
El PJ y el bloque de senadores de Unión por la Patria rechazaron el DNU que habilita el acuerdo con el FMI y advirtieron que desconocerán la deuda contraída en esas condiciones. En paralelo, el Gobierno busca respaldo en gobernadores peronistas para asegurar su aprobación en Diputados. Mientras tanto, crece la tensión en las calles ante una nueva movilización y un operativo de seguridad reforzado.
En la antesala de la sesión en Diputados impulsada por el oficialismo para debatir el DNU que permite el acuerdo con el FMI—sobre el cual el propio ministro de Economía, Luis Caputo, admitió no tener precisiones—el Partido Justicialista y el bloque de senadores de Unión por la Patria manifestaron su rechazo al decreto, al considerar que contradice la legislación vigente. Además, advirtieron a las autoridades del organismo internacional que desconocerán cualquier deuda asumida en esas condiciones. Estas declaraciones, promovidas por Cristina Kirchner, se alinean con su objetivo de «ordenar y enderezar» al peronismo, compromiso que asumió al postularse para la presidencia del PJ. Poco después, el Gobierno logró exhibir una imagen de Caputo junto a tres gobernadores de extracción peronista, quienes podrían facilitar la aprobación del decreto en el Congreso.
Cristina Kirchner convocó de urgencia al Consejo Nacional del PJ en la sede de la calle Matheu para abordar específicamente este tema. Se trata del primer encuentro de este tipo que reúne CFK desde que asumió la conducción del peronismo, tras un proceso interno marcado por tensiones. Horas antes, en la misma línea, el bloque de senadores de Unión por la Patria envió una extensa carta a la directora del FMI, Kristalina Georgieva, y al staff del organismo. En la misiva advirtieron que «firmar un nuevo acuerdo en una clara violación de la legislación vigente en la Argentina, no sólo acarreará su absoluta nulidad sino que, como fuerza política, no reconoceremos como válida y sujeta a obligaciones por parte del Estado Argentino».
Esta postura marca una diferencia significativa con el ciclo de endeudamiento previo, durante el gobierno de Mauricio Macri. En aquel entonces, el peronismo no manifestó su intención de desconocer la deuda récord contraída con el Fondo, aunque su renegociación más tarde generó la ruptura entre Máximo Kirchner, el kirchnerismo duro y la gestión de Alberto Fernández. Ahora, en cambio, la posición quedó claramente establecida: si el peronismo regresa a la Casa Rosada en 2027, no habrá margen para malentendidos. Resta ver si esta declaración provoca alguna reacción por parte del organismo financiero. De hecho, días atrás, la vocera del FMI, Julie Kozack, aclaró que el respaldo del Congreso no era considerado un requisito para la firma del nuevo acuerdo.
En medio de una jornada cargada de tensiones, la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo otorgó dictamen al DNU del FMI, lo que implica que podrá ser aprobado en la sesión especial de este miércoles a las 10 con una mayoría simple de 129 votos. Se espera un clima de alta tensión, ya que habrá una nueva movilización frente al Congreso en apoyo a los jubilados y en repudio a la violenta represión de la semana pasada. El Gobierno, por su parte, anunció un megaoperativo de seguridad aún más grande que el del miércoles anterior.
Además, la atención estará puesta en la reacción de los mercados, especialmente luego de una nueva caída de reservas en el Banco Central, un fenómeno que se profundizó tras la entrevista del ministro Caputo en la que no pudo precisar el monto ni las condiciones del acuerdo, dejando la negociación en un estado de incertidumbre.
En este contexto, lo que debatirá Diputados este miércoles se asemeja a un cheque en blanco para el ministro responsable del endeudamiento récord. Mientras tanto, en paralelo al encuentro del Consejo del PJ, el Gobierno intentó contrarrestar la imagen con una foto clave: Caputo, junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el vicejefe Lisandro Catalán, se reunieron con los gobernadores Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Sáenz (Salta). Los tres tienen raíces peronistas y muestran cercanía con el oficialismo, aunque con matices. Jaldo y Sáenz prácticamente se alinean con el Gobierno, mientras que Jalil mantiene una postura más ambigua, lo que deja en duda el voto de los diputados catamarqueños. Tras esta reunión, en la Casa Rosada daban por sentado que contaban con los números necesarios para lograr una rápida aprobación parlamentaria del acuerdo.