
La selección dirigida por Didier Deschamps, ex futbolista campeón con Francia en el Mundial de 1998 como jugador y como entrenador en Rusia 2018, está en una nueva final de la Copa del Mundo en busca de su tercera estrella. ¿Cómo juega?
La Selección de Francia está repleta de figuras, tan así que a pesar de sufrir durísimas bajas pudo reponerse y jugar como si fuera con todos los titulares de siempre. Antes del inicio del Mundial perdió a su doble cinco P. Pogba-N. Kanté, lo mejor del Francia campeón, a su central Presnel Kimpembe y al último ganador del Balón de Oro, Karim Benzema.
Para colmo, a días de la semifinal el «virus del Camello» llegó al plantel francés y Deschamps tuvo que sacar jugadores de la galera para reemplazar a Rabiot, mediocampista que venía siendo de los mejores del plantel, y al central Upamecano. I. Konaté y Y. Fofana fueron los botes salvavidas y funcaron correctamente en ni más ni menos que una semifinal.
Para la final contra la Selección de Argentina, otro afectado por este virus es Kingsley Coman, quien no es titular pero siempre fue un buen recambio para dañar a las defensas cansadas con su gran impacto en velocidad. Los tres afectados están en duda para la convocación del partido del domingo.
¿Cómo juega Francia?
Hugo Lloris es el arquero. Milita en el Tottenham y es uno de los mayores referentes del plantel. Con el partido del domingo se convertirá en el portero con más presencias en un Mundial (20) dejando por detrás a Manuel Neuer (19).
La defensa está conformada por Jules Koundé, central del Barcelona que se reconvirtió en un gran lateral derecho, Raphael Varane-Ibrahima Konaté, la dupla de centrales,y Theo Hernández, la figura opacada por los delanteros que silenciosamente por su banda izquierda puede apuñalar las defensar rivales.
El mediocampo tiene un claro rol, ser el centro de recuperación y desprenderse rápidamente del balón hacia sus delanteros para salir al contragolpe con la velocidad de sus puntas. Conformado por Aurelien Tchouameni, quien contempla un buen manejo de pelota, y Youssouf Fofana, que reemplazó a Rabiot y se dedicó exclusivamente a la defensa.
El interconector entre la defensa y el mediocampo con la delantera es Antoine Griezmann, que de los volantes creativos es quien realiza el trabajo sucio. Juega simple, no brilla en el campo, pero recupera balones cuando nadie se lo espera y como una araña maneja los hilos del equipo y equilibra la desorganización que producen los delanteros con su gran sentido de orientación.
La delantera, la triple amenaza que no necesita tener la posesión de pelota para dañar. Claro, con administrar bien los espacios sin pelota el resto del equipo sabe que ellos ya están dispuestos para salir de contra con los puntas que están recostados en las bandas (Kylian Mbappé por izquierda y Ousmane Dembélé por derecha) y con el tanque de nueve (Oliver Giroud).
Sus extremos son dos balas que con dos toques pueden sacarle varios metros de distancia a los defensas y para colmo por el medio se encuentra un cazador nato que a la primera que tiene vacuna a diestra y siniestra.
Francia no es un equipo que dañe con posesiones largas, tampoco es ofensivo, más bien se recuesta en su campo para luego jugar con su arma preferida: el contragolpe liderado por Mbappé, su máxima figura que a los 23 años puede convertirse en bicampeón del mundo.