RESPUESTA MUNICIPAL ANTE LA GRIPE A H1 N1 HOSPITAL DIEGO THOMPSON.
Informe de la situación (Junio, Julio y Agosto de 2009)
Los primeros casos de esta nueva gripe se diagnosticaron en el Distrito Federal de Méjico a partir de la última semana del mes de marzo de 2009. El día 10 de junio de 2009, la Organización Mundial de la Salud elevó el alerta epidemiológico al nivel 6…
Durante los meses de junio y julio, el Hospital Municipal fue un caos, como era de esperar. Con motivo del tantas veces denunciado éxodo de profesionales por maltrato y bajos salarios, las guardias estaban incompletas y así siguieron durante toda la epidemia a pesar de los parches que se intentaron con los médicos reemplazantes.
Los Clínicos de guardia estaban sobrecargados de trabajo y con síntomas de agotamiento y Burn out.
En la Sala de Espera, boxes y camas de internación de la Guardia se agolpaban todo tipo de pacientes. Hipertensos, asmáticos, diabéticos, heridos para suturar, casos quirúrgicos y personas internadas en observación o en espera de derivación, mezclados -en un riesgoso cambalache epidemiológico- con decenas de personas esperando ser asistidas con cuadros respiratorios y febriles. Todos tosiendo y estornudando. Contagiándose si no tenían gripe y contagiando a otros si la tenían.
A este dantesco panorama se sumaban las filas de preocupadas madres, que con sus hijos a cuestas, esperaban horas para consultar a los 2 Pediatras de guardia que llegaron a atender más de 300 consultas diarias.
Durante los dos primeros meses de epidemia, no hubo normativas oficiales desde la Secretaría sobre la prevención para el equipo de salud. El personal y los médicos, debían comprar sus propios barbijos N 95 porque no se proveían desde la Municipalidad.
En el Hospital Diego Thompson, la primera reunión oficial del Jefe de Departamento Médico, Jefe de Medicina Preventiva y una Infectóloga de la Municipalidad, con los Jefes de Guardia y los Jefes de Servicio para dar información oficial fue el viernes 26 de junio de 2009 (dos días antes de la elección), cuando ya habíamos pasado dos meses con el virus entre nosotros.
Se enfrentó la epidemia de gripe A H1N1 sin asesoramiento alguno, con guardias diezmadas, servicios desmantelados, pocas camas, respiradores obsoletos y falta de insumos. Pero lo que mas se notó fue la falta de reflejos y de respuestas rápidas.
En ese momento (26 de junio) el Hospital Municipal contaba con sólo 10 tratamientos del antiviral Tamiflu para tratar a los infectados de todo San Martín.
Se indicó la restricción de la cirugía programada (que todavía continúa) y se destinó una sala para los pacientes respiratorios no complicados.
El lunes siguiente a la elección legislativa (29-6) cambió el Ministro de Salud de la Nación y las normativas del viernes 26 de junio quedaron sin efecto. Se comenzó a indicar oseltamivir (Tamiflu) a todos los casos con fiebre mayor de 38º C sin hacer hisopados (la provisión del antiviral tardó un par de semanas más en llegar a normalizarse) y recién entonces se inició la provisión de barbijos adecuados y alcohol en gel para las guardias y consultorios.
En ese momento -luego de dos meses de epidemia- se dispuso que funcionara un Consultorio de Gripe en un ámbito físico apartado de la guardia (26 de junio).
En San Martín, Secretario de Salud, además de “estar agotado” no es sanitarista. El Subsecretario de Salud no es médico y el jefe de Medicina Preventiva no es un infectólogo ni un pediatra, sino un cirujano que no opera… Como ocurre siempre que improvisados sin idoneidad y sin conocimiento están a cargo de algo, las cosas se hacen mal.
El Consultorio de Gripe se ubicó en el medio del Hospital, sobre el pasillo principal, frente a Rayos. En ese lugar circulaba todo el mundo: pacientes, profesionales, familiares, personal administrativo, de mantenimiento, carros con la comida, etc. que pasaban al lado de la larga fila de pacientes respiratorios febriles que esperaban para ser atendidos. Esta grotesca situación duró dos semanas más. Luego de varios días de meditación y debate, alguien se dio cuenta de la aberración sanitaria que se había cometido y entonces reubicaron ese consultorio sobre la calle Matheu, restringiéndose la circulación en el pasillo principal.
Dos semanas después de la elección legislativa y decretado el asueto sanitario, la situación general tendió a normalizarse, en gran medida por la caída notoria del número de consultas que se registró en todos los ámbitos.
Solo en ese momento se estableció con regularidad la provisión de Tamiflu y barbijos para los médicos y el personal.
Varios profesionales, técnicos y de enfermeros se enfermaron y debieron guardar reposo, afortunadamente con buena evolución.
En el partido de General San Martín, la última cifra oficial es de 7 muertes confirmadas, en tanto que en todo el país se registran más de 340 decesos, mientras que, de otros 400 pacientes fallecidos se aguarda la confirmación de laboratorio.
Somos concientes que estamos ante una situación nueva que genera nuevos problemas y que el colapso era, en cierta manera, previsible. Pero no se pueden cometer tantos errores cuando está en juego la vida de tantas personas.
No contamos con estadísticas por lo dispar que fue el diagnóstico y el tratamiento alo largo de estos meses. Sabremos el número de muertos y los casos confirmados pero el número de infectados sólo podrá ser estimativo. Será difícil sacar conclusiones sin estadísticas.
Cabe resaltar que una vez más, con sus crónicas carencias y su maltratado Recurso Humano, fue el Hospital Público el que dio respuestas a TODA LA POBLACIÓN, sin importar que tuvieran obra social o no. El equipo de Salud aumentó su capacidad de atención y multiplicó esfuerzos solidariamente.
La actuación del cuerpo médico y del personal del Hospital frente a la Epidemia fue ejemplar y merece un Reconocimiento.
Ojala que los Funcionarios de Salud y el Intendente que los nombra en sus cargos, asuman sus errores y los asimilen como enseñanzas para no comprometer más vidas, con el Dengue, con la Gripe o con otras patologías.
Pedimos políticas Sociales y de Salud. Que además de inaugurar el “nuevo hospital”, piensen un poco en el futuro de una Salud Pública en serio para los vecinos de San Martín.
No basta con pintar un mural del Dr. Carrillo en la pared del Thompson. Hay que leer lo que escribió y poner en práctica las enseñanzas y el legado del gran sanitarista.
“MEDICOS DE SAN MARTIN”