Hace 10 días, la diputada fue víctima de un asalto. Información que sugiere que un hombre la estaba siguiendo. Además, se ha sabido que algunos legisladores sugirieron la posibilidad de «engualicharla».
Marcela Pagano podría haber sido objeto de un incidente donde le sustrajeron el celular con la presunta intención de espiarla y ejercer control político sobre ella, cuando ocurrió el robo el lunes 8 de abril. A pesar de que la diputada aún permanecía hospitalizada debido a síntomas de úlcera sangrante al momento de redactarse este artículo, fuentes parlamentarias sugirieron que el incidente no parecía ser un acto delictivo común, ya que ocurrió mientras paseaba a su mascota por la plaza.
Inmediatamente después del suceso, Pagano se puso en contacto con un técnico en informática para evitar la posible filtración de la información sensible que tenía en el dispositivo.
Al día siguiente, le proporcionaron un teléfono temporal para continuar con sus tareas diarias. Sin embargo, cuando finalmente logró acceder a las aplicaciones que solía utilizar en su dispositivo, casi 24 horas habían pasado desde el robo. En ese momento, se percató de una gran cantidad de mensajes sin leer ni responder, lo que llevó a quienes la rodeaban a suponer que la información contenida en su celular y su privacidad estaban a salvo.
Aunque inicialmente esto les brindó cierta tranquilidad al sugerir que quien había robado su teléfono no había podido siquiera acceder a WhatsApp, una serie de acontecimientos previos comenzaron a generar preocupación.
Un diputado del bloque libertario confió a este medio que la legisladora había recibido amenazas violentas por parte de una de sus colegas en enero, pero optó por mantenerlo en privado para no desviar la atención del debate sobre la ley ómnibus. Durante el tratamiento del expediente, la periodista mantuvo un perfil bajo y se abstuvo de intervenir en el plenario de comisiones.
El resentimiento hacia Pagano también se evidenció en la imputación por las filtraciones de las conversaciones en el chat del bloque libertario, aunque la discreción no ha sido una característica distintiva del bloque hasta el momento, y la información continuó circulando ampliamente mientras ella no tenía su teléfono en su poder.
En un despacho oficialista se relató que en una ocasión, Pagano esperaba en un café a un colega del partido libertario para una reunión. En ese momento, uno de los camareros se acercó y le preguntó si esperaba a alguien. Al responder que aguardaba a un diputado, el camarero le indicó con disimulo la presencia de un hombre que la observaba fijamente desde otro lugar del local. Posteriormente, Pagano descubrió que este individuo trabajaba como asesor de una legisladora de su bloque.
Incluso durante las primeras horas de su internación, los mensajes difamatorios por parte de sus colegas no cesaron. Al consultar entre sus pares si se suspendería la convocatoria paralela a la comisión de Juicio Político que Martín Menem intentaba formar para destituir a Pagano, solo hubo respuestas sarcásticas sobre su estado de salud.
Además, este medio informó que los síntomas que llevaron a la internación de Pagano comenzaron después de una discusión que habría tenido con el diputado riojano en la noche del martes. «La apretó con todo», admiten fuentes del Congreso.
Según lo transmitido a este medio, la animosidad hacia ella alcanzó niveles ridículos en estos últimos meses, como cuando algunos miembros del chat de la bancada bromearon sobre la posibilidad de «engualicharla«.