El Gobierno resolvió modificar el escenario del acto por el Día del Veterano de la Guerra de las Islas Malvinas. Con el fin de proteger a la Presidente, la ceremonia se hará en El Palomar.
Fuente: Diario La Nación
El Gobierno resolvió modificar el escenario del acto por el Día del Veterano de la Guerra de las islas Malvinas, que se realizará mañana. Para garantizar la seguridad de la presidenta Cristina Kirchner, se optó por efectuar la ceremonia en la base aérea de El Palomar en lugar de desarrollarla en el Regimiento de Granaderos, tal como estaba previsto.
La unidad de escolta presidencial tiene su base en el barrio porteño de Las Cañitas, donde se sintió con fuerza el cacerolazo del martes último. Y no cuenta con helipuerto, por lo que la Presidenta hubiera estado obligada a llegar en auto y quedar así expuesta a posibles protestas callejeras.
Otro punto de fricción se mantiene pese al cambio de lugar, también relacionado con el reclamo del campo. Los ex combatientes están muy enojados por las declaraciones del piquetero Emilio Pérsico, que la semana pasada, en la Plaza de Mayo, calificó a aquellos que pelearon por la soberanía como "fascistas". Las agrupaciones de veteranos podrían hacer visible su mal humor, afirman aquellos que tienen frecuente diálogo con los ex soldados.
Pérsico se equivocó la noche del martes último, cuando encabezó grupos de choque junto a Luis D Elía, porque pensó que una bandera de ex soldados, que está instalada desde hace un mes en la Plaza de Mayo, apoyaba la manifestación contra el Gobierno. Ese error puede provocarle a Kirchner un costo político adicional.
Entre los militares se pensaba anoche que la Presidenta decidirá finalmente no concurrir al acto.
Si se confirma el presagio castrense, el conflicto con el campo le quitará a Cristina Kirchner las dos tribunas en las que deseaba hacer un fuerte llamado por la soberanía sobre las islas Malvinas: el acto del 2 de abril y la visita a Gran Bretaña.
En ese último caso, Londres respiró con alivio al conocerse la suspensión del viaje presidencial. Las autoridades británicas siguen con mucha atención los actuales sucesos en la Argentina. Sospechaban que el Gobierno podía usar un atril londinense para subir la tensión con el Reino Unido para tapar los problemas internos. En ese caso estaba prevista una respuesta contundente que hubiera ocasionado un traspié internacional para la Presidenta.
EXPECTATIVAS
Los militares argentinos, en cambio, mantienen la esperanza de contar con la presencia de Cristina Kirchner en el acto por las islas Malvinas. Se habían dado en las últimas semanas importantes acercamientos entre las Fuerzas Armadas y el Gobierno, tendientes a superar las rencillas que arrastran desde 2003. Se especulaba, antes de que la crisis del campo arrasase con todas las agendas públicas, que la Presidenta dirigiría un mensaje positivo para los militares. Poco espacio quedaría hoy para una ceremonia con esas características.
La ministra de Defensa, Nilda Garré, trabajó para generar un espacio favorable al Gobierno. El viernes último, por ejemplo, se reunió con los generales que participaban de una reunión de mandos.
Allí hubo muchas preguntas sobre la situación salarial de los militares. Fueron más los generales que salieron conformes de la reunión que aquellos que terminaron con el ceño fruncido. A todos los sorprendió la respuesta de Garré a una pregunta sobre las críticas que reciben las Fuerzas Armadas de la sociedad por la situación en los años 70. "Ustedes se preparan para dar la vida en combate, así que no pueden asustarlos unos insultos; a los políticos también nos insultan por cosas que hicieron otros". Esa frase sintetiza el buen clima de esa reunión.
Sin embargo, la preocupación militar pasa ahora por no ser usados en conflictos de política interior. Si el Gobierno piensa en algún momento recurrir a las Fuerzas Armadas ante una crisis como la actual, según diversas fuentes castrenses, recibirá una contundente negativa a actuar.