El 24 de marzo de 1976 el pueblo argentino sufrió el sexto golpe de estado en su historia moderna. La junta militar que usurpó el poder del Estado, denominó su intervención “Proceso de Reorganización nacional”. Este golpe militar a diferencia de los precedentes, abrió una etapa en la historia nacional cuyas consecuencias aun hoy se mantienen con toda su fuerza de origen. No hemos logrado cerrar esta etapa.
El meticuloso plan del gobierno de la dictadura militar, se desplegó al conjunto de la sociedad argentina, con una metodología inédita hasta ese momento, por su envergadura y concepción integral. El llamado proceso de reorganización nacional, consistía en la apertura económica a los capitales extranjeros, profundización del modelo agroexportador y en el desmantelamiento de los polos de desarrollo industrial, en los cuales se concentraban los sectores sociales mas dinámicos, en la puja por lograr justicia social y una mayor distribución de la riqueza.
Para el logro de estos objetivos la dictadura militar utilizó todo el poder que le daba el control del estado, para anular toda oposición política y social. El disciplinamiento social, llevado a niveles solo comprobables con el nazismo y el fascismo, fue logrado con la abrogación de todos los derechos humanos consagrados constitucionalmente. La eliminación física, la tortura, la desaparición forzosa en los centros clandestinos de detenciones, robo de bebes y de propiedades de miles de argentinos, fue la metodología llevada adelante por la dictadura militar, para reorganizar el país.
Hoy, a 34 años del golpe militar, en el año del Bicentenario del nacimiento de la Patria, los trabajadores argentinos seguimos viviendo en carne propia, los efectos políticos, sociales y económicos de aquel gobierno genocida. Nuestros hijos, nietos y bisnietos pagarán una deuda externa contraída en esa época, totalmente ilegítima y fraudulenta, como lo demostró con abundante documentación el Juez ballesteros. Marginalidad y exclusión social, pobreza estructural e indigencia. El pasado está presente. De 2000 involucrados en actos de terrorismo de estado, solo 50 están presos. El compañero julio López sigue desaparecido. Estas son pruebas irrefutables, que muestran que las heridas de nuestro pasado siguen abiertas.
El Sindicato de Trabajadores Municipales de San Miguel, José C. Paz y Malvinas Argentinas, que sufrió la persecución, la detención y tortura de algunos de sus dirigentes y la desaparición de nuestro compañero Tomás Quinteros, reafirma su postura histórica ante el golpe militar de 1976: ni olvido ni perdón, cárcel común a los genocidas, restitución de la identidad de los jóvenes apropiados. Aparición con vida de Julio López, ante una justicia lenta, ¡Inversión de la prueba!
SINDICATO DE TRABAJADORES MUNICIPALES DE SAN MIGUEL, JOSE C. PAZ Y MALVINAS ARGENTINAS
Juan Carlos Miguens - Secretario de Derechos Humanos
Alberto López Camelo - Secretario General