La Casa Rosada intenta manipular la percepción pública de quien saldrá segundo para evitar el ballotage. Las sospechas de Lavagna y Carrió, y la operación Xillium.
Fuente: La Política OnLine
Roberto Lavagna denunció que el gobierno instala a través de encuestadores contratados que Lilita Carrió es quien más se acerca al ballotage porque es la rival elegida, ya que no ofrecería garantías de “gobernabilidad” y por ello, suponen, refuerza las chances de Cristina Kirchner de vencer, aún en la eventualidad de una segunda vuelta.
Pero otra versión más inquietante circulaba hoy en el poder: El notable ascenso en las encuestas de Alberto Rodríguez Saá, estaría siendo impulsado por las usinas oficiales, para quitarle precisamente potenciales votantes peronistas a Carrió, quien ya se encontraría cerca del 20 por ciento.
Con el habitual tono bromista que utilizan los peronistas, en las ultimas horas dos funcionarios del gobierno nacional confesaron a La Política Online que en la Casa Rosada se refieren al operativo para “inflar” a Rodríguez Saá como “Operación Xillium”, en referencia a los supuestos viajes interplanetarios a ese astro que haría el puntano, según la leyenda que acuñaron sus opositores.
La idea del oficialismo sería instalar la sensación de un Rodríguez Saá con chances de alcanzar el segundo lugar para evitar que los peronistas anti kirchneristas, cedan al argumento del “voto estratégico” o “voto útil” que difunde Elisa Carrió, y le aporten aún más chances de forzar una segunda vuelta.
Las fuentes oficiales consultadas por La Política Online reconocieron que según sus sondeos –no los que publican-, Carrió estaría cerca de superar el 20 por ciento de intención de voto –incluso sin la proyección de indecisos-, lo que pone en riesgo el 40 por ciento que necesita Cristina Kirchner para aguardar tranquila el 28 próximo.
Así, según esta análisis, Con Lilita en franco crecimiento y Cristina estancada, la posibilidad de que los peronistas no kirchneristas terminen inclinándose por Carrió pone en apuros al gobierno.
EL ANTECEDENTE DEL 2003
La creación intelectual de esta maniobra se la adjudican en la Casa Rosada al operador presidencial Juan Carlos Mazzón, pero tiene un antecedente inmediato, del que ya se beneficio en su momento Néstor Kirchner. En las elecciones de 2003, cuando Carlos Menem se perfilaba primero y las especulaciones indicaban que podría sacar una indescontable diferencia de 10 puntos, los operadores de Eduardo Duhalde, por entonces presidente y principal apoyo de Kirchner, mandaron a difundir encuestas que lo daban a Ricardo López Murphy con posibilidades de alcanzar el ballotage.
En ese entonces, López Murphy contaba con un 11 por ciento real de intención de voto, y el duhaldismo hizo circular encuestas en las que el ex ministro concentraba el 24 por ciento de las preferencias del electorado y que podía ir a segunda vuelta. Así, muchos electores de centroderecha que preferían, de ser posible, evitar una tercera presidencia de Menem, se inclinaron por el economista.
Resultado: López Murphy trepó de un 11 por ciento real a un 17 por ciento y se llevó seis puntos que posiblemente hubiesen correspondido a Menem si los votantes hubiesen sabido que López Murphy no tenía posibilidades de ganar. El riojano en lugar del 30 por ciento que se esperaba se estancó en un 24 por ciento, a solo dos puntos sobre Kirchner y se terminó bajando de la segunda vuelta. Pero si la diferencia hubiese sido de ocho puntos porcentuales probablemente la segunda batalla electoral se hubiese concretado.
De esa experiencia, cuentan las fuentes, nació la idea de Mazzón de entregarle una alternativa al votante del peronismo crítico, ya bastante reacio a votar a Carrió por su supuesto “gorilismo”. En rigor se trata de una simple adaptación del viejo y efectivo apotegma: “Divide y Reinarás”.
Maniobra que sin embargo, no termina de resolver la preocupante tendencia de una candidata oficialista, que hace semanas está estancada en torno al 40 por ciento, piso y techo de su aceptación, que corre el riesgo de caer aún más.