, en varios casos resueltos en la década del noventa, ya se pronunció en favor de la constitucionalidad de los indultos y respaldó el ejercicio de la atribución presidencial.
Incluso en 1990, la Corte rechazó una impugnación contra el indulto que benefició a Riveros.
Después de una década y media de impunidad para los responsables del terrorismo de estado, recibir estas decisiones no puede despertar más que satisfacción. El camino es largo, pero aparentemente se vislumbra hoy un sendero de verdad y justicia.
Los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles, inindultables, e inamnistiables. La memoria es un deber, la Justicia es un derecho.