
Por Carlos Pagni.
La política está revuelta, lo cual es lógico, porque se empieza a disputar la materia prima de esa actividad: el poder. Ya comienza a moverse el tablero del ajedrez electoral en dos distritos: en la provincia de Santa Fe habrá elecciones para constituyentes y para concejales en muchas ciudades el 13 de abril; y en la Ciudad de Buenos Aires, habrá elecciones locales el 18 de mayo.
En medio de toda esta complejidad, no hay que perder de vista una línea que ordena el proceso y que tiene que ver con la vida del oficialismo y del Gobierno. Es algo en lo que insistimos constantemente, para no olvidar lo esencial frente a lo accesorio: el eje central de la política oficial es resolver, si pudiera, un tema que ha sido el problema de todo este tiempo en la Argentina, probablemente desde 2005, cuando comenzó a insinuarse: la inflación.
El centro de la política de este Gobierno, y no solo de su política económica, es revertir el proceso inflacionario, que ha deteriorado los ingresos de manera muy significativa en los últimos 20 años. En un país con niveles tan altos de informalidad y con tanta gente fuera del mercado formal de trabajo, la inflación se vuelve aún más dañina y corrosiva. Muchos argentinos no tienen la posibilidad de defender su salario a través de la protección de un sindicato.
Este es el tema central y también lo que lleva a los encuestadores a presumir que el Gobierno hará una elección muy relevante en octubre. Ahora bien, la baja de la inflación también impacta en otra variable dramática de la Argentina: la pobreza.
Un gráfico elaborado por uno de los mejores expertos en economía social Martín González-Rozada, investigador y profesor de la Universidad Di Tella, analiza en un posteo reciente en X la tasa de pobreza en función de la Canasta Básica Total (CBT) de febrero de 2025. Según sus cálculos, midiendo el semestre de septiembre de 2024 a febrero de 2025, la pobreza se ubica en 34,9%.
Si observamos los datos con precisión, en julio, agosto y septiembre la pobreza superaba el 50%, mientras que en febrero descendió a 34,9%, casi 35%. Esto es relevante desde el punto de vista económico, porque probablemente no haya mejor programa social que la recuperación del poder adquisitivo de los ingresos. Esta recuperación toma una dimensión trascendental además desde el punto de vista social, dado el impacto devastador que ha tenido la inflación en los últimos años.
Pero también es importante desde el punto de vista político. La reducción de la pobreza refuerza la idea de que el oficialismo que lidera Javier Milei tiene la ambición de representar no solo a los sectores medios y altos, más ligados al mercado o a una ideología de libre mercado, sino también a sectores medios bajos y bajos. Esto plantea una incógnita sobre el desempeño electoral del Gobierno y sus candidatos este año, especialmente en el norte del país y en el conurbano bonaerense.
Así, el descenso de la inflación está directamente relacionado con la reducción de la pobreza, como lo muestra el análisis de González-Rozada, pero también con la identidad política que está construyendo La Libertad Avanza (LLA). Para quienes la conducen, esta fuerza no debería ser interpretada exclusivamente como un movimiento vinculado a las clases medias y medias-altas y al mercado, sino también como una expresión de un “conservadurismo popular” en la línea del menemismo.
Estas novedades macroeconómicas podrían afianzarse con una novedad que probablemente conozcamos en abril, quizás a mediados de mes. No está claro qué ocurrirá en el futuro del gobierno de Javier Milei, especialmente en los segundos dos años de su mandato. Sin embargo, la noticia más relevante del período sería un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este acuerdo no solo implicaría un desembolso cuya cifra aún no se conoce con certeza, aunque muchos la estiman en unos 20.000 millones de dólares, que además contaría con el respaldo del Banco Mundial y del BID. Lo más significativo de este acuerdo es otro capítulo que todavía se está negociando entre el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el viceministro de Economía, José Luis Daza: el levantamiento del cepo cambiario.
Milei había señalado que la eliminación de las restricciones cambiarias ocurriría después de las elecciones, en diciembre o en enero del próximo año. Sin embargo, este proceso parece haberse adelantado y es muy probable que se concrete en abril.
¿Por qué creemos que el levantamiento del cepo se adelantará? En una entrevista con LN+, el ministro de Economía, Luis Caputo, conversó con Horacio Cabak, quien le preguntó si la política cambiaria seguiría igual, con la devaluación del 1% mensual. Caputo dio una respuesta ambigua. Dijo que “todo sigue igual”, pero, cuando se refiere a “todo”, no menciona explícitamente el crawling peg, sino la estabilidad cambiaria. Y comienza a explicar que no hay suficiente cantidad de pesos en la economía como para poner en riesgo la estabilidad del dólar, ya que no existen suficientes pesos que puedan provocar una corrida hacia la divisa y, con ello, una depreciación brusca de la moneda.
Sin embargo, economistas muy serios y prestigiosos, como Miguel Kiguel, advierten: “Cuidado, Caputo, porque sí hay pesos en poder del público”. Existen muchos depósitos en pesos y numerosos instrumentos financieros, bonos en pesos emitidos por el Tesoro, que pueden ser liquidados por sus tenedores para comprar dólares. Aquí volvemos al problema crucial de la economía y de cualquier política económica, lo que el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti llama “la institución invisible”: la confianza. Ese es el tema central e importantísimo. Si el dólar se mueve, habrá un impacto en los precios y un posible rebrote inflacionario, lo que afectaría directamente al Gobierno. Y esto es clave porque el principal trofeo que el oficialismo lleva a las elecciones es la reducción de la inflación.
Hay un segundo indicio, quizás menos notorio: el Gobierno envió un DNU al Congreso para que este convalide el acuerdo con el Fondo. Se trata de un decreto que no brinda detalles específicos, pero que en sus considerandos cuenta con dos párrafos sumamente importantes. El DNU afirma que “las referidas limitaciones en el margen de acción de la entidad monetaria se agravan cuando, como en el presente, las restricciones en el mercado de cambios deben continuar siendo liberalizadas”. Y agrega: “…el denominado ‘cepo cambiario’ reduce la eficiencia de la economía y dificulta la inversión de largo plazo”. En otras palabras: están adelantando el levantamiento del cepo. Nadie incluiría una afirmación de este tipo si no tuviera la intención de ejecutar esa medida.
Fuente: La Nación.