El tristemente célebre capitán ingeniero Alvaro Alsogaray impuso la frase “hay que pasar el invierno”, para tratar de justificar uno de los tantos ajustes liberales en una dictadura.
Ahora se trata de pasar el verano.
Cuando Cristina Fernández aseguró “Vamos por todo” parece que varios la escucharon, como el intendente del Frente para la Victoria de Pinamar, que dejó dos sillas del mobiliario y las cuentas vacías. O Pulqui, de General Pueyrredón, que dejó cerca de 1000 millones en rojo, sin que estuviera la plata para los sueldos. O el gobernador Daniel Scioli, que dejó un rojo de 15.000 millones de pesos y debió esperar 2.200 millones de auxilio nacional para pagar noviembre, con el crédito agotado y los proveedores con tres meses sin cobrar, por tocar algunos ejemplos simples, sin contar que el Ejecutivo aumentó en 100.000 millones de dólares la deuda externa según los propios datos oficiales del Banco Central.
Pese al mensaje del imaginario desendeudamiento y de haber pagado, según Cristina, casi 200.000 millones de dólares de deuda externa.
Néstor Kirchner tomó el gobierno con 150.000 millones de dólares abajo, Cristina lo entregó con una deuda de 250.000 millones, con escasas reservas del Central y con varias provincias y municipios en quiebra, entre ellos, Santa Cruz, según la propia Alicia Kirchner.
Mientras tanto Macri ofrece bonos para saldar el juicio perdido con los buitres, que cubriría el 70 u 80% de lo que reclaman; amplió el swap chino en 2000 millones de dólares, aceptó un crédito de 5000 millones de dólares del Banco Mundial, entre otras tantas medidas que se toman a diario.
Ayer el presidente anunció un bono de $ 400 para ocho millones de argentinos que cobran la jubilación mínima, para mujeres embarazadas, para la asignación universal y para los planes, queriendo mostrar un costado de reacción social y política hacia los que menos tienen, tratando de descomprimir un poco la situación.
El estado económico y financiero es grave. Para nosotros no hay novedad, lo dijimos durante mucho tiempo con números oficiales.
Ahora estamos en un tiempo de observación al nuevo gobierno. Pero a esta altura conviene recordar una frase de Perón, que dice que no se trata de controlar la economía, sino de armar un círculo virtuoso.
Gobernar es crear trabajo. El trabajo crea ocupaciones, a mayor ocupación, mayor salario. A mayor salario, mayor consumo. A mayor consumo, otra vez mayor producción.
Con la inflación de Kicillof y la devaluación de Prat Gay los salarios quedan retraídos y se achica el consumo, cortando el círculo virtuoso.
Los empresarios y comerciantes han desatado una loca carrera del famoso pensamiento argentino: “yo aumento por las dudas”.
De aquí a marzo tendremos un verano caliente, con una gran inquietud social y, no descartemos, con problemas sindicales.
El tiempo que viene es muy difícil, pero todos tenemos que comprender la depredación anterior, lo que no significa que haya espacio para un ajuste liberal.
Se trata de pasar el verano.
La seguimos mañana, a las 6, por AM 650 Radio Belgrano.