Lo avala el Comité Nacional y apunta a erosionar el dominio kirchnerista en el Congreso. Propuesta para negociar listas parlamentarias con Carrió, Binner y Juez.
Los tropiezos del Gobierno con el campo y su efecto multiplicador entre la clase media urbana le insuflaron aire a la oposición. Aún con los reflejos entumecidos, varios de sus referentes ya apuran la exploración de alquimias para enfrentar al kirchnerismo en los comicios legislativos de 2009. Y la UCR aspira a hacer punta en el armado de una alianza competitiva.
El jefe del partido, Gerardo Morales, cree que es un momento ideal para que el radicalismo recupere su vapuleada imagen pública. Su receta consiste en hacer valer el amplio alcance territorial de esa fuerza -sólo superado por el PJ- para que funcione como articuladora del abanico de expresiones opositoras.
"Hay que meter la mayor cantidad de masa crítica opositora en el Congreso para equilibrar el poder. Del 2011 se hablará más adelante", le dijo Morales a Clarín. El kirchnerismo domina ambas cámaras parlamentarias.
Según admiten en voz baja, la ecuación en la que piensan el jujeño y sus aliados de la cúpula radical es: "Ellos aportan los nombres taquilleros en distritos grandes y nosotros la estructura, más figuras de arraigo en el interior".
Aunque Morales aclaró que es "prematuro" avanzar en definiciones, en el tablero que comenzó a imaginar su equipo no se descartan listas conjuntas de la UCR con la Coalición Cívica de Elisa Carrió en Capital, con el socialismo de Hermes Binner en Santa Fe y con el Partido Nuevo de Luis Juez, en Córdoba. Por ahora, el macrismo está excluido.
Desde la UCR ya hay puentes tendidos: el porteño Ricardo Gil Lavedra mantiene una fluida relación con Carrió, el cordobés Mario Negri compartió con Juez la cita opositora en San Francisco y en Santa Fe existe una alianza con el gobierno de Binner.
"Si la cosa viene bien, hasta podríamos saltar de los acuerdos locales a una alianza nacional", suele entusiasmar el jefe partidario a sus íntimos. Y muestra los entendimientos que vienen hilvanando los bloques parlamentarios de la oposición.
Con todo, la UCR tendría antes que acomodar su convulsionada interna. Y prepararse para un largo período de disputas con sus eventuales socios, que por el momento prefieren realzar sus perfiles individuales antes que apurar negociaciones electorales.
Un dato que puede convertirse en obstáculo infranqueable: Morales nunca dialogó con Carrió, pieza central de cualquier armado opositor, por su segundo puesto en la última presidencial. Y hasta nuevo aviso, la chaqueña prefiere seducir uno por uno a referentes potables de la UCR. Tuvo resultado dispar: lo consiguió con Margarita Stolbizer, pero Gil Lavedra, Negri y el mendocino Víctor Fayad le pidieron que negocie con el partido.
Todo será motivo de debate entre el 8 y el 10 de mayo en Carlos Paz. Dirigentes de las corrientes que no emigraron fueron convocados allí por la cúpula radical para un seminario que tendrá como eje la reconstrucción partidaria. Para motorizar la jugada, el jueves Morales presentará una Junta de Acción Política que devolverá al primer plano a los ex gobernadores Ángel Rozas y Roberto Iglesias. Y marginó a la vieja guardia alfonsinista, para hacer creíble el impulso renovador que buscar darle al partido.