Docentes, alumnos y familiares marcharon y realizaron una clase pública el pasado miércoles en Avenida Centenario y Belgrano. Buscan mantener el proyecto educativo del colegio, que está a punto de pasar a la órbita del Ministerio de Educación bonaerense.
El pasado miércoles 17 de noviembre, en Avenida Centenario y Belgrano, pleno centro de San Isidro, se desarrolló una clase pública para “no perder el proyecto del colegio”. “La comunidad educativa del Nacional de San Isidro sale a la calle", afirmaron los docentes y alumnos, que resisten a la aplicación de la Ley Federal de Educación que provocaría el fin del "Proyecto Educativo de la Escuela". En el establecimiento estudian aproximadamente 1.200 alumnos y trabajan alrededor de 170 docentes.
“Luego de permanecer más de una década en un proceso de incorporación a la UBA, de un día para el otro, en marzo del 2010, nos enteramos que nuestra escuela pasa definitivamente a la Provincia de Buenos Aires, con la consecuente desaparición del Proyecto Educativo y el Cuerpo Docente que lo lleva adelante”, afirmaron los alumnos, familiares y docentes del colegio.
Los docentes de la Escuela Media Nº 8 (Colegio Nacional de San Isidro) explicaron a través de una carta abierta que “la aplicación caótica e irresponsable de la nueva Educación Secundaria generó la reubicación forzada y la pérdida de horas por cierres o fusión de cursos, problemas que se suman a la permanente zozobra por la provisionalidad, a las deplorables condiciones edilicias, los cursos superpoblados, la contención de alumnos con dramáticas condiciones sociales y los magros salarios que nos obligan a recargarnos de tareas para alcanzar un sueldo digno”.
“La aplicación de esta nueva reforma ha tenido una refracción particular en nuestro colegio, que mantuvo durante 14 años su proyecto pedagógico original, a diferencia del resto de las medias provinciales donde se aplicó la Ley Federal de Educación. Mantenerlo fue posible por la lucha de la comunidad educativa, como parte del gran movimiento autoconvocado de resistencia de las ex Escuelas Nacionales”, agrega el texto, y afirma: “Al retomar nuestras tareas el 15 de febrero, nos encontramos ante el hecho consumado de que comenzaban a funcionar en la escuela seis nuevos cursos de un primer año bajo el régimen de la Escuela Secundaria, y que los actuales primeros se convertirían en segundos de la E.S., lo que significaba el puntapié inicial para la desaparición de nuestro proyecto pedagógico en el curso de los próximos cinco años. Esto contradecía el pedido expresado por el cuerpo docente de incorporar los nuevos primeros (ex séptimos) en el marco del proyecto del colegio, e impactaba directamente sobre nuestras condiciones laborales por la cantidad de cargos y horas provisionales existentes, que dado el régimen especial de nuestro colegio, avalado por las sucesivas autoridades de la Dirección General de Educación y Cultura, no pudieron ser titularizados”.
Así las cosas, desde el 22 de febrero, los docentes, padres, estudiantes y ex alumnos de la escuela vienen “realizando asambleas conjuntas” y se han expresado “en forma mayoritaria y categórica por la defensa de nuestro proyecto pedagógico y la garantía de estabilidad laboral”.
Por su parte, una comisión conformada por padres afirma que “esta escuela es uno de los pocos (y casi me atrevería a decir el único) bastión de la educación pública bonaerense cuya comunidad educativa resistió la aplicación de la Ley Federal de Educación en los años ´90 y constituyó un modelo de escuela pública que ha deparado muy buenos resultados pedagógicos, tal como lo demuestran sus graduados; sin embargo, hoy está a punto de ser derribado por la ineptitud, ineficacia y tal vez por conveniencias o intereses políticos de algunos funcionarios públicos”.
El Colegio Nacional de San Isidro se mantuvo por fuera del sistema de EGB y Polimodal, gracias a la lucha permanente y comprometida de su comunidad contra las Leyes Federal y de Transferencia de los 90. Esto le permitió conservar un proyecto educativo similar al de los viejos colegios nacionales y, con ello, su calidad educativa. Este proyecto se sostiene sobre la base de un cuerpo de profesores estable, con carga horaria concentrada, identidad y compromiso con la institución y de la existencia de horas extra-clases que permiten brindar a los alumnos tutorías, apoyos gratuitos, materias optativas y orientación para elaborar una monografía en el último año.
Hoy, la comunidad de la escuela pelea por conservar un proyecto pedagógico que es un modelo vivo de la escuela pública: gratuita, laica, científica, comprometida con los derechos humanos y que fomente el pensamiento crítico.