
Hace un par de años, bajo el mandato de Solá, el gobierno de la provincia inició el Consejo de Integración Social, conformado por funcionarios, legisladores y representantes del movimiento piquetero. Estos últimos pasaban de la casi marginalidad política a ocupar espacios en el Estado bonaerense. Con la llegada de Scioli, las cosas cambiaron un poco.
Hace un par de años, bajo el mandato de Solá, el gobierno de la provincia daba inicio al Consejo de Integración Social, conformado por funcionarios, legisladores y representantes del movimiento piquetero. Estos últimos pasaban de la casi marginalidad política a ocupar espacios en el Estado bonaerense. Unos días antes, el Gobernador les daba la bienvenida atribuyéndoles “un grado de organización entre los sectores sociales más postergados que evitó que termináramos en una guerra civil en plena crisis de 2001”.
La participación de los movimientos sociales más afines al poder central en la estructura provincial comenzaba a transitar un camino que, a simple vista, dejaría de ser tan provechoso como parecía en un principio. Es que tras la asunción de Daniel Scioli, el recientemente conformado Consejo comenzó a perder fuerza, hasta prácticamente desaparecer. Si bien no era lo esperado, tampoco causó demasiada sorpresa.
Antes de asumir, el nuevo jefe de Gabinete, Alberto Pérez, fue contundente. Al ser consultado si en el gobierno de Scioli también habría funcionarios piqueteros como en la administración Solá, respondía: “Probablemente no, porque hoy la realidad de la Argentina es otra, muy distinta de la que vivíamos en 2002 o 2003. Los movimientos sociales son y han sido muy importantes, pero ocuparán una función acorde con el momento que estamos viviendo ahora, como, por ejemplo, quedarse al frente de sus cooperativas”. Y desde las cooperativas es que el poder piquetero subsiste. El Gobierno les concede millonarios contratos para la realización de vestimentas, muebles, guardapolvos, entre otras cosas. Estas licitaciones, muchas veces se llevan a cabo de manera directa, por el simple hecho de tratarse de organizaciones sociales.
Si bien el ex presidente y titular del Partido Justicialista, Néstor Kirchner, supo y sabe utilizar a los líderes de estos movimientos o asociaciones como fuerza de choque, en este caso en el conflicto con el campo, el gobernador Scioli ha preferido mantener cierta distancia. Los piqueteros K no son ni fueron del todo bien vistos por el actual mandatario bonaerense, y su presencia en las distintas áreas ministeriales no es fácil de encontrar. Están, pero en menor medida, y en algunos casos en puestos menos trascendentales.
Por otra parte, cabe recordar que con Solá a la cabeza, por ejemplo, Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, pasó en pocos años de cortar rutas junto a Quebracho a ser el segundo de Mario Oporto en la Jefatura de Gabinete. Sin embargo, Luis D’Elía, el líder de la Federación de Tierra y Vivienda, hoy por hoy casi más kirchnerista que la propia presidenta Cristina Fernández, aseguró que “estamos mejor con Scioli, con Solá no teníamos nada”. Y agregó: “Los que estaban bien eran los del Evita”, en referencia al movimiento liderado por Pérsico. Sin embargo, como la mayoría de los consultados, no dejó de destacar que “podría haber algún compañero en algún ministerio o alguna subsecretaría”.
Vale la pena mencionar que con Alberto Pérez al frente, ningún integrante de organizaciones o movimientos sociales ocupa algún cargo en la Jefatura de Gabinete. Si bien los puestos que ocupan los piqueteros dentro de la estructura ministerial son de menor rango, los trabajos que se les otorga a los cooperativistas son más grandes, y hasta a veces más sofisticados. Esa es la razón por la cual los movimientos que no aportaron demasiados funcionarios a Solá se sienten más a gusto con el ex motonauta.
Libres del Sur, la fusión compuesta por Barrios de Pie, la Agrupación Martín Fierro, el Frente Barrial 19 de Diciembre, la Agrupación Envar El Kadri, la Corriente Patria Libre y el Partido Comunista Congreso, que forma parte del Frente para la Victoria desde principios de 2006, fue una de las organizaciones que pasaron sus momentos más fructíferos antes del arribo de Scioli. Sin pelos en la lengua, la actual diputada oficialista bonaerense Laura Berardo remarcó con insistencia que en relación a la experiencia que “tuvimos el año pasado, en esta oportunidad tenemos una presencia mucho menor y con menor incidencia”.
Además agregó que el Consejo de Integración Social, que fue uno de los puntos de partida de la inclusión de las organizaciones piqueteras en el mundo de la política bonaerense, ya no existe. “Hay que profundizar y buscar caminos donde realmente las organizaciones sociales podamos ayudar a que las políticas públicas lleguen al conjunto de los sectores más humildes de la provincia de Buenos Aires, poder aportar o ayudar desde nuestra mirada a repensar cómo hacer para que esas políticas lleguen a quienes tienen que llegar”, explicó la legisladora de Libres del Sur.
“Somos las organizaciones sociales las que estamos al lado de los que más necesitan. Hoy por hoy no hay un ámbito donde los movimientos podamos analizar cómo hacemos para que las políticas públicas funcionen con los más necesitados. No alcanza sólo con mirar desde el ministerio de Desarrollo”, sentenció la diputada.
A pesar de la posición de Scioli y de los dichos de Alberto Pérez antes de su asunción, los dirigentes sociales continúan ocupando cargos en los distintos ministerios. No son tantos como en 2006 y 2007, pero de a poco se van sumando. Al igual que los millonarios contratos. Sin ir más lejos, en unos días el titular de la cartera educativa, Mario Oporto, nombrará a dos nuevos directores provenientes del FTV y del Movimiento Evita.
Fuente: Revista La Tecla