Apenas se presente formalmente la fórmula que compone con el matancero Balestrini, el 21 en La Feliz, el vicepresidente se pondrá a trabajar en la reedición del duhaldista Fondo del Conurbano. Scioli no quiere depender de nadie.
El 21 de agosto se presentará formalmente en Mar del Plata la fórmula Daniel Scioli – Alberto Balestrini, que buscará gobernar la Provincia de Buenos Aires a partir del 10 de diciembre. El ex motonauta trabaja silbando bajito para echar por tierra las interpretaciones que lo ubican como un mero delegado de la Rosada en La Plata.
Eduardo Duhalde pasó de la vicepresidencia del gobierno menemista al Ejecutivo provincial, un recorrido idéntico al que realiza Scioli en la actualidad. Con perfiles políticos distintos, el objetivo parece ser el mismo: Asegurar millones de votos para el proyecto oficialista y conseguir la tranquilidad de tener un dirigente de “confianza” al mando de la Provincia.
Duhalde se ocupó de tomar algunos recaudos que le aseguren independencia y prosperidad política. Armó una estructura que aún persiste y que le fue fiel en los momentos difíciles, y se consiguió el dinero necesario para limitar la dependencia económica de la Casa Rosada a través del Fondo de Reparación Histórica del Conurbano.
De esta manera, en el sciolismo también buscan imitar este capítulo del trayecto. Contemplan la posibilidad de lograr la coparticipación de un porcentaje de las retenciones que paga la producción agrícola bonaerense. También especulan con crear un nuevo Fondo del Conurbano, que no sería presentado de esta manera sino como algo “novedoso”.
Evidentemente, estas intenciones no simpatizan demasiado en el entorno pingüino y harán lo imposible para que la provincia “no se les vaya de las manos”. Aparentemente, designar un dirigente del riñón no les garantiza tranquilidad. Al fin y al cabo, Scioli siempre se caracterizó por la velocidad con las que corrió sus competencias. Habrá que ver si en la última vuelta puedo pelear por el podio.