El embajador Dante Dovena entregó la medalla que el ex combatiente Carlos Mihalfi había empeñado. También estuvo el ex soldado Silvio Katz. Adolfo Pérez Esquivel pidió a la Corte Suprema de Justicia que considere delitos de lesa humanidad las torturas a soldados que combatieron en Malvinas.
Rescatada del olvido de una casa de empeños de Montevideo, la medalla de honor que el Congreso argentino otorgó al soldado Carlos Mihalfi regresó al ex combatiente de la Guerra de Malvinas, por gestiones de la Embajada Argentina. En el acto estuvieron presentes el embajador Dante Dovena, la periodista Natasha Niebieskikwiat, autora del libro “Lagrimas de Hielo”, y el ex combatiente Silvio Katz.
El caso de Mihalfi está vinculado al de Katz, que ha denunciado ante la Justicia y la prensa los abusos cometidos contra los soldados por sus propios superiores durante aquel conflicto.
Ambos fueron destinados al Regimiento III de Infantería Mecanizada de la Tablada, de ahí al Palomar, luego a Río Gallegos y por último los embarcaron a las Malvinas.
El jefe de asesores de la sede diplomática, Victorio Pirillo, halló la condecoración accidentalmente en una galería. Constató que dicha medalla era auténtica, que estaba empeñada y que su dueño no se encontraba en el país. El también dirigente de Vicente López dijo: “En una galería plagada de insignias militares de distintos ejércitos, miré hacia abajo y en un lugar muy chico vi la medalla de las Malvinas con el nombre del ex combatiente en el dorso”.
Durante el acto, Mihalfi expresó que “así como hay civiles buenos y civiles malos, hay militares malos como los que nos torturaron y hay militares buenos, como los que me rescataron y me salvaron la vida”.
Cabe destacar que a raíz del testimonio de Mihalfi y Katz, entre otros, el Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, pidió esta semana a la Corte Suprema de Justicia que considere delitos de lesa humanidad y por tanto imprescriptibles las torturas de sus superiores a soldados que combatieron en Malvinas.