Los casos de Violencia doméstica son un mal que aquejan no sólo a la Argentina, sino a toda Latinoamérica, según datos que se desprenden de un informe de UNICEF, 80 mil chicos mueren al año como consecuencia de ella.
Por Mara Fernández Brozzi
“Estado Mundial de la Infancia 2007” es como se denomina al informe elaborado por U.N.I.C.E.F., el mismo que arroja que 80 mil chicos mueren todos los años a causa de la violencia en sus casas y que 6 millones sufren maltratos.La Violencia doméstica no tiene como víctima sólo a las mujeres y niños, pero el porcentaje es considerablemente mayor en estos dos casos, generalmente es el hombre quien golpea, y esto es consecuencia directa de la desigualdad entre géneros.
El hecho es de una gravedad alarmante, la cifra elevada de muertes por este tipo de violencia, lejos de mermar, aumenta día a día; y mucho de esto puede deberse a que perdura en la población la errónea idea que aquello que ocurre dentro de los hogares pertenece al ámbito privado, aún cuando se violen Derechos Humanos que tienen a los Estados como garantes últimos. El considerarlo un hecho privado conlleva a que no se realicen denuncias, y el no tener asiento penal permite que sigan ocurriendo de manera habitual y constante, haciendo del hogar el peor de los refugios.
En Capital Federal por ejemplo, según cifras oficiales, se han triplicado las denuncias por violencia doméstica en la última década. Los datos del Centro de Informática del Poder Judicial dicen que, en 1995, las denuncias por violencia familiar fueron 1.009 y que en 2005 éstas subieron a 3.437. Muchos especialistas coinciden en que a partir del año 2000 comenzó una escalada de violencia, no sólo en cantidad sino también en la gravedad de los hechos que la provocan.
El 76% de las víctimas son mujeres, el 16% niños y el 8% varones, ancianos y discapacitados. Existen otros números que están relacionados con las causas de protección de personas, que muestran el maltrato más grave, éstas vienen generalmente de denuncias de hospitales, escuelas, policía, defensorías de menores, etc.
Resulta difícil precisar un esquema típico familiar, ya que la violencia puede ser física o psíquica, y ocurre en todas las clases sociales, culturales y en todas las edades.Comúnmente escuchamos, de distintos profesionales del tema, que el maltrato tiende a naturalizarse, esto quiere decir que se torna “cotidiano”, sobre todo a través de conductas violentas que no son sancionadas como tales. Muchas de las personas que maltratan son consideradas, y así se consideran a sí mismos, como de mayor poder dentro del núcleo, es, habitualmente, un precepto compartido por el grupo familiar en conflicto; y las personas agredidas son consideradas por quien las maltrata, y también por ellas mismas, como de menos poder dentro de la familia.Un juego terrible de víctimas y verdugos, con el componente especial que es, en muchos casos, la misma sangre quien imparte el terror a su misma sangre, en el caso de padres que golpean a sus hijos, por ejemplo.
Estas situaciones ubica a las víctimas en un lugar de vulnerabilidad extrema, en este sentido la violencia ejercida sobre mujeres y niños reviste, estadísticamente, la mayor cantidad de casos.
Cuando se hace mención de la violencia física, en su mayoría son lesiones leves, que al no dejar marcas desaparecen en pocos días; quienes padecen estas situaciones normalmente son reticentes a denunciar lo que les pasa. Esto ocurre por varias razones, según demuestran diferentes estudios realizados, por un lado porque se mantiene la espera de un cambio espontáneo de quien arremete, por otro lado se aceptan las disculpas del agresor, y se creen las promesas que dicen que no lo volverá a hacer (es este un rasgo característico); también influye el miedo al prejuicio social, las convicciones ético-religiosas, la dependencia económica, el temor a las represalias, la falta de esperanzas en la eficiencia de la justicia, etc.
El maltrato reviste demasiadas aristas posibles de estudio y observación, pero tal vez, el más significante, entre muchos de los motivos que se han enumerado, es el sostenimiento del vínculo violento. Como un círculo difícil de ser cortado, difícil de abandonar, difícil de reconocer y salir de ese espiral de violencia.
El Estado ocupa un lugar de absoluta importancia y responsabilidad en torno a esto, es el que debe velar por la protección de las personas involucradas, y esto puede hacerlo desde acciones concretas como el dictado de leyes y demás normativas jurídicas, entre muchas otras medidas.Es importante aclarar que la represión por parte del Estado al agresor no resuelve el problema, resulta clave que se lo asista psicológicamente, ya que él, la o los agresores, en muchos casos, sólo ejercen violencia en el ámbito privado de su hogar, en la intimidad de su familia y en otros ámbitos poseen un comportamiento cordial y afectuoso.
Para ayudar a salir a quien está dentro de ese círculo peligroso, es importante empezar a mirar dentro de él y no fuera.
• CONSEJO NACIONAL DE LA MUJER: www.cnm.gov.ar
• SERVICIOS TELEFÓNICOS PARA VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA: 666-8537
• COMISARÍA DE LA MUJER DE SAN MARTÍN: 4512-6712 interno53140
• LINEA GRATUITA SAN MARTÍN: 0800-222-22876
• RED NACIONAL PREVENTIVO ASISTENCIAL DEL MALTRATO INFANTIL: 4463-8569, [email protected], sitio www.redmaltratoinfantil.org