Luego de la histórica votación en el Senado, el vicepresidente pasó a ocupar el centro de la escena política. Sus correligionarios, aliados o no en la Concertación Plural, usarían su figura para intentar relanzar el espacio alejados del paraguas kirchnerista. Quieren más protagonismo.
Los radicales de la Concertación Plural buscan unirse y estrechar lazos lejos del paraguas kirchnerista. Luego de la histórica votación en el Senado, la figura de Cobos pasó a ocupar el centro de la escena política con –mayoritariamente- buena llegada a los sectores medios. La circunstancia y el protagonismo del mendocino les dio entusiasmo para buscar obtener mayor relevancia en las decisiones oficiales. Este panorama se enmarca dentro de algunas versiones de reorganización en la UCR.
Los referentes del radicalismo K acordaron limar asperezas luego de las posturas divididas que mantuvieron en torno a las retenciones móviles. Quieren hacer valer el momento para pedir mayor peso en la política oficial. De no conseguir lo que buscan se alejarían del sector y negociarían una alternativa con el peronismo disidente o la UCR tradicional, donde ahora –al parecer- se los espera con los brazos abiertos. En plena batalla electoral, los correligionarios habían sido expulsados del partido.
El principal operador político de Cobos en Mendoza, el ex diputado Alfredo Cornejo afirmó que "el Gobierno ha perdido pero el país ha ganado en calidad democrática". Consideró al vicepresidente como "un político diferente", y pidió un gesto de arrepentimiento a la dirigencia del partido para que Cobos vuelva a ser afiliado a la UCR y se convoque a elecciones internas.
Volviendo al Senado, Cobos consultó a tres radicales K durante la sesión: los intendentes de Godoy Cruz, y de Junín, Mario Meoni, además del jefe de la bancada de diputados, Daniel Katz.
La primera misión que se dieron tras la votación fue tratar de aplacar la ira del gobernador Miguel Saiz, el que más jugó al lado del kirchnerismo en las horas decisivas. "Estoy con bronca. Ni me atendió el teléfono", se quejó Saiz, quien recién pudo hablar con Cobos después de la votación.
Más comprensivo, el mandatario santiagueño Gerardo Zamora (aseguran que apoyó a los Kirchner sin sobreactuar) les confesó: "a Julio lo entiendo". El tercer gobernador, Arturo Colombi, de Corrientes, fue el primero en hacer público su apoyo a Cobos.
Tras la catarsis a distancia, quedaron en reunirse para rediseñar la estrategia del sector, junto al centenar de intendentes -tocados por el conflicto agrario- que venía jugando con Cobos y los legisladores que votaron contra las retenciones.
"Compartiendo el programa de Gobierno, pero tienen que desterrar ciertos manejos", dijo Meoni. La idea que predomina es no tomar ninguna decisión terminante hasta que en diciembre Zamora afronte su aspiración de ser reelecto.
Los únicos excluidos de la movida son, por el momento, los radicales que se mantienen incondicionales al matrimonio Kirchner. Allí se alinea un único intendente, Enrique García, de Vicente López -Gustavo Posse se pasó al vecinalismo y en San Martín se sospecha que Ivoskus seguirá siendo fiel-, y más de la mitad de los diputados, junto a los funcionarios Miguel Pesce (vice del Central), Alejandro Tullio (director Electoral) y Gustavo López (a cargo del Sistema de Medios). En cambio, el subsecretario de Cancillería, Horacio "Pechi" Quiroga, juega para el cobismo.
Por su parte, el ex presidente de la UCR, coprovinciano, y hasta hace algunas horas enemigo intimo del vicepresidente, manifestó: “Cobos ha sido racional, coherente y valiente", y remarcó que esta vez fue una decisión que coincide con el pensamiento radical.
Consciente de haber sido el principal promotor de la expulsión de Cobos de la UCR, Iglesias dijo que sería "oportunista" pretender aprovechar esta actitud del vicepresidente para que vuelva al partido. La relación entre estos dos mendocinos se quebró durante la gestión de Cobos como gobernador, en 2005. Iglesias lo había elegido como su sucesor y no le perdonó que tomara vuelo político propio y tomara decisiones sin consultar al hasta entonces líder de la UCR local.
Otro radical mendocino que defendió el voto de Cobos fue el senador Ernesto Sanz. "Fue una decisión impecable desde el punto de vista institucional, humano y político. Cobos tuvo mucha valentía y mucha dignidad, y así como en algún momento le reprochamos su acercamiento con el kirchnerismo, hoy no tengo más que palabras de elogio para él".
¿RADICALISMO C?
¿Qué le convenía hacer a Cobos? Este ingeniero mendocino, de 53 años, casado y padre de tres hijos, mencionó varias veces una virtud que no parece dominar en gran parte de la dirigencia del país: el sentido común. Después de dormir menos de dos horas, dejó en claro ante los periodistas que la crisis política se hubiese desatado si él renunciaba; que mantenía ya algunas diferencias con el Gobierno (mencionó el Indec y la coparticipación, por ejemplo) y nunca respondió a las críticas. Habló, nuevamente, en un tono conciliador.
Esbozó también su idea, en forma elíptica, de retornar a la UCR orgánica, su partido de origen, del cual fue expulsado junto a otros radicales convertidos al kirchnerismo. Si bien los tocó al pasar, los puntos de disonancia que remarcó con la administración Kirchner encierran todo un mensaje de la agenda central.
¿Puede Cobos transformar ese voto histórico en la catapulta de un espacio de poder? Las condiciones parecen dadas, pero sus intenciones, por ahora, son uno de los grandes acertijos que deberá descifrar tanto la oposición como el golpeado oficialismo K.
“Cobos puede ser la figura que aglutine al radicalismo para recuperar la fuerza del partido”, leyó ayer un importante dirigente de la UCR.
El senador Gerardo Morales, titular de la UCR, es otra de las personas que salió muy bien parada del conflicto. Morales y Cobos se hablan poco y nada. Incluso hasta los intendentes radicales más independientes, como Miguel Lunghi (Tandil), declararon que habría que analizar muy bien una amnistía para Cobos.
El vicepresidente tuvo otro gesto diferenciador. Dijo que la gente quiere que “cambiemos las formas de conducir” y que “el mundo no comprende esta situación”. Esta pseudo autocrítica encerró otro tiro por elevación para los K, que por el momento parecen no haber captado el mensaje del Congreso de la Nación, donde está representada la ciudadanía del país.
Diversos intendentes radicales vieron ayer la posibilidad de que Cobos se transforme en el hombre fuerte para reconstruir el partido. Otros radicales ex K, como Cachi Gutiérrez (Pergamino), no quisieron ser tan aventurados, aunque los más osados hablan de radicales C en lugar de K. Es que hasta cambió la forma de denominar a las corrientes de poder. Sin dudas, un nuevo país ha nacido, con el líder menos pensado.